lunes, 10 de mayo de 2010

Quiroga: estado social

El ambiente de orden, paz y trabajo en que, desde tiempos inmemoriales venía desarrollándose la vida de la comarca toda de Quiroga, apenas turbado hacía unos doce años por la aparición de diversas sociedades agrarias, muertas cuando acababan de nacer, no pudo resistir los embates de la propaganda socialista, iniciada el año 31 en San Clodio de Ribas de Sil por un individuo que llegaba de América con la nota de indeseable en su pasaporte.

Este sujeto, fundó una sociedad de tipo socialista, a la que dieron sus nombres muchos vecinos de San Clodio y otros pueblos limítrofes, y que, incrementada en los años 32 y 33, fue, en el término de Quiroga, la base de los sucesos revolucionarios del Octubre de 1934.

Torveo, Nogueira, Rairos y otros pueblos, se alzaron entonces en armas, con objeto de lanzarse sobre San Clodio a fin de saquear e incendiar luego las casas de las personas significadas como derechistas. La oportuna intervención del Comandante del puesto de Carabineros de Quiroga D. José Dapena, primero, y la decidida actuación del Teniente de la Guardia Civil de Monforte Sr. Sarandeses y guardias a sus órdenes, después, impidió que aquellos bárbaros realizasen sus propósitos.

A partir de este momento (8 de octubre de 1934), no volvió a alterarse el orden (1) hasta que, con el ficticio triunfo del Frente Popular, volvió a dejarse ver el indeseable a quien antes nos hemos referido, Marcelino Fernández (a) "Musolini" que, de nuevo empuña la vara de la Alcaldía de San Clodio y, ayudado por el Procurador de los Tribunales Nicomedes Blanco y un hijo de éste, da principio a una interminable serie de persecuciones y atropellos de que hace víctimas predilectas a los sacerdotes de San Clodio, Quiroga, Bendollo, Bendillo, Hospital y otros, y a las iglesias de Sequeiros, Torveo, Nocedo, Rairos, San Pedro y Satordey, creando con estas y otras violencias (2), el estado verdaderamente caótico en que se hallaba Quiroga en julio de 1936.

(1) Para garantizarlo, permaneció en la comarca, por espacio de tres meses, una sección de Infantería del Regimiento de guarnición en Vigo, a la que varios vecinos de San Clodio rivalizaron en atender y obsequiar, empezando por D. Manuel Batanero que puso bodega y despensa a disposición de las fuerzas.

(2) Amenazaban con expulsar de la Sociedad a todos los que fuesen a Misa y bautizasen a sus hijos, o se casasen canónicamente. Más aún: a un joven afiliado a la Casa del Pueblo, cuando se hallaba gravemente enfermo, llegaron a amenazarle de muerte si se confesaba. Testigo el Párroco D. José Gómez Ferreira, que tuvo que pasar por la amargura de escuchar, de labios del enfermo aquel, cristiano y bueno en el fondo, estas terribles palabras:¡Ay D. José: no puedo confesarme! me han amenazado con asesinarme si me confieso". ¡A las pocas horas, aquel pobre joven, moría sin Sacramentos!

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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