viernes, 23 de abril de 2010

Negreira: estado social; julio de 1936; primeras autoridades.

Contaba el F. P. en Negreira, con dos organizaciones que predominaban sobre otras de menor importancia: "Izquierda Republicana" y "Sociedad Obrera de O. V."

En Negreira, más acaso que en otros pueblos de la provincia, la propaganda llevada a cabo por parte de dirigentes de estas sociedades que, más que con la palabra y con la pluma -estaban incapacitados para ello- predicaban con el ejemplo de la despreocupación, del insulto bravucón y canallesco, y de la ofensa constante, morosa y premeditada a las ideas y sentimientos de los demás, había llegado a formar en la comarca, un sector considerable de opinión, contrario al orden y a la disciplina social, y del todo favorable a las innovaciones revolucionarias.

Era contrarrestada -claro está- esta propaganda, por la acción constante, callada a veces, y desinteresada siempre, de elementos de derechas, que eran los primeros en reconocer y lamentar su impotencia para mejorar la situación, cortar los avances formidables del enemigo, y disipar aquellos nubarrones de revuelta que aparecían sobre el valle de Barcala, hendidos a veces... rasgados violentamente, por trágicas exhalaciones de próxima tormenta.

Los desfiles de Primero de Mayo -no muy nutridos, ciertamente, pero con todo el lujo de tumultos, banderas rojas y puños en alto-, el empleo de la dinamita como arma de combate en la lucha social (1), las acometidas violentas a personas de ideología distinta (2), y otras cosas por el estilo, señales eran inequívocas de la borrasca, y preparaban el camino a la tormenta que no iba a tardar mucho en producirse.

Suponemos que en Negreira, al conocerse el Movimiento iniciado en África por el General Franco, habrán cambiado impresiones los dirigentes de "Izquierda Republicana" y "Sociedad Obrera", y que habrán constituido con elementos de una y otra, el Comité encargado de preparar las fuerzas que había de aportar Barcala a la causa revolucionaria.

Por lo menos, un Comité -o algo por el estilo- aparece actuando en Negreira en los días del movimiento, bajo las no disimuladas orientaciones -mejor diríamos omnímoda voluntad- de Alfredo Caamaño Pato, presidente de "Izquierda Republicana".

Este Comité, cursa el 18 de julio órdenes a todos los afiliados para que concurran a los locales sociales, que en pocos momentos se ven completamente invadidos de gentes que afluyen de todas partes, y no ocultan sus propósitos de armarse, aunque para ello tengan que asaltar las armerías del pueblo.

Ante tal amenzada, el Alcalde D. Victoriano Fabeiro acuerda, con los armeros de la Villa, trasladar a su casa todas las armas para evitar que las llevasen los revolucionarios.

Apenas habían entrado las armas en cuestión en la casa de D. Victoriano el día 19, cuando un grupo, en el que figuraban Arturo Negreira Suárez, Domingo Antonio Abeijón y otros, se presenta al Alcalde, y de él exige que la mecancía aquella fuese depositada en el Ayuntamiento.

Poca confianza tenían, por lo visto, los rojos de Negreira en el Alcalde D. Victoriano y, por si este no lo había comprendido así por lo anteriormente sucedido, se lo dijeron bien claramente al día siguiente, comunicándole su destitución y cese en la alcaldía, que pasa a desempeñar Alfredo Caamaño Pato.

Una de las primeras medidas del nuevo Alcalde fue incautarse de Telégrafos y Teléfonos en cuyas oficinas coloca guardias rojas que defendiesen el local, y controlasen los despachos.

La requisa de armas se lleva a gran tren por las parroquias de Duomes, Monte, Barcala, Aro, Portor y casi todas las de los municipios de Negreira (3), La Baña, Sta. Comba, Ames y Brión.

La recluta -voluntaria o forzada- de milicianos, llega a los lugares más apartados, y a cada momento aparecen escopeteros que van engrosando el número de fuerzas rojas que, en la Villa, pasan la mayor parte del tiempo metidos en cafés, tabernas o garitos... cantando, bebiendo, barbarizando y... emborrachándose.

Buena parte de ellos -unos 300- salen el día 20 en expedición para Santiago, siendo despedidos con la protesta de algunos hombres, y el llanto de no pocas mujeres.

En la madrugada del día 21, salió -con la misma dirección- la segunda remesa de gente armada que ya no llegó a entrar en la Ciudad de Santiago, pues tuvieron sus componentes la fortuna de enterarse en el camino, de que las tropas estaban en la calle.

Estos expedicionarios llegaron de vuelta a Negreira, con la noticia de que "todo se había perdido", pero no por eso el Comité dejó las riendas de la gobernación del pueblo -le había tomado gusto al cargo- sino que, el amasijo "Sociedad Obrera-Izquierda Republicana", continuó aún por algún tiempo más.

Se ordena el día 22 sean cortadas las comunicaciones telegráficas con Santiago, y se toman otras medidas que no llegan a levantar el ánimo de los revoltosos, entre los cuales cunde visiblemente la desesperanza y el desaliento.

Un discurso de Prieto, transmitido el día 24 por "Unión Radio Madrid", vino a realizar el milagro. Las turbas se animan un poco con las mentiras del líder socialista, y, cediendo a las incitaciones de Alfredo Caamaño, asaltan, siguiendo a éste y a Elena Suárez su mujer, la Casa Ayuntamiento, en la que se apoderan de todas las armas que allí había depositadas (4).

¡Esto era poco!: había que hacer algunas otras barbaridades, y así lo acordaron en aquella Sala de Sesiones que momentos antes habían invadido.

Era necesario volar los puentes que dan acceso a la Villa y... para que éstos no volasen solos, había que volar también la capilla del Cotón y las casas de D. Victoriano Fabeiro, Dª Manuela Tomé, D. Francisco Leis, D. José Rubira y otras. Total... ¡muy poca cosa!

¿Poca cosa? No lo entendieron así los de la Sociedad Obrera que, dispuestos a impedirlo, se convirtieron en guardianes del pueblo (5).

El sábado 25 se enteran los revolucionarios de que, a Ames, habían llegado fuerzas de Artillería y... -por si las moscas- se desbandaron los pocos que quedaban aún en la Villa, procurando borrar en su huida, todos los elementos de prueba que pudieran utilizarse contra ellos: documentos, armas, dinamita y otras cosas similares... ¡todo desapareció!

El domingo 26 entra en Negreira una sección de la patrulla de Artillería a caballo, que rodea y registra infructuosamente la casa de los miembros del Comité y los centros políticos con ellos relacionados, trasladándose luego al Ayuntamiento y nombrando Delegado de Orden Público a D. Victoriano Fabeiro, bajo cuya Autoridad, como Delegado primero, y más tarde como Alcalde, en cuya misión fue luego sustituido por D. Jesús Magariños Pastoriza, comienza Negreira a trabajar en pro de la Causa de España, en la extensión e intensidad que las circunstancias reclamaban.

(1) El 17 de marzo hiciera explosión una bomba arrojada a un balcón del Ayuntamiento de Negreira.

(2) El 2 de mayo hubo en Negreira una refriega entre bandos de distintas tendencias, de la que resultaron algunos contusionados.

(3) En Negreira asaltaron la armería y domicilio de Manuel Ruso, y otras varias casas en requisa de armas.

(4) La idea del asalto al Ayuntamiento no fue compartida por los dirigentes del Sindicato Obrero que se opusieron, demostrando en ésta, como lo habían hecho en otras ocasiones, tener más sentido común que los de "Izquierda Republicana".

(5) No pudieron, con todo, evitar que los exaltados atentasen contra la casa de D. Santiago López Noya, contra la que arrojaron una bomba, por el enorme delito de ser aquel, padre de un chico falangista.

**********

Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

No hay comentarios: