domingo, 24 de enero de 2010

20 de julio en La Coruña: salen las tropas a la calle

A las dos y media de la tarde avanza por junto el Hospital Militar una batería que, protegida por una sección de Infantería, va a colocarse en el Parrote, detrás mismo del edificio de la División, emplazando dos piezas del 7 en la explanada de la antigua cárcel.

Al mismo tiempo, una compañía de Infantería (la 1ª y del 2º) mandada por el Capitán D. Mariano Areizaga, se dirige a la plaza de María Pita, y se interna otra mandada por el Capitán Volta por la calle Orzán camino de la Telefónica, objetivo que persigue también (atravesando la Plaza de Pontevedra y siguiendo por la calle de San Andrés) el Teniente Sarandeses al frente de una sección de la Guardia Civil, mientras otra sección del mismo cuerpo al mando del Teniente González, marcha contra el Palacio de Justicia y la emisora local.

Estas fuerzas, lo mismo que las de Intendencia, Sanidad y todas en fin las que en los primeros momentos tuvieron confiada por el mando militar alguna misión en la calle, fueron recibidas por los diez mil marxistas que en armas había dentro de la ciudad, con nutrido fuego que salía de todas partes, pero que, afortunadamente, casi nunca llegaba a producir bajas.

Sólo la batería instalada en el Parrote, tuvo la desgracia de perder en estos primeros momentos al cabo Santiago Gómez.

Por cierto, que la muerte de este soldado dio ocasión al Capitán Méndez Nava, que con los tenientes Ozores (D. Fernando) y Cañada mandaba la batería, para poner de manifiesto su arrojo y valor sin límites:

Al ver el Capitán caer sin vida al cabo de la batería y heridos a cuatro o cinco individuos, víctimas de los disparos que les hacían desde el Gobierno Civil, mandó se retirasen todos, encargándose él sólo de servir las piezas.

Luego que las fuerzas del Ejército y Guardia Civil hubieron tomado posiciones que les permitiesen atacar los objetivos propuestos, se conminó al Gobernador a que se rindiera, obteniendo de él una rotunda negativa; razón por la cual, se procedió al empleo de la fuerza en todos los sectores a que antes hemos aludido.

Sobre las tres de la tarde, la batería instalada en el Parrote abre fuego contra el Gobierno Civil, lanzando contra él 20 cañonazos con precisión verdaderamente admirable, que son contestados por fuego de ametralladora y mortero, derivados intencionadamente los tiros de estas últimas máquinas, por estar mandadas por el Teniente Reigada, adicto al Movimiento, como su compañero Raúl García al que, la presión de las pistolas, obligaba también a simular que defendía la causa del Gobierno.

El Teniente González consigue ganar a los Guardias de Asalto que custodiaban el Palacio de Justicia y Radio-Coruña, ocupando rapidísimamente estos locales, y adueñándose, después de haber batido con certero fuego la casa de la C. N. T., de toda aquella barriada (1).

La sección mandada por el Teniente Sarandeses avanza con mucha dificultad, pues encuentra una resistencia enorme en la Plaza de Pontevedra y en la calle de San Andrés sobre todo. Llega no obstante hasta la Telefónica, y una vez allí, conmina al sargento que mandaba las fuerzas defensoras a que se rinda y entregue el edificio, contestando el de Asalto, que él no entregaba nada sin orden de sus jefes.

Avisado entonces el Coronel Martín Alonso de esta contestación, comisiona al Capitán Galán (de Gran Prestigio entre los Guardias de Asalto) para que intervenga, por ver si así podía evitarse el derramamiento de sangre. Galán habla por teléfono con el sargento aludido, y le dice, que él mismo en persona va a hacerse cargo de la Telefónica.

-¡A sus órdenes! -contesta el sargento-. No haremos fuego; pero tenga cuidado, mi Teniente, que estamos rodeados de rojos por todas partes.

Sale Galán con un pelotón de 15 a 16 hombres en un coche de la División, y atravesando una prolongada cortina de fuego, después de dejar el coche inutilizado junto a la fábrica de gas, y a la mayor parte de su gente en el camino, llega a la Telefónica con un cabo y dos soldados, apoderándose del edificio sin resistencia alguna por parte de los defensores, pero en medio de una granizada de balas que salían de las casas inmediatas.

Entre tanto, la compañía mandada por el Capitán Volta, en magnífica operación, tenía a raya a los revoltosos en todo el sector que le habían confiado; la sección de ametralladoras había tomado el Ayuntamiento, y la 2ª del 2º había cruzado ya la plaza de María Pita y avanzaba por Riego de Agua -después de haberse apoderado de Telégrafos y Correos- amagando desde muy corta distancia el edificio del Gobierno Civil, que, batido por los certeros disparos de la Artillería y los morteros de 81 milímetros de Infantería, y totalmente desmoralizada su principal defensa (los Guardias de Asalto) al saber que los Tenientes Galán y Miranda estaban con el Ejército (2), ser rindió izando bandera blanca a las cinco y media de la tarde, media hora antes de entrar en el puerto, procedente de Ferrol, el Torpedero Nº 2 (3), y de volar sobre la ciudad dos hidros de la Base de Marín que venían igualmente de la ciudad departamental.

El Gobernador que, contra el parecer de su mujer que le llamaba cobarde y otras lindezas, había tomado la determinación de entregarse, quedó detenido con muchos de sus acompañantes y todas las fuerzas de Asalto que defendían el Gobierno, y que fueron muy pronto puestas en libertad y armadas de nuevo.

Al cerrar la jornada, por tantos conceptos gloriosa, del 20 de julio en La Coruña, quedaban en poder del Ejército toda la ciudad vieja y el resto de la ciudad hasta Juana de Vega, con edificios tan importantes como el Gobierno Civil, Ayuntamiento, Telégrafos y Correos, Telefónica, Radio-Coruña y otros.

(1) Al apoderarse de la Radio, el Teniente González leyó desde ella el Bando de Guerra. A poco suena el teléfono y... la mujer del Gobernador que pregunta: -¿En nombre de quien proclama Vd. el estado de Guerra?

-No tengo por qué darle explicaciones -contesta el Teniente-; pero si tiene Vd. mucho interés en saberlo, le diré que, en nombre de España.

(2) Galán y Miranda, expulsados del Cuerpo por el Gobierno del Frente Popular, habían sido de Asalto y se pusieron luego al frente de estas fuerzas en Coruña.

(3) Al Comandante de este barco ordenó el Teniente Coronel Vallés que metiera todos los barcos en puerto, bien pegados a la dársena, y que hiciera fuego sobre cualquiera embarcación que intentara salir.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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