miércoles, 30 de junio de 2010

Vilaboa

En el Ayuntamiento de Vilaboa, al igual que en casi todas las parroquias de la zona E. de Pontevedra, no faltaron gentes del Frente Popular que, unidas por perversos ideales de índole comunista, se dedicaron a la requisa de armas y automóviles y a la recluta de gentes, los días 19 y 20 de julio.

La "Sociedad de Bértola" representada por su Presidente Manuel Pesqueira Valladares, "Sociedad Obrera de Vilaboa" y "Sociedad Obrera de S. Adrián", prestaron los elementos encargados de llevar a cabo las absurdas disposiciones de la primera Autoridad provincial, con la que estaban de perfecto acuerdo y en relación constante.

Con la cooperación de unos y otros -José Mella Peleteiro y Celestino Arosa San Martín en Bértola, Eligio Rey Freijanes (1) en Vilaboa y otras parroquias del Municipio, Belarmino Casal Fernández y Francisco Fernández Fernández en San Adrián, y Manuel Rioseco Baltasar en Santa Cristina de Cobres- llegaron a formarse varias expediciones de gente armada que, bajo la jefatura de José Casal Fernández, fueron transportadas a Pontevedra para, con sus fuerzas, contribuir a la magna empresa de... mirar desde lejos, como media docena de soldados se hacían dueños de la población (2).

(1) Este sujeto decía después del fracaso, que la culpa de todo la tuviera él "por no haber cortado la cabeza del Secretario del Ayuntamiento de Vilaboa y a cuatro más".

(2) En marzo de 1937, había contribuido Vilaboa al Movimiento con 5.011 pesetas en metálico; unos 14.000 kilos de víveres y 36 cabezas de ganado.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

martes, 29 de junio de 2010

Cotovad

Era Cotovad, en Pontevedra, una de las comarcas más trabajadas por las propagandas socialistas, como claramente lo indica el crecido número de sociedades Ugetistas que en ella encontraron fácil acogida y abonado terreno. "Sociedad de Agricultores" de Caroy, "Alianza Agrícola Obrera" de Corredoira, "Agrupación Socialista Obrera" de Cotovad, "Oficios Varios y Profesiones de Cotovad" daban, a fines ya del año 1935, al socialismo, un contingente de más de 500 afiliados.

Esto, unido a la plaga de revistas y lecturas socialistas -de las que parece era agente expendedor y propagandista Antonio Peleteiro vecino de Aguasantas, presidente de "Agrupación Socialista del término Municipal de Cotovad" y expresidente de la "Sociedad de Agricultores de Aguasantas"- daba a la comarca un matiz marcadamente socialista, que era el distintivo de Cotovad en el orden societario, como lo sería también en el orden político, si estas propagandas no hubiesen sido eficazmente contrarrestadas por otras de significación derechista. Con todo, el Movimiento glorioso apenas si encontró resistencia en Cotovad.

Cercanos a la capital los pueblos de este Ayuntamiento, a ella mandaron los días 18, 19 y 20 de julio, todo cuanto de revolucionario tenían en casa, viéndose por consiguiente ellos, libres de graves desmanes que merezcan reseñarse (1).

(1) Merece en cambio destacarse la aportación de este Ayuntamiento a la Causa de España. En marzo de 1937, había ya contribuido con 6.591 pesetas; más de 27.000 kilos de víveres; 51 aves; 7 cabezas de ganado y 245 piezas de ropa.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

lunes, 28 de junio de 2010

Moaña: estado social; sucesos de julio; aportaciones

La organización más floreciente de la comarca, era sin duda alguna "Fraternidad Marinera" con sede en Moaña, y un total de afiliados superior a 1.200.

Perteneciente esta sociedad a la C. N. T., seguía en todos los conflictos sociales los procedimientos de violencia preconizados en todas partes por la Confederación.

Las huelgas, ininterrumpidas casi desde hacía ya mucho tiempo, eran siempre acompañadas del atentado, en el que solía emplearse como arma principal la dinamita (1).

Influenciada además esta organización por elementos anarquistas de marcado predominio en el seno de la misma, constituía un serio peligro para la paz y tranquilidad de toda la comarca.

Otra sociedad había en este sector de tendencias más moderadas que "Fraternidad Marinera", si bien, en los últimos tiempos, había adoptado, en la práctica al menos, una gran parte de su ideario: "Agricultores de Domayo" se titulaba, y tenía su residencia en la parroquia del mismo nombre.

Por lo que se ve, no faltaba en Moaña ambiente para una revolución "tipo Moscou", ni faltaban tampoco quienes, el 18 de julio del año 1936, pudiesen recoger las órdenes emanadas del Ministerio de la Gobernación.

Con todo, poca importancia tuvieron en Moaña los sucesos de julio. El Presidente de la C. N. T. conocido por "Casqueiros", el Secretario de la U. G. T. "Hijo del Caseiro", Vilariños, el "Hijo de la Perica", Barreiro y otros dirigientes no pudieron desbordar a las masas, que se limitaron a la requisa de armas, registros domiciliarios, cacheos y organización de partidas, que apenas si sirvieron para otra cosa más, que para disolverse con mayor rapidez de la que habían tenido para organizarse, y huir a la desbandada una vez conocido el fracaso del movimiento rojo en la provincia.

Depuestas las autoridades del F. P., fue nombrado Delegado de O. P. el Capitán de Caballería D. José Carbajal, de cuya actuación, así como de la de otras autoridades y personas de Moaña, dan idea los datos siguientes:

En Marzo de 1937, Moaña había dado al Movimiento: para la suscripción del Ejército, Milicias, fuerzas de Asturias y otros conceptos, 12.207 pesetas con 90 céntimos; más de 4.460 kilos de víveres; 199 piezas de ropa, y otros objetos cuya enumeración se haría interminable.

(1) Alguien tuvo la curiosidad de llevar cuenta de las bombas que los huelguistas de Moaña hicieron explotar en uno de los conflictos que duró más de un año (entre el 33 y el 34), habiendo contado contado hasta el número de 96 bombas.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

domingo, 27 de junio de 2010

Cangas del Morrazo: estado social; sucesos de julio; aportaciones

Predominaba en esta Villa, netamente marinera, la organización obrera de la C. N. T. con tendencias marcadísimas al Comunismo, como consta de documentos recogidos por la Guardia Civil en registros verificados a raíz de los sucesos que reseñamos, documentos que nos han sido exhibidos, pero cuya transcripción no nos ha sido autorizada.

El ambiente era malísimo. Aquellos marineros que un día fueran de los más honrados de nuestras costas, escucharon también el canto de la sirena marxista que logró sugestionarlos, hasta el punto de hacerles creer "necesidad ineludible", embarcar con ellos en la nave revolucionaria, a sus mujeres y a sus hijos.

Cerca de 1.000 mujeres componían en Cangas el censo de población femenina afiliada a "Alianza Marinera", que, con 300 de "Solidaridad Marinera" de Aldán, daban un total aproximado de 1.300 mujeres que consagraban al Sindicato las atenciones que robaban al hogar. Con todo, el pueblo de Cangas conservaba todavía un fondo marcadamente religioso, que no pudieron borrar del todo los falsos redentores que antes, y después sobre todo del año 34, intensificaron en él su demoledora propaganda.

Ya en este año, año de Asturias, la huelga revolucionaria se manifestara en Cangas de modo crudo y violento, con asaltos, atentados a la propiedad y actos de sabotaje, que hicieron necesaria la presencia y actuación de la fuerza pública.

A partir de las elecciones de febrero, triunfo del F. P. como indebidamente se denomina esta etapa, se sucedieron las huelgas sin interrupción notable y sin justificación posible, sumiendo al pueblo en una honda crisis en que el pan faltaba porque se rehuía el trabajo.

En huelga estaban estos pobres marineros -sobre quienes el maestro Víctor Sánchez, el médico Piñó y otros habían volcado en estos últimos tiempos el veneno todo de sus revolucionarias prédicas- cuando los sucesos de julio vienen a echar por tierra los malsanos propósitos de unos hombres, que pasarán a la historia con la marca infamante del suicida, y con la más infamante aún del criminal y vil asesinato. ¡El pueblo no mató al pueblo! ¡Fueron los directores del pueblo los que a los hijos del pueblo asesinaron!

El día 18, obsérvase, no sin extrañeza y cierta preocupación en las personas de orden, que las comunicaciones con Cangas estaban cortadas. Unos lo atribuyen a averías en el tendido, mientras otros, más sensibles al ambiente de los tiempos, juzgaban que algo anormal sucedía.

En día 19 por la tarde, la actitud expectativa que los huelguistas habían observado en los anteriores, se ve transformada en efervescente actividad, que se manifiesta en crecimiento de grupos, requisa de armas y vehículos ordenada por el alcalde, y gritos más o menos revolucionarios. Este mismo día llega a Cangas la noticia del levantamiento de las tropas de África, y supieron entonces, quienes lo ignoraban, por qué el día anterior había sido cortadas las comunicaciones.

Toda la mañana del día 20 estuvieron los elementos revolucionarios de la Villa en contacto continuo con el Gobernador de la provincia, y obedeciendo acaso órdenes del mismo, salieron, a la una y media de tarde con rumbo a Pontevedra, dos camiones cargados de hombres dotados de escaso número de municiones, y armas en su mayor parte inutilizadas, pues, previsoriamente, la Guardia Civil había aconsejado a los poseedores de escopetas, les quitaran los punzones antes de entregarlas a los encargados de la requisa.

¡Los susodichos camiones, al igual que la carga que llevaban, no habían de llegar a Pontevedra! En Marín les cortaron el paso y... allí quedaron, como en otro lugar dijimos, armas y municiones, regresando a Cangas, maltrechos y mohínos, los hombres que en malhora dieran oídos a las perversas excitaciones de corazones ambiciosos que, pretextando el mejoramiento de la clase trabajadora, buscaban su propio mejoramiento.

Mientras tanto, en el cuartel de la Guardia Civil -en donde desde el día 14 se había concentrado el puesto de Bueu formando un total de catorce hombres- nada se sabía de la actitud de las fuerzas de la capital, ni de las de las otras plazas.

A la expectativa permanecieron Guardia Civil y Carabineros que se habían unido, sin ser molestados por los diversos grupos que se movían y gritaban sin cesar, hasta que, a las nueve de la noche, les comunica el jefe de la Benemérita desde Pontevedra, el triunfo del movimiento español en aquella capital, y ordena sea proclamado en Cangas el Estado de Guerra.

Efectivamente, las once de la noche serían, cuando los pacíficos moradores de la Villa se enteran de que hay en Cangas una fuerza, que acaba de imponerse la dura obligación de velar el sueño de los ciudadanos, sacrificando para ello su propio sueño.

Posteriormente, tal vez aquella misma noche, los rojos intentaron destruir y hacer desaparecer el bando colocado por la Autoridad militar. No lo realizaron sin embargo, a pesar de que el pueblo estaba completamente a obscuras, por haber sido cortada la luz pocos momentos después de haber sido proclamado el Estado de Guerra.

Transcurrió la noche del 20 sin otro suceso digno de mencionarse y, parecía estar ya todo tranquilo, cuando otra noche, aprovechando la obscuridad producida también por otro acto de sabotaje en el tendido eléctrico, paquearon la casa cuartel de la Guardia Civil, siendo éste, por decirlo así, el último acto de presencia que en Cangas hicieron los revoltosos.

Ya el día 21, empiezan los registros de sociedades obreras y domicilios de los elementos más significados en la revuelta, algunos de los cuales fueron detenidos, huyendo sin embargo muchos debido a la confusión de los primeros momentos.

Posteriormente se dieron diversas batidas por los alrededores del pueblo en las que, aparte de la Guardia Civil y Carabineros, tomaron parte muchos ciudadanos de aquellos que, en los tiempos de persecución, habían sabido conservar su fe en Dios y su amor a España.

Aportaciones.

No pretendemos recoger en esta nota la aportación completa de Cangas al glorioso Movimiento Nacional. Sólo queremos dar unos cuantos datos, recogidos ya en marzo del 37 en el Gobierno Civil de la provincia.

En aquella fecha, el Ayuntamiento de Cangas había contribuido con 23.454 pesetas en metálico, y una cantidad considerable de víveres y de ropas.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

sábado, 26 de junio de 2010

Bueu: estado social; sucesos de julio; primeras autoridades

El Ayuntamiento de Bueu integrado por sólo tres parroquias, Bueu, Cela y Beluso, pero con una población considerable, pudo haber dado mucho juego en la revuelta de julio, debido al carácter marcadamente avanzado de las agrupaciones obreras que allí tenían su sede.

Hallamos en Bueu la Sociedad "Adelanto Marinero", socialista en el orden político y comunista en el terreno social; Sociedad de "Oficios Varios", de tendencia más sensata que la anterior, afecta a la U. G. T., y "Sindicato Metalúrgico" tributario de la C. N. T. al igual que la Sociedad "Adelanto Marinero".

En Beluso había también una Sociedad de Agricultores que seguía unas veces las inspiraciones de la U. G. T., y otras las de la C. N. T. Esta Sociedad contaba con local propio, una magnífica casa donde celebraban -aparte del baile dominguero- una escuela nocturna (mixta) a la que acudía "Infancia anarquista" fundada bajo el patrocinio de la Sociedad, que, para la deformación de sus asociados, poseía además una Biblioteca compuesta de 400 volúmenes, que venían a ser otros tantos propagandistas de ideas revolucionarias y costumbres inmorales.

"Sociedad de Agricultores de Beluso", estaba en relación e íntimo contacto con el "Centro Comunista de Vigo", y sostenía correspondencia con organizaciones masónicas de España y el extranjero, siendo sus dirigentes los responsables principales de la profunda transformación y cambio radicalísimo de gentes marineras y labradoras que, en muy breve tiempo, pasaron de un estado de honradez y disciplina social admirables, al de intolerable insubordinación y relajamiento en que las encontró el Movimiento de julio.

Este, se manifiesta de modo especial en Bueu, a donde la industria conservera de las importantes fábrica Massó y otras, hacía converger en gran número, trabajadores de Bueu, Cela, Beluso y otras parroquias vecinas.

En los primeros días, 18 y 19, se entretienen los dirigentes de las sociedades en requisar -por mandato y bajo la dirección del Alcalde que pone a su servicio una pareja de carabineros- armas y municiones, y en reclutar los hombres que habían de utilizarlas.

El día 20, declarada la huelga general, abundan las coacciones contra los que querían trabajar porque necesitaban comer, y se organizan las expediciones armadas que han de subir a Pontevedra... si no se quedan en el camino.

En efecto, a las tres y media de la tarde de este día, sale para la capital en dos camiones la primera expedición, que llega a su destino capitaneada por el primer Teniente Alcalde Francisco Piñeiro.

Una hora más tarde, sale con igual dirección la segunda, compuesta de tres grandes coches que, detenidos en Marín y desarmados sus ocupantes, retornaron a las dos horas a Bueu con muy pocos hombres; los más prefirieron -temiendo acaso las burlas y rechiflas de los que los viesen llegar tan humillados después de una salida tan majestuosa y marcial- abandonar los coches, y regresar dando un paseíto por los montes.

A pesar de este inconveniente, y después de haberse declarado ya el Estado de Guerra, los revoltosos continuaron siendo en Bueu la única autoridad visible hasta el día 24, en que, tres guardias de asalto y tres marineros que llegaban de Marín enviados por el Sr. Bastarreche, fueron suficientes a imponer el orden y devolver la tranquilidad al pueblo. Los promotores principales habían huido ya el día anterior, no sin haber intentado antes cortar la carretera de Bueu-Pontevedra, lo que no pudieron ver realizado, pues la dinamita colocada en el puente de Lapamán, sólo consiguió hacer en él destrozos de muy poca importancia (1).

Estos elementos emboscados, no llegaron sin embargo a perturbar el orden impuesto en Bueu a partir del momento en que la media docena de soldados a que nos hemos referido antes, desfiló por sus calles en paseo triunfal; y Bueu, bajo la acertada dirección del primer Delegado de Orden Público -Alcalde más tarde- D. Camilo Davila y Davila, olvidó bien pronto los momentos de intranquilidad y angustia porque había pasado, para pensar solamente en la Nueva España, entregándose a ella con todo cuanto poseía en sus arcas, en sus graneros, y en las mallas de sus redes.

(1) Los fugitivos se refugiaron en los montes "Castrillón" y "Outeiros", a donde, en dos ocasiones por lo menos, fueron a visitarles algunos de los que, enmascarados aún, vivían tranquilamente en la planicie, para de aquellos recibir orientaciones y consejos. Estos elementos celebraron una reunión en el monte Outeiros y otra en Castrillón, a la que concurrieron unos 150 hombres, acordándose no reanudar el trabajo, y si obligados salían al mar los marineros, volver sin pesca.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

viernes, 25 de junio de 2010

Los hidros de la base de Marín

Acaso fuera este el lugar indicado para destacar la heroica gesta llevada a cabo por los hidros de Marín en el Movimiento de 1936.

Sin embargo -como muchas de las acciones en que han tomado parte quedan ya reseñadas al hablar de cada uno de los pueblos en que aquellas tuvieron lugar- nos creemos relevados de reproducirlas aquí. Diremos tan sólo, que después de recorrer en vuelo incansable y eficaz trabajo los espacios todos de la región gallega, facilitándola en unos pueblos y decidiendo en otros la victoria, fueron a cosechar nuevos triunfos y a conquistar nuevos laureles a tierras asturianas dos de ellos, protegiendo desde Ribadeo el avance de las columnas gallegas, y a las costas africanas los otros tres, para defender, en los primeros momentos, el transporte de tropas a la Península.

Hemos de hacer constar también, para eterna gloria de los tripulantes de estos tres aparatos que marcharon a Ceuta, que, antes de salir de Marín, se dieron sus tripulantes palabra de honor de cumplir el compromiso a que entre si se habían obligado: si encontraban algún avión rojo en su ruta, uno de los hidros (acaso el más próximo) se lanzaría a estrellarse contra él, para que los otros dos pudieran llegar a su destino. Afortunadamente, no tuvieron necesidad de hacerlo; pero esto no disminuye en nada el arrojo y singular valentía de aquellos caballeros del aire, de cuyo ulterior comportamiento nos habla, mejor de lo que pudiéramos hacerlo nosotros, el siguiente telegrama del General Franco:

Para Pontevedra.- 6 de agosto de 1936.- De Tetuán.- Hora 7,30.

General Franco a Jefes Base Naval Marín.- "Día hoy llevamos a cabo operación batir escuadra y pasar convoy a Algeciras de cinco barcos, con material tropa apoyado por acción aérea y naval de un cañonero, un torpedero y un Uad. Acción aérea intensísima y eficaz, logrando despejar camino pero entraron en aguas inglesas el destructor acosado por aviones nos retrasó paso. Destructor desembarcó en Gibraltar 18 muertos y 28 heridos graves hechos por nuestros hidros. Logramos que Gobernador de Gibraltar le obligase a hacerse a la mar teniendo que llevarse a cabo nueva operación ante llegada otros barcos escuadra, que fueron disueltos y perseguidos por nuestros aviones, haciéndoles importantes blancos y averías. Destructor Lepanto pedía a medio día auxilio urgente, resto escuadra y jefe ésta ordenaba le socorrieran los demás. Fue visto escorado ruta Málaga; barcos escuadra dieron parte su Jefe de haberlo encontrado. Destructor Valdés alcanzado bombas cien kilos importantes averías. Destructor Alcalá Galiano también tocado y perseguido. Últimos momentos de convoy hubo nuevos intentos de ataque por un destructor sosteniendo combate que fue batido. La escuadra tuvo importantes bajas con muchos muertos y heridos. Por nuestra parte no tuvimos ninguna baja ni daños en el material. Me complazco en participarle brillantísima actuación cañonero "Dato" Torpedero 18 y Uad que en protección inmediata convoy se batieron con unidades navales superiores con gran entusiasmo y eficacia, así como dos hidros de la Marina, que hicieron importantes blancos en destructores siguiendo todos heroicas tradiciones Marina Española".

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

jueves, 24 de junio de 2010

Marín: momentos de peligro

Estos se produjeron en Marín a los dos días de proclamado el Estado de Guerra, y cuando ya el Comandante del Polígono había cursado los siguientes despachos:

Comandante del Polígono "Janer" a General de 8.ª División.- Coruña.- Y Almirante Base Naval Ferrol.- "Nombre propio y dotación felicito efusivamente a V. E.. Punto. A las 18 horas proclamé Estado Guerra entre aclamaciones entusiastas población".

Comandante Polígono "Janer" a General Jefe Ejército África.- "Reciba entusiasta adhesión extensiva al glorioso Ejército de España. Guarniciones gallegas están unidas habiéndose proclamado Estado de Guerra en toda la Región".

El día 22 de julio, cuando ya toda Galicia estaba en pie de guerra contra el conglomerado de antipatriotas que venían desangrando a España, intentaron éstos hacer en Marín lo que en muchos barcos de guerra hicieran otros camaradas: asesinar a jefes y oficiales, y apoderarse del Polígono.

La trama había sido fraguada por auxiliares de distintos cuerpos, y su desarrollo estaba concertado para las nueve de la mañana del susodicho día 22. Quiso la providencia que se malograse, al ser descubierta en la siguiente forma:

De Marín habían de salir para Vigo dos pequeños guardacostas, con objeto de transportar a aquella plaza fuerzas de asalto. Llegada la hora de partir, los maquinistas se negaron a obedecer, dándose de ello cuenta al Comandante del Polígono.

Enterado éste, llamó al Segundo, D. Pedro Fontenla. Conferenciaban ambos, y acuerdan convocar a todos los auxiliares para que el Comandante les hablase (1).

Destacado con algunos individuos de tropa en el monte "Gorila" próximo al Polígono, se hallaba uno de los convocados, auxiliar de Artillería D. José Pérez, que, para acudir a la citación del Comandante, dejó en su puesto al cabo cartero Juan Martínez Rey. Martínez Rey estaba enterado del complot: sabía que el Auxiliar Pérez era uno de los elementos principales de la conjuración y, tan pronto como se vio libre de la presencia del traidor, se fue corriendo al Polígono a contar a sus jefes todo lo ocurrido.

Fue así, como estos se enteraron de como el tal Pérez propusiera a la gente que tenía a su mando, la conveniencia y necesidad de deshacerse de unos jefes "que les estaban engañando, asesinando a éstos y todos los oficiales".

Ante el temor de que la sublevación fuese adelante (a pesar del efecto visiblemente favorable que la arenga del Comandante produjera en los Auxiliares) y, ante la dolorosa perspectiva de verse obligado a tener que ahogarla en sangre, llamó Bastarreche, a las ocho de la mañana del día 21, al Capitán Bernal, significándole la conveniencia de que a Marín se enviasen fuerzas de Pontevedra, cuya sola presencia bastaría tal vez para detener y cortar los levantiscos propósitos de unos cuantos desgraciados.

Así fue. A las dos de la tarde (2), hora en que Bernal pudo ver reunidos 20 paisanos voluntarios a los que armó convenientemente, y cuatro o seis guardias civiles, salió para Marín en compañía de un grupo de artilleros mandados por el Comandante Vila, organizándose allí, con esta fuerza y los marinos de la Base, un brillantísimo desfile que, a su paso, arrancaba fervorosas aclamaciones del público, al tiempo mismo que apagaba los entusiasmos marxistas de los auxiliares.

(1) Tenía el Comandante gran prestigio entre toda su gente.

(2) Antes no pudo hacerse, por hallarse la fuerza patrullando por las carreteras y extramuros de la ciudad.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

miércoles, 23 de junio de 2010

Se declara en Marín el Estado de Guerra

A los hechos narrados, siguió el natural cambio de impresiones entre el Comandante, Jefes y Oficiales del Polígono.

Cuenta el Comandante lo que pasa con la guarnición de Pontevedra, y no se recata la fogosa oficialidad de Marín en manifestar su pensamiento, contrario a prolongar una espera que las circunstancias reprueban, y que puede resultar suicida.

No falta entre los reunidos quien sugiera al Comandante -en vista de las confidencias que aseguraban estar llegando al Ayuntamiento camiones de gente armada- la idea de salir a la calle, prescindiendo de lo que pudiese hacer la guarnición de la capital.

Esta proposición (que partiera del Segundo D. Pedro Fontenla, y que fue, puede decirse que unánimemente compartida por la oficialidad), era la que al fin había de prosperar.

Hacia las tres de la tarde, este cambio de impresiones a que venimos refiriéndonos, fue violentamente cortado por el seco estampido de una detonación, que llegó procedente, al parecer, de la parte alta de la carretera de Cangas-Pontevedra, inmediata al Polígono. De éste salieron, en aquella dirección, ocho hombres primero y luego una sección de 36, que cortaron la marcha a dos camiones y un coche ligero que iba en dirección a Pontevedra cargado de escopeteros, que desde aquel momento dejaron de serlo, a no ser que puedan también llevar este nombre los que, privados de la escopeta, tienen que armarse de paciencia.

Contra la detención y desarme de las flamantes (1) milicias marxistas de Cangas y Bueu, reclamó bien pronto el Gobernador de Pontevedra, que telefónicamente, ordenó al Polígono, "devolviesen las armas recogidas".

-Mañana las devolveremos Sr. Gobernador: -le contestaron.

-¿Con qué derecho han desarmado ustedes a esa gente?

-También mañana veremos eso.

Y... no fue necesario esperar a mañana. Aquel mismo día (y a las pocas horas, seis de la tarde) pudo saber el Gobernador que las fuerzas del Polígono estaban en la calle, proclamando el Estado de Guerra en Marín y sus contornos.

No debía esperarlo el Gobernador y sin duda se resistía a creerlo, pues, a poco de salir los bravos marinos y, en el momento preciso en que Bastarreche -con su gente y un patriótico y vibrante discurso- se ganaba la voluntad de una gran parte de los revolucionarios de la villa, llamaba aquel al Polígono y decía al Segundo D. Pedro Fontenla que saliera al teléfono:

-Les llamo para comunicarles las últimas noticias del Movimiento: Sevilla se rindió y Carabanchel también. El movimiento está sofocado en todas partes. Y, a renglón seguido: -Acabo de enterarme de que ustedes van a declarar el Estado de Guerra (2).

-No señor; no hay tal cosa. Le han informado mal. Se ha declara ya y continúa declarándose en estos momentos.

-¡Ah! ¿Sí?

-Sí.

Poco después vuelve a sonar el teléfono, y era esta vez la Comandancia militar de Pontevedra quien pedía comunicación, para rogar al Jefe del Polígono enviase cuanto antes un hidro a Pontevedra, a fin de que protegiese a las fuerzas que iban a salir a la calle.

El hidro -que ya estaba preparado, pues a petición de la Comandancia de la Guardia Civil, como en su lugar hemos visto, acababa de realizar un vuelo sobre Pontevedra para arrojar unas proclamas tiradas en una imprentilla del Polígono, como había hecho ya en Marín- salió de nuevo para la capital con órdenes expresas de bombardear el Gobierno civil y el Ayuntamiento, si los revoltosos no se sometían.

No fue necesario esto. La sola presencia del aparato bastó para dispersar a gran parte de los elementos marxistas, y aquel vuelve a su base, no sin haber hecho antes fuego de ametralladora para abrir paso a la fuerza embotellada casi en las cercanías del cuartel, por un enemigo infinitamente superior en número.

De lo expuesto claramente se desprende, que el Polígono de Marín, aún cuando no había perdido el contacto con los elementos que más empujaban en Pontevedra para que las tropas saliesen de sus cuarteles (3), no sabía, a la hora de proclamar el Estado de Guerra, la actitud definitiva que adoptarían las tropas de la capital.

Esto, unido a que las noticias respecto a las demás guarniciones de Galicia, excepto de Vigo (4), o no existían o eran sumamente confusas, nos da una idea aunque pequeña, del valor, arrojo y heroísmo de jefes, oficiales y dotación de la Base; idea que se agranda, si tenemos en cuenta lo reducido de aquella guarnición compuesta de unos 50 auxiliares y 300 marineros, número insignificante (del que aún había que restar algunos dudosos) para afrontar aquellas circunstancias y otras posibles contingencias.

No podían confiar tampoco nuestros heroicos marinos en la suficiencia de sus máquinas de guerra. Aparte de algunos cañones, ¿qué había en Marín en la hora solemne de aquel 20 de julio de 1936?

¡Muy poca cosa!: cinco hidros (5); el torpedero núm. 9 mandado por D. Juan León, Teniente de navío, que hubo de redoblar la vigilancia en su barco (6); dos barcos de vigilancia, "Bañobre" y "Castelló", mandados por contramaestres que en aquellos momentos daban señales, no precisamente de valentía, sino más bien de no saber a que carta quedarse, y el "Ferrolano", remolcador del Polígono.

Estos eran los elementos con que Bastarreche y sus oficiales contaban en Marín cuando dieron el primer grito de ¡Viva España! y ¡Viva Franco!, grito con que electrizaron a sus subordinados, y despertaron al pueblo del marasmo en que le habían sumido las terroríficas amenazas de los marxistas.

(1) Pudiéramos también llamarlas marciales... por la cara de mes de marzo que pusieron, al verse interrumpidas en su marcha triunfal.

(2) Al Gobernador le habían dicho que los marinos salieran ya a la calle, pero... ¡de alguna manera había de preguntar si esto era verdad!

(3) Capitán de la G. C. D. Manuel Bernal, Capitán de Artillería don Eduardo Rodríguez; Teniente de Asalto Sr. Vázquez y otros.

(4) Sabían que en Vigo se había declarado ya el Estado de Guerra.

(5) Uno de ellos con las alas separadas; pero fácilmente acondicionable para ser utilizado.

(6) Necesitaba hacerlo, pues no toda la tripulación era de confianza.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

martes, 22 de junio de 2010

Marín: actúa el Polígono

Conocido en Marín el matiz del Movimiento -por estos y otros despachos que anotamos al margen (1) y que claramente demuestran las grandes dificultades que el Generalísimo tuvo que vencer para transportar a la Península las primeras tropas de África- se desplazan a Pontevedra cuatro oficiales del Polígono, los cuales (después de haber sido detenidos a la entrada de la población primero, por dos municipales y cuatro pistoleros, y a la entrada del Cuartel de Artillería después por centenares de hombres que, armados, aparecían estacionados frente al cuartel), arriban al fin a su destino, entrevistándose con los oficiales artilleros a quienes buscaban.

No debían ser los únicos elementos extraños al cuerpo que aquel día, 19 de julio, habían entrado en el Cuartel de Artillería, pues, a poco de estar allí, pudieron oír a la primera autoridad civil de la provincia que preguntaba al Gobernador militar, si aquello era un cuartel o un asilo para recoger gente.

A la mañana siguiente (en la imposibilidad de hacerlo aquella noche por hallarse los alrededores del cuartel muy vigilados) salieron para Marín protegidos por un camión de artilleros, y con la ingrata impresión de que en Pontevedra no se declararía el Estado de Guerra.

Comunicada tal impresión al Jefe del Polígono, decide éste salir para la capital, "mientras ustedes, dice a la oficialidad, preparan gente para salir a la calle" (2).

Mientras el Comandante del Polígono se hallaba en Pontevedra -bien llamado por el general, o bien motu proprio, con ánimo de influir en él decidirle a declarar el Estado de Guerra- las fuerzas del Frente Popular en Marín que venían desplegando una actividad extraordinaria desde el día 18 (3), declaran la huelga general revolucionaria, mediante el toque extraordinario de las sirenas de los barcos pesqueros surtos en el puerto, ordenado, a la una de la tarde del lunes día 20, por el Comité (4).

Al toque de las sirenas, sigue la concentración en gran número de obreros y campesinos de todos los alrededores de Marín, que llegan a la villa ostentando muchos de ellos distintivos rojos, y saludando todos al estilo comunista.

En el desván de la Casa-Ayuntamiento se trabaja afanosamente en la preparación de bombas y otros explosivos; se reparten armas y municiones a los elementos más destacados; efectúanse registros domiciliarios, y corre insistentemente el rumor, que llega hasta el Polígono, de que las masas van a proceder al asalto de éste.

A las órdenes del Segundo (pues el Comandante no había regresado todavía de Pontevedra) formó toda la fuerza rapidísimamente, y enfilado el Ayuntamiento con el cañón del muelle, esperaron, arma al brazo los marinos, dispuestos a recibir a los asaltantes con todos los honores.

Pasaba el tiempo y, ni los presuntos asaltantes se decidían, ni el Comandante regresaba de Pontevedra causando su tardanza cierta preocupación en la oficialidad del Polígono, acentuada por el mal cariz que en la villa iban tomando las cosas.

Por fin, no mucho después del alarmante toque de las sirenas, llega de la capital el Sr. Basterreche, visiblemente contrariado por las noticias no menos pesimistas que las que trajeran por la mañana sus subordinados: En Pontevedra habían surgido graves dificultades que entorpecían la declaración del Estado de Guerra. Por consiguiente... "¡Rompan filas!"

Esta orden -que la fuerza de las circunstancias arrancaba al Comandante del Polígono- cayó en Jefes, Oficiales y tropa, como un fuerte mazazo que los dejara insensibles. Obedecieron no obstante, y las formaciones quedaron deshechas. ¡No habían de tardar mucho sin embargo en rehacerse de nuevo!

(1) Ministro de Marina a Jefe flotilla submarinos: "Concentre sus barcos frente a Melilla. Impedirá toda salida de transportes: comunique novedades y situación barcos cada dos horas".

Dotación Barcaiztegui a Ministro de Marina.- ¡Viva la República!.- Esta dotación pone en conocimiento de V.S. que ha conseguido hacer abortar movimiento contra el Régimen a bordo de este buque, teniendo detenidos a Jefes y Oficiales que intentaron hundir buque. Esperamos instrcciones. ¡Viva la República!

(Este servicio ha sido comunicado luego por el Gobierno a Cádiz, Cartagena y Ferrol, a la Base de Mahón y a la Escuadra).

Otro radio del Destroyer "Valdés", comunicando que tiene averías por embarrancamiento y que por eso no ha podido cumplir las órdenes del Ministro. Firma "La Dotación". ¡Así andaba ello!

Otro del "Churruca", por el que este barco hace saber al Vicealmirante Jefe de la Base Naval de Cartagena, que, "por quemaduras de importancia a un marinero de la dotación, entró en Ceuta para hospitalizarlo". ¿Estratagema del Comandante del barco? Eso creemos.

Otro del Ministro al Comandante del Almirante Valdés: "Digan urgentemente quien manda el barco".

Y finalmente: Ministro a dotación "Churruca": "Cruzad delante Ceuta fuera alcance eficacia cañones tierra, impidiendo por todos medios todo intento de transporte de tropas".

(2) Otra referencia nos asegura que el Comandante fue llamado a Pontevedra por el General, "para redactar el bando".

(3) La Casa Consistorial, en cuyo salón de sesiones se había instalado un aparato de radio por orden del Alcalde Antonio Blanco Solla, estuvo abierta de noche y día desde que se conoció la noticia del levantamiento de África. A ella fueron llevadas en la noche del 19 al 20, armas y otros utensilios de resistencia.

(4) Formaban el Comité revolucionario en Marín: Alcalde Antonio Blanco Solla, Santiago Ramos Ramos, Andrés Santos (a) "Rachón", Bernardino de la Torre, Rafael Jaén y Francisco Crespo (a) "Cautivo".

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

lunes, 21 de junio de 2010

Marín: rumores generales y preparativos en el Polígono

A partir de las elecciones de febrero llegaron a Marín, como a todos los rincones de España, insistentes rumores de que no tardarían en producirse serios acontecimientos de carácter revolucionario, encaminados a transformar aquella República, falsamente llamada de trabajadores, en República del proletariado.

Ante noticias tales, avaladas por el ambiente reinante, Jefes y Oficiales de Marín -personas todas ellas de recia y sana contextura moral- redoblan la cuidadosa y atenta vigilancia sobre sus subordinados, y forman, en el mes de marzo, un plan de defensa del Polígono, y otro que comprendía Polígono, pueblo de Marín, y ciudad de Pontevedra; se ponen al habla con la oficialidad de algunos buques de la escuadra que entraran en puerto durante los meses de mayo y junio, inculcando, a los que no estaban todavía convencidos, la idea de que había que acabar de una vez con la vergüenza que sobre el Ejército, y la Marina, y España en general habían arrojado los Gobiernos antiespañoles, judaizantes y masones; y no faltan, finalmente, quienes -desobedeciendo acaso mandos absurdos y tiránicas disposiciones- busquen contacto con elementos fascistas de tierra, pensando en que la obediencia y disciplina han de ser razonables, y no pueden serlo, cuando su observancia incluye el conculcamiento de leyes divinas e intereses de la Patria.

Pendientes los ánimos del aviso definitivo que había de alzar en toda España el brazo justiciero encargado de aplastar aquella política de delirio, que en poco tiempo consiguiera subvertir y desorganizar toda la estructura social del país, transcurrieron en Marín los últimos días de junio y primera quincena de julio, trágicamente coronada ésta por los esbirros de Casares Quiroga, con el repugnante y vil asesinato del mártir insigne Calvo Sotelo. El crimen produjo honda sensación en el Polígono, y jefes y oficiales manifestaban su indignación en afirmaciones concretas, que sonaban a gritos de guerra y expresiones de amenaza: "¡Esto es una vergüenza!... ¡Así no se puede continuar!... ¡Si ahora no saltamos, es que España está muerta!...

¡España no estaba muerta! ¡A los cuatro días del bárbaro asesinato, el 17 de julio, llegaban a Marín indicios encubiertos de que empezaba a desperezarse!

El Gobierno cursaba con extraordinaria insistencia a las bases y barcos de guerra órdenes, que hacían suponer que algo raro pasaba en el país. En el Polígono no podían saber a punto fijo el alcance de aquella alarma; pero pudieron sí, descubrir desde el primer momento, el lugar en donde surgieran sus causas, merced a los radiogramas que iban recibiendo y descifrando. Por ellos se enteran, de como el Gobierno ordena primero a Ferrol que mande barcos al Estrecho, dispone después que salga un barco para Algeciras y vigilen otros los puertos de Ceuta y Larache, y comunica más tarde al comandante de aquella flota: "rompan fuego los tres buques sobre campamentos y cuarteles de regulares, centros militares o agrupaciones de fuerzas", añadiendo: "La República Española espera de la lealtad y disciplina de esas dotaciones sabrán hacer honor ... (interferencias)... no cesarán el fuego, hasta solicitud de tregua o haber consumido la mitad de los cargos".

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

domingo, 20 de junio de 2010

Marín

Marín -villa situada al S. E. de la ría de Pontevedra y a 7 kilómetros de la capital- ha jugado un papel importantísimo en el Movimiento, debido a la ayuda eficacísima y definitiva en ocasiones, que los hidros de aquella base han prestado en toda la región, y aún fuera de ella.

Decíamos en el capítulo concerniente a Ferrol, que el honor de la Marina de guerra se ha salvado por entero allí en donde los jefes supieron serlo, y es este exactamente el caso del Polígono de Marín.

En Marín, al tiempo mismo que a la instrucción militar, se atendía también a la formación moral del soldado; y a la escuela de marineros distinguidos del Polígono, venía a ser una cátedra diaria de sana moral y acendrado patriotismo (1).

Del aprovechamiento de los alumnos, que en número de 60 ordinariamente (reducido a la mitad en los últimos tiempos debido acaso a la poca atención que los gobiernos dispensaban a la Marina) acudían a recibir las lecciones de los Maestros-Oficiales, puede juzgar el lector por los párrafos que entresacamos de los ejercicios escritos que ellos mismos habían de presentar como resumen de lo que escuchaban en la diaria conferencia.

"Patriotismo es el amor a su patria como a sí mismo, y defenderla hasta dar por ella la última gota de su sangre... No puede concebirse que exista un solo ser humano que no ame a su patria... Si la nación cae en guerra, no tiene patriotismo el que da el pecho al enemigo para que le mate, sino aquel que sabe morir matando a aquellos que hicieron la ruina de su patria"... "La moral, tanto en el Ejército como en la Marina, es la enseñanza, la disciplina, el buen orden y respeto a todos los superiores... Un Ejército bien disciplinado es la alegría más grande para los jefes"....

Tales eran las doctrinas -diametralmente opuestas a Rusia y su sistema- que la escuela del Polígono procuraba infiltrar en el alma del soldado, para contrarrestar en lo posible, la activísima propaganda disolvente y antipatriótica de que venía siendo objeto, por parte de las fuerzas ocultas de la masonería y la revolución.

Así fue como, llegado el momento, los marinos del Polígono "Janer", informados del verdadero concepto de patriotismo, orden y disciplina, respondieron desde el primero momento, con preferencia a los de otras partes, e hicieron posible la ingente labor patriótica llevada a cabo por la base de Marín, y la realización de la empresa tantas veces soñada por sus Jefes y Oficiales.


(.1) De ella estuvieron encargados en los primeros tiempos, anteriores al Movimiento, D. José Mº. Saavedra Patiño Alférez de Navío, y el Capitán D. Pedro Nieto Antúnez.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

sábado, 19 de junio de 2010

Tranquilidad en Pontevedra

Publicado el Bando de Guerra junto a la casa de la Villa, siguieron los artilleros por la calle de Michelena hasta la Peregrina, lugar de la segunda publicación, y de allí, por la calle de la Oliva, a la Plaza de San José, sin otros incidentes que los repetidos paqueos de los cobardes que, no atreviéndose a dar la cara, buscaban la sombra de alguna buhardilla o esquinal para impunemente, castigar a los soldados.

Leído por tercera vez el Bando en la Plaza de San José, regresan las fuerzas por la calle de Riestra al cuartel, a donde llegan a media noche, dejando aseguradas las bocacalles, el jardín de las palmeras y los centros todos oficiales: correos, telégrafos, teléfonos, etc.

Puede decirse, que en el decurso de cinco horas quedó totalmente dominada la ciudad, no oyéndose más que algunos tiros sueltos, durante el resto de la noche y los dos días siguientes.

No se concibe -sin una especial protección de Dios- que un puñado de hombres sometieran y dominaran, en tan poco tiempo, al numerosísimo rebaño de inconscientes llegados de todos los pueblos de la provincia, aún los más distantes, a engrosar las filas de los marxistas pontevedreses.

Nos cuenta el Capitán Sánchez Cantón que, en los días aquellos de inminentes peligros y general zozobra, había visto muchas veces clara y manifiesta la protección de Dios; "y la primera fue (nos dice) en el momento mismo en que salimos del Cuartel para declarar el Estado de Guerra".

No bien la batería pusiera los pies en la calle, cuando se ve acometida por los rojos que, al tiempo mismo que hacen fuego contra ella, le arrojan desde un kiosco situado frente al cuartel, una bomba que, de no haberse visto detenida en su camino por la rama de un árbol, hubiera llegado seguramente al cuadro de mando de la batería a donde iba dirigida. Los cuatro oficiales que en él figuraban, se salvaron así de una muerte segura, que en aquellos momentos sería de consecuencias irreparables, desbaratando por completo el triunfo del Movimiento en Pontevedra, y privando a la Causa de la inmediata y valiosísima aportación de una gran parte de la provincia.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

viernes, 18 de junio de 2010

El Capitán Bernal entre dos fuegos

Mientras las fuerzas de Artillería batían a los rebeldes en la Alameda y los desalojaban del Ayuntamiento, patrullaban las de la Guardia Civil la calle del Progreso, y vigilaban las bocacalles de la Peregrina (1).

Ocupadas se hallaban en este servicio, cuando se enteran de que numerosos grupos huidos del Ayuntamiento y alrededores, se disponían a caer sobre sus cuarteles con intención de asaltarlos.

Suponiendo entonces que los rebeldes entrarían por el campo de la feria, fue necesario reforzar la defensa del cuartel de Caballería.

Al proceder a esta operación, el Capitán se vio cogido entre dos fuegos: el que hacían los revoltosos parapetados tras las piedras de una obra en construcción, y el de sus propias fuerzas al contestar a los rojos desde el cuartel.

Pistola en mano, fue poco a poco -escudándose tras los árboles que crecen en aquel sector- saliendo de la zona de peligro, del que se salvó milagrosamente. Fue acaso éste, uno de los momentos más difíciles por los que hubo de pasar en aquellos días el "Capitán fascista", nombre con que era conocido entre los zurdos de Pontevedra D. Manuel Bernal (2).

(1) Fue entonces, cuando el Capitán Bernal detuvo un camión en el que venían 40 escopeteros de la Estrada. En el momento de hacer esta detención, sonaban muy cercanos múltiples disparos, y en medio de ellos una voz que decía:

-Métase V. en un portal, Capitán: ¡a la acera, que le tiran desde el tejado! La contestación de Bernal a la prudente indicación del vecino, revela todo el temple de su alma:

-No tenga Vd. cuidado: mientras me tiran a mí, no es fácil que me den. ¡Lo malo es cuando tiran al vecino!... entonces sí que hay peligro.

(2) En una reunión de izquierdas habida en Pontevedra meses antes del Movimiento, uno de los asistentes tomó la palabra contra Bernal diciendo:

-"Ese Capitán fascista que fue voluntario a Asturias y que es uno de los chacales de Doval, hay que echarlo fuera de España".

Efectivamente, acuerdan pedir su destierro o cuando menos su traslado de provincia; pero Bernal, enterado de todo ello por uno de los buenos informadores que tenía entre aquellos elementos, hizo llegar a ellos la siguiente respuesta:

-"Bernal saldrá de España; pero España es un país en donde cambian fácilmente las cosas, y el día en que vuelva, las ofensas personales las ventilará en el terreno personal, y el que se las haga tiene que ir dispuesto a jugarse la vida, como irá él también. ¡Cobra intereses y con usura!" Se encogieron los del Frente Popular, y no pidieron, ni el traslado de Bernal, único, entre los oficiales de la Guardia Civil en Galicia, que se salvó en aquel diluvio de cobardes traslados a que fueron sometidos en el mes de abril, y del que ya en otro lugar hemos hablado.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

jueves, 17 de junio de 2010

Pontevedra (Capital): detención del Gobernador; se declara el Estado de Guerra

Eran las siete y cuarto de la tarde del día 20 de julio, cuando el General Iglesias conminaba al Gobernador Civil a que se rindiese y resignase el mando, en el improrrogable plazo de cinco minutos.

El Gobernador resignó el mando inmediatamente; pero no abandonó el palacio del Gobierno. Había que ir a buscarle, y fue Sánchez Cantón el encargado de detener al que, momentos antes, era la primera autoridad de la provincia.

Sale el Capitán Sánchez Cantón con algunas fuerzas a cumplir este encargo, y es tiroteado desde el mismo Gobierno o sus inmediaciones. Sin baja alguna que lamentar, llega a las puertas del Gobierno, y allí encuentra ya al Gobernador acompañado por Bóveda, Pampín y algunas personas más. Entonces, dirigiéndose a él el Capitán le dice:

-Acompáñeme a la Comandancia Militar.

-¡Todo por la República! -repone el Gobernador.

-No, dice Sánchez Cantón: ¡Todo por España!

Luego en el momento de entregarse, aún le dice el Gobernador:

-Capitán: ¡Me salva Vd. la vida!

Y... -¡caso curioso!- el Capitán Sánchez Cantón, fue el encargado de quitársela, mandando el pelotón que le fusiló.

Detenido el Goberandor, y, a las siete y media de la tarde poco más o menos, el mismo Sánchez Cantón escoltado por una batería, sale a cumplir la misión de leer y hacer fijar el bando de guerra.

Los gritos de ¡Viva España! con que los artilleros salen del cuartel, son inmediatamente contestados por los rojos con nutridísimo tiroteo, que causa a la batería cinco bajas: dos Oficiales y tres soldados, heridos levemente todos ellos.

Desplegados los 60 hombres de la batería, disparan a su vez contra los revoltosos, entablándose una lucha de cuya profundidad da idea el hecho de que las fuerzas tardasen en recorre los dos o trescientos metros que median entre la Comandancia y la Casa-Ayuntamiento, más de media hora. ¡Tal era la resistencia que hacían los rojos, no conformes con perder, cuando tan acostumbrados estaban a ganar (1).

Contra el Ayuntamiento es necesario emplear una pieza, que sale mandada por el Capitán Jak Caruncho. Al primer cañonazo con granada de metralla en cero, y ante la amenaza de que el segundo sería hecho con rompedora, aparece por uno de los balcones una toalla en señal de rendición. Al punto los soldados se lanzan contra la Casa Consistorial, cogiendo un buen número de prisioneros, en un estratégico movimiento envolvente dirigido por el Capitán Casal (2).

(1) Tuvieron los revolucionarios en este choque, tres muertos y 38 heridos.

(2) Se apoderaron también en el Ayuntamiento de muchas armas y municiones.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

miércoles, 16 de junio de 2010

Pontevedra (Capital): Crece el peligro y actúa la Guardia Civil; alas de España sobre la Ciudad

A las tres de la tarde del día 20, la Capital era un hervidero de gente armada que llenaba por completo calles y plazas, cuya capacidad parecía multiplicarse de modo extraordinario, para recibir las nuevas expediciones que constantemente llegaban de los pueblos.

A las tres y media, avisa a la Comandancia el Sargento de la Guardia Civil en Lalín, que en aquel momento salían con dirección a Pontevedra 500 hombres armados, portando además toda la dinamita de los polvorines del ferrocarril en construcción.

Media hora más tarde, llega al Capitán Bernal una confidencia, por la que se entera, que los rojos trataban de apoderarse de las familias de Jefes y Oficiales, con objeto de ponerlas al frente de una manifestación monstruo, que había de ir al Cuartel de Artillería, a intimar su rendición (1).

Hacia las cinco y media hacen su aparición algunos autos procedentes al parecer de Lalín, con los que se enfrenta el Capitán Bernal y fuerzas de la Guardia Civil, procediendo a su detención y registro de sus ocupantes (2).

Todo esto, y algunas otras cosas de interés que llegaron a conocimiento de Bernal, iba sabiéndolas también el General Gobernador de la Plaza, por medio de diminutos emisarios que, en aquellos momentos, prestaron señaladísimos servicios (3). Solo la noticia referente a las detenciones llevadas a cabo por la Guardia Civil a las cinco y media de aquella tarde, le fue transmitida por un Oficial mandado por el Jefe de la Comandancia, Oficial que llevaba además la comisión de significar al General la conveniencia de que declarase el Estado de Guerra, antes de que la noche se echase encima.

Volvió pronto el Oficial con la respuesta del General: "El Estado de Guerra no puede declararse, porque las clases se niegan a salir y tratan de soliviantar a la tropa".

En vista de esto, la Guardia Civil procede a la rápida defensa de sus cuarteles, al tiempo mismo que comunica con la Base Naval de Marín, a donde se destaca un Oficial del Cuerpo, con objeto de pedir al Jefe del Polígono, enviase a Pontevedra un hidro con proclamas invitando a las masas a rendirse y entregar las armas, y con algunas bombas, que serían arrojadas en caso sólo de que las proclamas no surtieran el efecto deseado.

El Sr. Bastarreche contesta a esta petición en una nota, en que afirma que, en aquel momento, ordena sea lanzado al agua uno de los hidros, quedando todavía cuatro más, por si fueran necesarios.

Recibida esta respuesta en la Comandancia de la Guardia Civil, es desde allí trasladada inmediatamente al Cuartel de Artillería (4), a fin de que aquellas fuerzas aprovecharan la impresión que el hidro había de causar entre los revoltosos, para hacerse con alguna unidad y salir a la calle.

Efectivamente, la aparición del hidro fue aprovechada por la oficialidad para -con gritos, arengas y vivas- preparar el ánimo de la tropa, hasta conseguir formar tres baterías, en las que el elemento soldado respondió admirablemente.

Formada ya en el patio del cuartel la del Capitán Rodríguez, vio éste aparecer al Coronel del Regimiento, y dirigiéndose a él, le dijo sin más preámbulos: "Mi Coronel, yo respondo de la gente de mi batería, y voy a salir a la calle con clases o sin ellas".

Momentos después, el Teniente Vázquez (5), en tonos vibrantes y patrióticos, dirigía a los soldados una arenga que acabó de enardecerlos, mientras el Capitán Casal se presentaba al Gobernador Militar diciéndole: -Mi batería está formada y dispuesta a salir cuando Vd. lo ordene.

-Bueno, contesta el General Iglesias, tengan todo preparado, que voy a telefonear al Gobernador para que resigne el mando.

(1) De la veracidad de esta confidencia, testifica el hecho de que, momentos después de haber salido de sus casas algunas de estas familias, llegaban a buscarlas los revolucionarios.

(2) El que no llevaba una, iba armado de dos pistolas completamente nuevas. Debajo de los asientos llevaban también varios paquetes de dinamita.

(3) Ante la imposibilidad de comunicar por teléfono y teniendo que atravesar (para llegar al General) zonas completamente llenas de revoltosos, buscó Bernal personas que no pudieran infundir sospechas: unos balillas hijos de Guardias civiles, que llevaban dentro de los zapatos las comunicaciones que, por su corta edad, no hubieran sabido transmitir de palabra.

(4) La mandó Bernal al Capitán Rodríguez.

(5) Hallándose el Teniente Vázquez en comisión de Asalto en Pontevedra, fue (meses antes del Movimiento) con fuerzas de este Cuerpo a la ciudad de La Coruña, en la que, con motivo de una manifestación, se lió a golpes y bofetadas con algunos de los manifestantes. Quejóse el F. P. al Gobernador, y éste destituyó a Vázquez en el campo mismo de operaciones, teniendo que volver por consiguiente a Infantería de cuya arma procedía. Destinado a Estella, viene de allí a Pontevedra con licencia de verano, que hubo de aceptar por no infundir sospechas, cuatro o seis días antes del movimiento.

El día 19 de julio fue visto y conocido en la calle, pues estaba fichado por las Izquierdas de Pontevedra.

Perseguido por un tropel de rojos capitaneados por un cabo de municipales, buscó refugio en el Cuartel de Artillería, de donde salió (después de haber tenido allí una actuación meritísima) con la batería que declaró el Estado de Guerra en Pontevedra, siendo herido en el primer tiroteo con los revoltosos, y dando más tarde su vida por la Patria en uno de los frentes de combate.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

martes, 15 de junio de 2010

Pontevedra (Capital): amanece el día 20; nuevos inconvenientes

Amanece el día 20. En las primeras horas de este día comienzan a congregarse en las inmediaciones del Cuartel de Artillería patrullas y más patrullas armadas con escopetas, hoces, hachas, pistolas, etc. etc., que vienen a ser como la avanzadilla de nuevos y numerosos contingentes que los pueblos de la provincia han de enviar más tarde a la Capital: Lalín, Silleda, Estrada, Villagarcía, el Grove, Caldas de Reyes, Cangas, Bueu y otras villas y comarcas, preparan, en estos momento, las expediciones armadas que les pidiera el Gobernador.

En la capital van conociéndose detalles de esta movilización, merced a las informaciones que la Guardia Civil va recibiendo de los distintos puestos de la Provincia (1), y sirve ello, para acentuar más y más, el temor en unos y la decisión en otros.

El peligro aumenta por momentos, amenazando con hacerse irremediable; la oficialidad de la guarnición sigue presionando; la del Polígono de Marín empuja también; el Capitán Bernal no recata ante nadie sus propósitos de salir "con su gente" a contener a las masas, en el momento en que éstas traten de desbordarse, y el General Iglesias -que dijera al principio, no sacaría las tropas a la calle mientras no recibiese órdenes de la División, y aconsejaba después calma a sus subordinados: "esperen ustedes, no sea que vaya a echarse todo a perder"- se decide al fin, y entre una y dos de la tarde, da la orden de que sea declarado el Estado de Guerra.

Recibida esta orden, alguien tuvo la debilidad de, en una arenga que quiso ser patriótica y bien intencionada, comunicarla, en forma de consulta, a suboficiales y sargentos, que expresaron la impresión que les causaba, observando un silencio sepulcral.

-¿Por qué callan Vdes.? -les dijo entonces el Coronel de Artillería.

-Porque este es un movimiento político -responde uno de los del grupo- y el Ejército debe estar siempre alejado de todas esas cosas. ¡Las clases no respondían!

Tampoco respondían los Guardias de Asalto, según acababa de informar el Teniente Vázquez que fuera en comisión a entrevistarse con Rico, Capitán de aquellas fuerzas. ¿Y la Guardia Civil? ¿Dijo alguien al General Iglesias, que no podía contarse con la Guardia Civil? Si así fue, quien tal dijo no estaba bien informado.

Nosotros sabemos (2), después de haber visitado casi todos los puestos de la demarcación de Pontevedra, que los individuos todos de aquellos, estaban en cuerpo y alma con el Capitán Bernal; ¡y el Capitán Bernal estaba en cuerpo y alma con el Movimiento, antes ya del Movimiento!

De todos modos, aun cuando esta falsa información no hubiera llegado al General, bastarían la actitud de las clases y la traición de Rico, para impresionar grandemente y hacer reflexionar al hombre más tranquilo y despreocupado, sobre todo, si este tiene que hacerse responsable de una determinación, que puede ser gravísima en sus consecuencias.

Dejemos al General Iglesias tiempo a meditar sobre la nueva situación, mientras volvemos nosotros a la calle, a ver lo que en ella pasa durante las primeras horas de la tarde.

(1) De todas partes llamaban a la Comandancia -desempeñada por el Capitán Bernal hasta este día en que se hizo cargo de ella el Teniente Coronel que estaba en Vigo- pidiendo instrucciones ante las órdenes que recibían del Gobernador, incluso escritas, para que entregasen las armas que tenían en depósito. Las instrucciones eran siempre las mismas: -"No entreguen arma alguna, así arda el pueblo entero".

(2) No debía ignorarlo tampoco el Sr. Macarrón.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

lunes, 14 de junio de 2010

Pontevedra (Capital): noche fatal

En la noche del 19, una comisión de oficiales artilleros, y marinos que llegaran del Polígono, comparece ante el Coronel del Regimiento, recabando de él órdenes para salir a la calle.

-Vean Vdes. al General, que yo no soy el jefe.

-Y... ¿si él no saliese, saldría Vd.?

-¿...? (1)

Vieron luego al General, que terminó diciendo que él "no sacaría las tropas a la calle, mientras no tuviese órdenes de la División".

Esta contestación, que parecía natural y lógica, y que era desde luego clara y terminante, dio motivo a una escena en la que no faltó capítulo de ruegos, frases y reflexiones, agotado el cual, determinó la oficialidad enviar inmediatamente a La Coruña, agentes de enlace que gestionasen una solución.

Aquella misma noche salían el Capitán Sánchez Cantón y el Oficial de la Junta de Obras del Puerto con dirección a La Coruña, a donde no habían de llegar. Tiroteados en Caldas de Reyes, y avisados por el Alcalde de aquella Villa de que toda la carretera hasta Santiago estaba tomada por elementos revolucionarios, que tenían órdenes expresas de disparar sin previo aviso, regresaron a Pontevedra, sin haber podido dar cima a su misión.

¡No fue este el último fracaso en las nobles y patrióticas intenciones de los Artilleros durante aquella interminable noche del 19 de julio!

Dejamos dicho atrás, que a la permanente de la Casa del Pueblo asistían también algunos Sargentos de Artillería. Sabido esto por los Oficiales, acuerdan proceder a su detención, para lo cual avisan al Capitán de la G. C. Sr. Bernal, diciéndole, pasarían a recogerle unos Oficiales, para que les acompañase en este servicio. ¡Las cosas se complicaron, y el servicio no llegó a realizarse!

Además, a eso de las diez de la noche, un artillero, hijo de un Guardia Civil, se presentó a Bernal enterándole de conversaciones oídas en el destacamento de Campolongo, por las que se deducía, que algunas clases trataban de insubordinar a la fuerza.

-Vete corriendo al Cuartel de Artillería -dícele Bernal- y da conocimiento de todo eso a tus jefes.

¡El artillero no cumplió lo mandado!: ¡un cabo de la misma arma, con estratagemas y ardides, le retuvo el tiempo necesario para que la información no fuese recibida la noche aquella en Artillería!

¡Noche del 19 de julio!... ¡Noche de contrariedades, intranquilidad y sobresalto para la Oficialidad de Artillería, y para todos los patriotas de Pontevedra!

(1) Omitimos la contestación del Coronel, por no ser indispensable en nuestra narración.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

domingo, 13 de junio de 2010

Pontevedra (Capital): no había complot

En Pontevedra no había complot de ninguna clase. Como en las demás plazas de Galicia, tampoco allí precediera al Movimiento una preparación todo lo amplia y cuidadosa que las circunstancias parecían reclamar. De ahí, la desorientación y el despiste general que se observó en los primeros momentos.

Pasaron sí, por la capital, algunos enlaces (1), que ni habían llegado a todos, ni aún ante aquellos a los que llegaran, habían concretado nada. El más enterado, no sabía cuando ni como iba a surgir el Movimiento.

Que algo iba a pasar, estaba en el ambiente; y, cediendo al ambiente y a la propuesta acaso de algún iniciado, los Capitanes de Artillería -en reunión que tuvieran 15 o 20 días antes del 18 glorioso, con objeto de expulsar del cuerpo a Menéndez, por sus compadrazgos y connivencias con Pérez Farrás en Cataluña- se habían comprometido a proceder de acuerdo, en caso de un movimiento.

Como se ve, esto era algo muy vago e incompleto, en un asunto de trascendencia capitalísima en que se jugaba, no sólo la carrera, el pan de la mujer y de los hijos, sino también la vida misma de los individuos.

Con todo, ninguna de estas consideraciones llegó a hacer mella en el ánimo de la fogosa oficialidad que, a todo trance, quería salir a la calle, significándolo así, primero al Coronel del Regimiento, y luego al General de quien era autorizarlo.

(1) La llegada de uno de estos a Pontevedra, dio lugar a un caso curioso que vamos a relatar:

En el Hospital de Pontevedra, había muerto un cabo de la G. C. llamado Polo, cuyos familiares (entre ellos un sacerdote) residían en una ciudad de Castilla, a donde rápidamente se les comunicó la triste noticia. Dos o tres días después, un sacerdote pregunta en Pontevedra por el Capitán de la G. C. D. Manuel Bernal, a quien encuentra, en el preciso momento en que éste venía de asistir a los funerales de Polo. Esta circunstancia, unida a que la llegada del visitante coincidió con la del exprés, dio motivo a que Bernal, confundiéndole con el pariente del muerto, le recibiese con las expresiones de ritual en tales casos: "Le acompaño en el sentimiento..." "No sabe V. cuanto lo lamento..." No pudo terminar. El visitante, burlando la atención de otras personas allí presentes, le dice en tono misterioso: "Tengo que hablar reservadamente con usted. Soy Teniente de Artillería".

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

sábado, 12 de junio de 2010

Pontevedra (Capital): sucesos de julio

El 19 de julio en Pontevedra y su provincia, la calle fue completamente del F. P.: registros, cacheos, encarcelamientos, requisas de todo género, concentraciones, gritos revolucionarios, manifestaciones y puños en alto... todo esto, llevaba en todas partes el sello del F. P. español.

Desde el Gobierno Civil se había decretado la huelga general, y la Casa del Pueblo se había constituido en sesión permanente a la que asisten también algunos Sargentos de Artillería. En ambos centros reina bastante confusión; pero no tanta que impida la circulación de infinidad de órdenes y disposiciones, que dan la impresión, al salir a la calle, de que en ella mandan los que las dictaron.

¡La calle era del Frente Popular! Para disputársela, había que enfrentarse con millares y millares de hombres nada escrupulosos, y relativamente bien armados y municionados.

Esto lo sabía perfectamente la guarnición de la plaza, que si contaba con mejor armamento, era infinitamente superada en número de combatientes. Unos 400 artilleros, 40 guardias civiles, 30 de asalto y 15 carabineros, habían de enfrentarse con 10 a 12.000 hombres.

No era esto sin embargo lo que retardaba la declaración de Estado de Guerra en Pontevedra. No era el enemigo exterior al que se temía, sino al que pudiera surgir dentro de los mismos cuarteles.

Además, las informaciones acerca del Movimiento, eran muy poco concretas; nada se sabía de actitud que adoptarían las otras guarniciones de Galicia, y la decisión que la Oficialidad tomaría de secundar el movimiento iniciado en África, sufría dilaciones, no tan lógicas como peligrosas.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

viernes, 11 de junio de 2010

Pontevedra (Capital): estado social

Los 72.356 habitantes del partido judicial de Pontevedra, están distribuidos en los ocho municipios de Bueu, Cangas, Geve, Marín, Moaña, Pontevedra, Poyo y Vilaboa.

En todos y cada uno de estos municipios, ocurrieron en julio de 1936 sucesos dignos de reseñarse, y de todos ellos hablaremos separadamente, no siendo de los inmediatos a Pontevedra (Geve y Poyo) que tienen lugar adecuado en este capítulo, por haber sus elementos actuado principalmente en la capital, durante los días a que nos referimos.

En cuanto al estado social, poco hemos de añadir a lo ya expuesto en páginas anteriores, por revelar ya aquellas de modo claro y terminante, este aspecto en la ciudad de Pontevedra.

Bloqueada ésta por un sinnúmero de sociedades de tipo netamente izquierdista cuando no abiertamente revolucionario (1), y teniendo como tenía dentro de sus muros "La Comarcal" -templo confederativo de las agrupaciones comunistas de Mourente, Marcón, Salcedo, Campañó, Lérez, Tomeza, Cerponzones, etc. etc.- no es de extrañar que el ambiente de Pontevedra se mostrase propicio a un movimiento profundamente izquierdista, capaz al parecer, de arrollar todos los obstáculos que pudieran presentársele en su camino.

Eso creyeron también, sin duda, los dirigentes del F. P., al ver sobre todo como, llegado el momento, respondían perfectamente todas las organizaciones de la provincia, enviando a Pontevedra sus hombres, armas y municiones, para, con todo ello, ahogar allí las voces de mando que pudieran recoger el grito de independencia, lanzado por el invicto General, al otro lado del Estrecho.

No fue así sin embargo, como veremos en el decurso de esta narración.


(1) "Confederación Nacional del TRabajo de Lourizán", con más de 200 asociadosM "Unión Agrícola de Figueirido" con 115, de carácter comunista; "Canteros y Oficios Varios de Geve" y "Agrupación socialista de Geve", en las que se notaba una marcada influencia de la F. A. I., y otras varias.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

jueves, 10 de junio de 2010

El movimiento en Pontevedra: estado social de la provincia

Aunque más detenidamente hayamos de estudiar el aspecto social de los pueblos principales de Pontevedra al hablar de cada uno de ellos en particular, queremos presentar aquí una visión de conjunto, como hicimos en las demás provincias.

En el partido de Lalín hemos de distinguir, entre zonas atravesadas por el ferrocarril en construcción "Zamora-Orense-Santiago", y aquellas otras alejadas de estos centros de trabajo.

En las primeras, predominaban las organizaciones obreras de tipo socialista, U. G. T.; en las segundas -a las que no llegaba directamente la influencia de los trabajadores de la vía férrea- apenas si se conocían las sociedades (1), no siendo en algunos centros mineros, en los que la U. G. T. hiciera también prosélitos.

En la zona de la Estrada, existían en gran número las sociedades agrarias de tipo izquierdista, sostenidas en su mayor parte con dinero que se recibía de América.

Casi todas ellas tributaban al socialismo, siendo Forcarey y Cerdedo los Ayuntamientos que a este daban mayor contingente (2).

En el partido de Cambados, todas las sociedades de marineros estaban federadas en la C. N. T., mientras las de "Oficios Varios" cotizaban en la U. G. T., cuyas inspiraciones seguían también las escasísimas sociedades agrarias que hallamos en esta comarca.

El partido de Caldas de Reyes ofrece a la U. G. T. su "Casa del Pueblo" en la capital, y una buena parte de los pueblos de Moraña. En muchas parroquias no se encuentra organización de ninguna clase, y las sociedades agrarias (en donde existían, como en Campolameiro) buscaban la tutela de la C. N. T., no faltando tampoco algunos focos comunistas.

En cuanto a la zona de Pontevedra, las entidades agrarias de Lérez, Cerponzones (3), Geve (Santa María y San Andrés) Bora, Mourente, Marcón, Tomeza, Vilaboa, Salcedo y Lourizán, se agrupaban bajo la bandera comunista de "Acción comarcal", con residencia en Pontevedra.

Las organizaciones todas que tenían su sede en la Casa del Pueblo, adheridas muchas de ellas al S. R. I., presentaban tendencias marcadamente comunistas, quedando sólo el sindicato de camareros fiel a la U. G. T.

En Salcedo nace, bajo las orientaciones de Lis Quibén, una sociedad antimarxista, que con sus 200 afiliados llegó a inquietar a los dirigentes de la Casa del Pueblo, que emplearon contra ella, sin que lograsen matarla, toda su artillería pesada: huelgas, boicots, represalias violentas, etc. etc.

También en Marín encontramos una sociedad obrera con postulados derechistas, y varias sociedades agrarias del mismo matiz en Marín y sus contornos.

Toda la gente de mar de esta comarca (4), estaba encuadrada en la Confederación Nacional del Trabajo; algunas sociedades comunistas como el pósito de Moureira, y sociedades agrarias de izquierda en Bueu, Cangas y Moaña principalmente.

En el sector de Vigo, se notaba un gran predominio de la Unión General de Trabajadores en la capital, en la que también la Confederación Nacional del Trabajo tenía sus representantes lo mismo que el comunismo, que, sobre todo en las barriadas de Lavadores y Teis, ejercía una influencia marcadísima.

En Redondela hallamos la "Casa del Pueblo" afiliada a la U. G. T., mientras las sociedades agrarias del distrito, ostentan el sello de "Izquierda Republicana", y una total y servil sumisión a los caprichos de Telmo Bernárdez. En Mos y Chapela, focos comunistas.

En la comarca de Puentecaldelas, predominio de la U. G. T., en la que últimamente se habían refundido un sinnúmero de sociedades que nacieran con el señuelo de agrarias. Predominio también de la U. G. T. en Puenteareas, sin conflictos sociales de importancia; y muy pocas sociedades en la zona de la Cañiza, de tipo independiente casi siempre, si exceptuamos algunas "agrarias" hacia Salvatierra, que estaban adheridas a la U. G. T.

"Oficios Varios" de Bayona, La Guardia, y Tuy, pertenecían a la C. N .T.; mientras las múltiples sociedades agrarias de la comarca fronteriza, especialmente las de Tomiño, manejadas por Alonso Ríos, eran de tendencias marcadamente comunistas.

(1) Debido a dos causas fundamentales: una, que en ellas estaba muy arraigado el espíritu religioso (aún se rezaba el Santo Rosario en familia, y en medio del campo suspendían el trabajo para rezar el Ave María, al toque de Angelus); otra, la falta de emigración hacia el extranjero y otras regiones de España.

(2) Hay en esta comarca un número considerable de canteros, muchos de los cuales trabajan en las obras del Central Gallego. Siendo Prieto ministros de Obras Públicas, hubo de despedir a muchos de ellos por falta de consignación, y... -¡si serían majaderos!- llegados a sus pueblos, formaron varias sociedades afiliadas a la U. G. T., a pesar de haber sido Prieto quien les dejara sin trabajo.

(3) Había en Cerponzones dos sociedades agrarias de tipo derechista, y otra agrario-comunista. Las dos primeras, después de las elecciones de febrero, se fundieron en esta última.

(4) Pontevedra, Marín, Cangas, Bueu y Moaña.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

miércoles, 9 de junio de 2010

Pontevedra: valor de la Provincia en el Movimiento de 1936

La provincia de Pontevedra, por su población -533.419 habitantes, una de las de mayor densidad entre las de España-; por ser zona de invasión -término de la línea que parte de Tras-os Montes y penetra en España por Tuy amenazando Galicia y principalmente la costa comprendida entre Vigo y Pontevedra, cuyas rías toma de revés-; por estar en ella enclavadas las principales rías de la costa O., de condiciones muy favorables para un desembarco; por lo floreciente de su agricultura, industria y comercio; por incluir dentro de su territorio importantes centros de orden militar como el Polígono "Janer" de Marín, la Base Naval de Ríos, etc. etc.; por todo esto, la provincia de Pontevedra, era de un valor incalculable en la contienda española de 1936.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.