lunes, 24 de mayo de 2010

Orense: estado social de la provincia

Al estudiar el estado social de Orense, no puede prescindirse de la destacadísima actuación de las sociedades agrarias, puesto que en torno de ellas venía girando, hacía ya treinta años, toda la política social de la provincia.

Por los años de 1905-1907, aparecen en Orense las primeras sociedades de Agricultores, siendo Pinza (Viana del Bollo) y Jares (La Vega) (1) los lugares de su nacimiento.

Estas sociedades, como la que por aquel tiempo funcionaba en el Ayuntamiento de Laroco (2), no tenían otra finalidad práctica, a pesar de lo consignado en sus reglamentos, que oponerse al pago de los impuestos (3), ya que, para cazar prosélitos, no podían invocar como injusto el pago de rentas forales, (pretexto de todas las demás sociedades agrarias) puesto que tales rentas no se conocían en los citados pueblos ni en sus contornos.

En 1907, en todos los Ayuntamiento de la capital, en todos los del Distrito de Bande y en otros muchos de la Provincia, se formaron, alentadas con fines políticos por el Diputado a Cortes por Verín D. Luis Espada, innumerables organizaciones con el carácter de agrarias, que dieron escasas señales de vida, hasta que en 1911, recogió Basilio Álvarez la dirección del movimiento, eficazmente apoyado por los gobernadores Sres. Rojas y Corral, que veían en el agrarismo un auxiliar poderoso para su política.

Basilio Álvarez, llevó la propaganda (4) con tal vehemencia y exaltación, que sus fogosas prédicas le valieron el apelativo de "El León de Beiro".

Bien pronto se extendió el movimiento Agrario por toda la provincia, y aún los pueblos más distantes e ignorados fueron teatro de actos públicos, en los que se buscaba -y se conseguía casi siempre- enardecer a los campesinos con la promesa y la seguridad de que, muy pronto habrían de ver abolidos los foros y suprimidos los consumos y cédulas personales, si secundaban el movimiento aquel con la decisión y energía que se les aconsejaba.

Trabajada la provincia, irradió la propaganda al exterior, siendo sus primeras víctimas los Ayuntamientos de Lugo colindantes con Orense, y una buena parte de los de Pontevedra.

Aquí sobre todo, desplegó D. Basilio una actividad extraordinaria, empujado por el Presidente del Consejo de Ministros don José Canalejas y el Ministro de la Gobernación Sr. Barroso, que pretendían debilitar, mediante la organización agraria, la influencia política de D. Gabino Bugallal, D. Eduardo Cobián y Marqués de Riestra.

Fracasado aquel movimiento y apagados los entusiasmos de los primeros momentos, se inicia un período de decadencia en las organizaciones agrarias, artificiosamente creadas, muchas de las cuales arrastran desde entonces una vida lánguida, y se extinguen otras al faltarles el apoyo e impulso personal de D. Basilio Álvarez, que se había retirado a la Corte, olvidándose de los agrarios que le sirvieran de pedestal.

El aspecto del Agrarismo en Orense, era en 1915 el de un enfermo que, perdido ya el uso de muchos de sus miembros, se acerca visiblemente a la muerte.

Esta hubiera sin duda sobrevenido, si el centro de las sociedades obreras de la capital, viendo en él una fuerza utilizable, no le hubiese prodigado todos sus cuidados, para salvarlo primero, y fortalecerlo después.

Emprenden los directivos de dicho centro la reconstrucción de las llamadas sociedades agrarias; crean otras nuevas allí donde no existían -sobre todo en los Ayuntamientos que forman el distrito de la capital-; las federan luego por municipios, y las fusionan más tarde, formando la "Federación Provincial de Sociedades Campesinas".

A los tres años, en 1917, estaba ya la nueva organización en condiciones de dar los frutos que de ella esperaban sus progenitores, y fue en la huelga revolucionaria de agosto de aquel año, cuando las sociedades obreras confiaban ya el éxito de aquel Movimiento, a la cooperación del elemento campesino organizado.

Posteriormente al 17, todos los conflictos planteados por los obreros de la ciudad, encontraron apoyo y colaboración en el campo, como lo habían de encontrar también más tarde los conatos antipatriotas del frente popular español.

Durante los años 19, 20 y 21, procedieron unidos y de común acuerdo los elementos socialistas del Centro de sociedades obreras, la Federación Agraria Provincial y la media docena de republicanos que había en Orense.

Órgano de esta unión fue "La Zarpa", periódico fundado en julio del 21 con el propósito -por parte de Basilio que volvía a intervenir en estas contiendas- de sacar a relucir los trapos sucios de algunos prosélitos de Barriobero, a quienes, celoso del predominio de éste, quería desprestigiar.

No perdió el tiempo el Abad de Beiro. Prendió la cizaña entre los elementos confederados, y sobrevino la rotura con motivo de una asamblea de la Federación Agraria, en que unos y otros se increparon fieramente, terminando así la unión de republicanos, socialistas y agrarios.

Más tarde, debido acaso al trato de favor que en los años de la Dictadura gozó el partido socialista, casi todas las sociedades agrarias ingresaron en él y militaron bajo sus banderas, hasta el advenimiento de la República, en que muchos se dieron de baja, al ver que los socialistas se habían hecho gubernamentales. Sólo 8, de las 22 Agrarias que había en el distrito de Orense, permanecieron fieles al socialismo; las otras, cuyos componentes eran en su mayoría comunistas, se hicieron autónomas, si bien consintieron en conservar, con las 8 adheridas al socialismo, el nombre común de "Federación de Sociedades Obreras de la Casa del Pueblo de Orense" (5).

El Diputado comunista por Pontevedra Adriano Romero, trató de unificar de nuevo la actuación de estas fuerzas proletario-marxistas, con miras, esta vez, al movimiento revolucionario que la espada del General Franco abortó en julio del 36.

Al efecto atrajo primero a los elementos aquellos que seguían formando parte, aunque de manera pasiva, de las primitivas sociedades agrarias a las que, con manifiesto engaño, encuadró dentro de sus propósitos comunistas, denominándolas "Sociedades de obreros campesinos" (6); formó con las de todas las parroquias la "Federación Municipal"; federó las municipales en la Provincial y estas en la Regional, para unirlas luego con todas las de España en una "Federación Nacional Campesina".

De este modo -aun cuando aquella organización parecía no estar indicada en Galicia, en donde el minifundio constituye el problema antagónico del latifundio andaluz y extremeño, y cada uno por consiguiente, cultiva sus propias fincas- se vio el campesino gallego (estimulado por la esperanza de que no pagaría más impuestos ni al Estado, ni al Municipio, ni a la Provincia) enrolado en sociedades de marcado sello comunista, contrarias en absoluto a su carácter y a su propios intereses. Porque, si hay alguien por propio impulso opuesto al comunismo, nadie ciertamente como el campesino gallego, que no consentiría nunca que, se repartiese aquel pedazo de tierra que heredó de sus padres, aumentó a cosa de grandes privaciones y sacrificios sufridos con frecuencia en país extraño, y cerró finalmente con un seto, una empalizada o un muro, que le costó acaso cien veces más de lo que la propiedad valía.

Con todo -repetimos- la organización comunista prendió en los trabajadores del agro, y estos formaban con los de la ciudad, en julio del 36, un total de más de doscientas sociedades en la provincia, de las que participaba ésta, el carácter general, marcadamente comunista, que en el aspecto social la distinguía.

(1) Formaban parte de la directiva de esta sociedad, e inspiraban y dirigían su actuación, "Los Favianes", dos sujetos licenciados de presidio.

(2) Dirigida por el Párroco, a quien el Sr. Obispo de Astorga tuvo que recordar sus deberes.

(3) Trastornando la vida económica y administrativa de la provincia. Los Ayuntamientos llegaron a deber grandes sumas a la Diputación y al Estado.

(4) Aquellas propagandas de los años 11, 12 y 13, nada tenían que envidiar, ni en intensidad ni en procedimientos -se aconsejaba la violencia y se preconizaban, como lícitos, los medios todos que tendieran al exterminio de cualquiera organización contraria- a las furibundas y rabiosas de los últimos tiempos de la República en España.

(5) Principales dirigentes de esta Federación en los últimos tiempos, fueron: Benigno Álvarez, D. Luis Vidal, Manuel Docampo Pousa, Manuel Gómez del Valle, Fernando Ledo, José Novoa, Benigno Vázquez y otros.

(6) Decimos "con manifiesto engaño" porque lo de "Obreros Campesinos" en Galicia, es una ficción, dado que, efecto de la división de la propiedad rural, puede decirse que obreros asalariados campesinos, no se conocen en Galicia.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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