domingo, 31 de enero de 2010

La Artillería sale a la calle en Ferrol

A todo esto, habían sonado ya las tres de la tarde hora señalada por los marxistas para dar comienzo al movimiento revolucionario, y las tres bombas de palenque con que aquél había de iniciarse, habían llevado ya con su estampido espaciado y seco, la consigna a unos y a otros la inquietud.

Dada la señal, una multitud enorme de hombres armados, salidos de todas partes, empiezan a invadir las calles de la ciudad (1). Mientras unos corren en busca de los tejados y azoteas en donde apostarse estratégicamente, se dirigen otros en grandes masas al Parque del Arsenal Militar, y se encaminan algunos, con objeto de asaltarla, a la casa en donde vivía la madre de los señores Vierna.

No llegó a consumarse el atropello, porque los asaltantes -que ya habían derribado las puertas utilizando para ello una viga de madera, a modo de catapulta- fueron detenidos por D. Jesús Vierna a tiros de pistola, mientras no acudían las fuerzas de Artillería que no tardaron en llegar, pues, enterado el Coronel del Regimiento D. Antonio Corsanego del gravísimo peligro que estaban corriendo los familiares del Comandante Vierna, y del que pudieran correr los de la restante oficialidad seriamente amenazados: -Voy a ordenar -dice dirigiéndose al General Morales con quien se hallaba cuando recibió la noticia- que salga inmediatamente la batería de retén en auxilio de los sitiados, y que envíen aquí a la Comandancia una sección de Artillería (2).

Lo hizo así, y fue el Comandante Sr. Esperante quien recibió esta orden, no tardando ni cinco minutos en cumplimentarla, ya que de antemano había dispuesto la formación de la batería, y previsoriamente comprobado por el Capitán de la misma, que todo el material salía en perfecto estado.

Así pues, a las cuatro y minutos de la tarde, estaban en la calle la batería y sección de Artillería, mandadas la primera por el Capitán Gallego, y por el Teniente Pontijas la segunda.

Pasamos largo rato en busca del epíteto que la justicia reclama para los artilleros de Ferrol, y no lo hemos encontrado. ¿Bravos?... ¿Valerosos?... ¿Heroicos?... Más que heroísmo, valentía y bravura se necesitan, para lanzarse a la calle sin la menor esperanza de éxito. ¿En qué fundarla? El comisionado que se enviara a Azarola no había regresado todavía, persistiendo por consiguiente la creencia de que todo el Arsenal estaba en contra; de las restantes fuerzas de tierra..., a su lado estaban es verdad (eso al menos habían asegurado los Jefes) pero... ¿respondería la tropa? (3). De personal andaban muy escasos: poco más de setenta hombres que nada significaban ante millares y millares de enemigos; el material muy deficiente, con una cantidad de municiones que no respondía ciertamente a las posibles necesidades de tal empresa, aún contando con los doscientos mil cartuchos de fusil, que providencialmente habían llegado momentos antes de la salida de las fuerzas... ¿Cómo clasificar a los Artilleros de Ferrol? Eso:... ¡Artilleros!

(1) Las mujeres socialistas, en bandada repugnante y grosera, recorren en este momento la población, aporreando furiosamente las puertas de las casas, prudentemente cerradas por el vecindario.

(2) En la Comandancia estaban con el General Morales, además de los Jefes de cuerpo que allí quedaran esperando el resultado de la comisión de López Uriarte, el Capitán de Navío Sr. Vierna y el Capitán de Corbeta señor Suances, enlaces entre el Ejército y la Marina, que llegaran momentos antes dando muestras de entusiasmo y fe en el triunfo, aunque sin poder ocultar sospechas y temores de que la marinería llegase a dar un disgusto.

(3) En Intendencia hubo conatos de sublevación, cortados por el Capitán D. Javier González Cela, al ordenar la detención del Maestre de Artillería Plácido Carro Serantes, que estaba en connivencia con los revoltosos.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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