sábado, 10 de abril de 2010

Vimianzo: Ayuntamiento del Frente Popular; Comienza la farsa; detenciones caprichosas; Sacerdotes a la cuadra.

Hay en Vimianzo un Ayuntamiento del F. P.: un Alcalde que no pincha ni corta, porque corta un hermano suyo y pincha el secretario; concejales de "Unión Republicana", esclavos de Miñones; de "Izquierda Republicana", patrocinados por su jefe inmediato, D. Evaristo; un correligionario de Miñones que, aunque es relojero, bien a las claras demuestra con su conducta que "no da la hora" ni mucho menos, y otros de menor importancia y de distinta significación en el conglomerado.

Todas estas figuras, están bajo la jefatura política de un "figurón" (1), Manuel Albores Gándara (a) "Cordas", representante de Casares, como pudo haberlo sido de Gil Robles, si a éste se le hubiese ocurrido llamarle "D. Manuel".

La primera preocupación del Ayuntamiento a que aludimos, fue desprenderse del Secretario D. Salvador Blanco Corbacho ¡No querían hombres honrados que fiscalizasen sus actos!

Para ello -en presencia de un coro de matones que habían preparado, para asustarle acaso- intiman a D. Salvador a que firme la renuncia al cargo, obteniendo como respuesta, una sonrisa entre burlona y de lástima, que aparece ligeramente sombreada por unos largos bigotes.

No dio resultado la intimación, y en vista de ello... ¿tentaron el asesinato?

D. Salvador acostumbraba a ir todas las noches al Ayuntamiento después de cenar, y, encerrado en la Secretaría, trabajaba hasta horas muy avanzadas.

La noche siguiente a la encerrona de que hemos hablado, faltó a la costumbre de todos conocida: D. Salvador se acostó, y... a la mañana siguiente, pudo comprobarse que una de las ventanas de la Secretaría había sido abierta violentamente, y que por ella penetraran al interior nocturnos visitantes, cuyas intenciones pueden adivinarse.

Depuesto al fin, el Sr. Blanco Corbacho, quedó ya libre el camino para que a la Secretaría fuese un hombre que, por sus condiciones, no desdijera de la factura de aquel Ayuntamiento. Fue este, D. Andrés García Ferreiro, que llega a Vimianzo con una brillantísima ejecutoria masónica, conquistada con sus entusiasmos por la "causa de la Humanidad", manifestados en burlas, calumnias y múltiples denuncias de personas honradas, a las que despellejaba ante las supremas autoridades de la gran masonería española.

¡Ya tiene "Cordas" y cuenta el Ayuntamiento con un asesor, que es el verdadero "Maese Pedro" ante el retablo de sus muñecos, a los que maneja caprichosamente desde los primeros momentos, y con los cuales da comienzo a la farsa.

El 18 de abril del 36, acuerda el Ayuntamiento proceder con toda energía contra el Juez Municipal D. Romualdo Noguera de Artaza; contra los párrocos de Castrelo, Salto y Baliñas; contra el hijo del Farmacéutico Sr. Posse; contra un hijo de Lamela; Augusto Romero; los Sres. José y Maximiliano Rivera y otros, acusados de elementos dirigentes o al menos destacados de las J. O. N. S., C. E. D. A. y J. A. P. en este Municipio y de "boicotear la República por todos los procedimientos".

Lo primero no era un delito, pues se trataba de organizaciones legalmente constituidas y que actuaban dentro de la ley, y lo segundo... no era verdad. Nótese que lo decimos, cuando afirmar lo contrario sería un honor para los acusados.

Sin embargo, fueron detenidos junto con los Sres. Martínez Mourelle, Posse Vázquez, Dopico Rodríguez y Vázquez Rivera, sin que se les comunicase el motivo de su detención, y sin que se hubiese tenido la menor consideración, ni aún para con aquellos que desempeñaban cargos públicos, como el Sr. Noguera de Artaza, Juez municipal suplente en funciones.

Más tarde, son objeto de las iras municipales, el párroco de Bayo D. Juan Astray Vidal, el médico D. Daniel Vázquez Paz y D. Celestino Mouro, tan injustamente tratados como los anteriores, y no más afortunados en la investigación de las causas justificantes de su detención.

Como la otra vez, también ahora había representantes del clero en el número de los acusados. ¡No podían faltar! Siendo, como era, masón en cuerpo y alma el inspirador de las actuaciones todas del Municipio, se explica perfectamente que, las de carácter persecutorio, se desatasen de modo especial contra los sacerdotes, que, en alguna ocasión, hubieron de sufrir los vejámenes y escarnios más bochornosos y de mayor vilipendio, que sufrir pudieron en aquellos tiempos, en ningún otro pueblo de la región gallega.

No lo hemos oído: lo sabemos por información directa. Con el corazón traspasado de dolor e hirviente de indignación el alma, hemos visto, a través de un diminuto tragaluz -único medio que nos fue dado utilizar después de haber burlado la vigilancia de los carceleros- hacinadas en inmunda cuadra refugio de animales, un grupo de ocho personas: siete sacerdotes, venerables algunos por su edad y todos por la sacerdotal dignidad de que no pudieron despojarles, y un seminarista teólogo, D. José Noya Rodríguez, que cometiera el gravísimo delito de presentarse a visitar a su párroco. ¡Lo hemos visto!... Merced a una escala improvisada, ganamos la altura del estrecho ventanuco que apenas si dejaba pasar a los presos los últimos rayos del sol poniente y, desde allí, pudimos estrechar la mano de aquellos sacerdotes que, sólo por serlo, y por defender los derechos de la Iglesia oponiéndose a la incautación ilegal y arbitraria de los cementerios de sus respectivas feligresías, hubieron de sufrir las mayores humillaciones. Les quitaron los libros de rezo como si fueran armas peligrosas; no les consintieron cama ni colchón, teniendo que dormir en el suelo húmedo y frío, los que esperaban o consumieran ya el turno de hacerlo sobre unos cajones, que utilizaban como asientos por el día, y disponían a modo de camastros por la noche; no tenían servicio alguno en que pudiesen hacer ni las pequeñas necesidades, viéndose obligados a usar para ello unas latas de pimiento vacías, y otros envases por el estilo.

Cerca de una semana estuvieron sometidos a estos y otros ultrajes -que no pudieron ser recogidos en acta notarial por haberlo impedido los esbirros del Frente Popular- los Sres. Reino Becerra, párroco de Vimianzo; Almeida Sardina, párroco de Salto; Regueiro Suárez, párroco de Baliñas; Sendón Casais, párroco de Castrelo; Guinarte, párroco de Cambeda; Boo Romero, párroco de Puente del Puerto; Nemiña Durán, ecónomo de Cereijo y Pérez Cambeiro, párroco de Berdoyas.

(1) Así llaman en Portugal al músico mayor.

**********

Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

No hay comentarios: