sábado, 31 de julio de 2010

El Grove

Estado social

En el año 1935 se constituyó en el Grove una sociedad de "Oficios Varios" titulada "Alianza", compuesta de los mismos elementos de otra que, con la misma denominación, funcionara hasta el año 1934 y que, por sus tendencias comunistas, fuera disuelta por la Autoridad gubernativa.

Tenía su residencia en la calle principal del Grove, y sus ideales seguían siendo francamente comunistas. Entre los organizadores y principales dirigentes merecen destacarse Constante Silva Torres, Manuel Moldes Bea, Luis Moldes Bea, Servando Domínguez Boullosa, Francisco García Moldes y Francisco Bouzas Sánchez.

Estos sujetos, con sus continuas propagandas, habían convertido al pueblo marinero, en Meca del comunismo provincial; y... eso era el Grove, en julio de 1936.

El Movimiento. Asalto al Cuartel de la Guardia Civil

El hecho más saliente del Movimiento en el Grove, fue, sin duda alguna, el asalto a la casa-cuartel de la Guardia Civil, llevado a cabo el día 20 de julio por Manuel Puente Iglesias delegado del Gobernador de Pontevedra, y Miguel Mandias Merino.

Estos señores, pistola en mano el primero, y armado el otro con una escopeta, se presentaron a las puertas del cuartel donde quedó el Alcalde D. Jacobo Barral Otero que les acompañaba, mientras ellos subían al tercer piso de la casa, entraban en el despacho del sargento S. González Leiro, y se llevaban ocho pistolas que allí estaban en depósito (1).

Estas armas fueron llevadas al Ayuntamiento primero, para conducirlas luego -unidas a otras muchas de las que eran despojadas las personas de orden- por patrullas designadas para este fin, a Pontevedra capital de la provincia.

No habían de llegar allá sin embargo. Del Grove salieron a eso de las ocho de la tarde del mismo día 20 en el coche del médico Sr. Cadavid, escoltadas por los asaltantes del cuartel y Prol Figueiro que ostentaba también la representación del Gobernador. Salieron del Grove; pero, al llegar a Combarro, alguien enteró a los viajeros de que en Pontevedra se había declarado el Estado de Guerra, y juzgando más prudente (y sobre todo más saludable) retornar al Grove en donde ellos eran los amos, volvieron con su mercancía, mucho más silenciosos que satisfechos.

Tras ellos llegaron, disgustados también y maltrechos, parte de los 160 camaradas que el Grove había facturado al Gobernador, en expedición motorizada compuesta de tres grandes ómnibus, y llegaron... con tiempo más que suficiente, para presenciar la triunfal entrada que el día 25 de julio hicieron en el Grove las fuerzas del Ejército y Guardia Civil, mandadas respectivamente por el Comandante Revilla y el Capitán Bernal.

Desde entonces, castigados los revoltosos con un muerto y varios heridos por estas fuerzas a las que locamente pretendieron resistir, no volvió a alterarse el orden en el pueblo que, como los buenos, sigue prestando su cooperación y su ayuda a la obra magna de la reconquista de España.

(1) Los guardias salieran el 19 para Pontevedra, y en la casa-cuartel sólo había mujeres. Al asalto del cuartel precediera la requisa de armas en los domicilios de D. Eloy Álvarez Benavides y D. Alfonso Solá Davín.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

viernes, 30 de julio de 2010

Villagarcía: fin de la jornada

Por las razones antedichas, los grupos rebeldes huidos a los montes Giabre, Lobeira y otros inmediatos a Villagarcía, no habían podido ser deshechos en la operación llevada a cabo por la columna Revilla. Aquéllos seguían cometiendo actos de sabotaje en la vía-férrea sobre todo, y en la conducción de energía eléctrica, por lo cual, la Autoridad Militar de la provincia, dispuso, saliese de Pontevedra una pequeña columna mandada por el Capitán Bernal, con la misión de acabar con éstos y otros atentados que intranquilizaban la vida de la población (1).

Uno de los días 28 o 29 de julio, opera esta columna sobre los montes indicados, dividida en tres grupos cuyos objetivos eran los siguientes: el grupo más numeroso, entrando por la carretera de Cesures, había de subir a coronar las crestas del monte de Meda, y seguir en dirección al llamado pico de Giabre Bajo, vigilando especialmente la cañada de Bamio, punto probable por donde había de buscar salida, como así sucedió, los grupos que se refugiaban en dicho monte, y que, apoderándose luego de embarcaciones, habían de pasar la desembocadura del Ulla en dirección a Rianjo. Otro grupo llevaba la misión de batir el monte del Corno, en dirección al Giabre Bajo; y el tercero, partiendo de Cea, había de seguir la misma dirección del anterior, buscando así la concentración de los grupos rebeldes en el punto de confluencia de las tres pequeñas columnas, concentración que se suponía había de quedar efectuada hacia las seis de la mañana, hora en que un hidro de la Base Naval de Marín, había de hacer acto de presencia para cooperar a la operación, bombardeando a los rebeldes.

Todo sucedió como se había previsto, y los grupos, perseguidos por el hidro y fuego de fusilería, huyen despavoridos, dejando abandonadas numerosas bombas de gran potencia cargadas de metralla, dos grandes paquetes de dinamita, tubos de hierro que utilizaban para la fabricación de bombas y algunas armas (2).

A eso del medio día, terminada esta primera parte de la misión encomendada al Capitán Bernal, regresó éste con sus fuerzas a Villagarcía, de donde partió de nuevo en las primeras horas de la tarde, para batir a los refugiados en el monte Lobeira.

Como antes, la columna de dividió en tres secciones, cuyo objeto común era coronar a una hora determinada (las cuatro de la tarde) la parte más alta de dicho monte.

Partieron pues las distintas secciones en dirección a la cruz de Lobeira, saliendo una por Cornazo, otra por Puente-Arnelas y la tercera por Sobradelo y monte de Santa Mariña.

El enemigo, sorprendido y acosado por todas partes, huye tan precipitadamente, que da lugar a que los dos falangistas a que antes nos hemos referido y que estaban en poder de los rebeldes, puedan escaparse, uniéndose luego a las fuerzas de Bernal. Dejaron los rojillos en el campo cinco muertos, varios heridos, armas, bombas en número de cincuenta y víveres en abundancia, teniendo por su parte las fuerzas atacantes un herido leve, de resultas de una perdigonada.

Al día siguiente, después de pernoctar en Villagarcía, regresó Bernal con su gente a Pontevedra, terminando así, de manera tan brillante, una actuación de la que todos los villagarcianos había de guardar imborrable recuerdo.


(1) En la tarde del 28 de julio, cinco individuos armados, entre los cuales iba el "Cotexo" del lugar de Trabanca, se presentaron en la casa del señor Cura de Abalo, registrándola minuciosamente y apoderándose de dos jamones, dos gallinas, 32 pesetas, el sello parroquial y una bandera española que quemaron en la cocina, lamentando no haber encontrado al Cura "pra facer o mismo con él por ter gardado esto", según expresión del "Cotexo".

(2) Créese que en el bombardeo fue muerto uno de los principales jefes rebeldes, el célebre Latorre, capitán de uno de los grupos.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

jueves, 29 de julio de 2010

Villagarcía: operaciones en el extrarradio

Unidas las fuerzas del Capitán Bernal a las del Comandante Revilla -y en virtud de órdenes recibidas del Coronel Sr. Múgica que se encontraba en el cuartel de la Guardia Civil de Villagarcía- salieron de esta ciudad con el intento de llegar a Cambados, limpiando de rebeldes los pueblos situados en las inmediaciones de la carretera, cosa muy necesaria, para que pudiese surtirse de víveres la población de Villagarcía.

La columna encontró ya el primer tropiezo a la salida del pueblo, junto al convento de Vista-Alegre, en donde hubo de sostener un pequeño tiroteo que le permitió avanzar unos trescientos metros más, al cabo de los cuales, un árbol corpulento intercepta la carretera, repitiéndose el tiroteo contra grupos emboscados, a fin de proteger la acción de la gente dedicada a despejar el camino.

Hecho esto, la fuerza, con ocho detenidos que cayeran en esta última operación, siguió su marcha camino de Cambados.

No había recorrido doscientos metros, cuando encuentra un nuevo obstáculo: otro árbol tirado a lo ancho de la carretera, impedía el paso en el lugar de Sobradelo. Nueva detención y tercer tiroteo con los rebeldes, tiroteo que había de reanudarse cien metros más adelante, contra los defensores de una barricada, que con adoquines habían levantado en la carretera.

Desalojada por las tropas la improvisada trinchera, siguieron aquellas hasta Villajuán, pueblo que hallaron completamente desierto, y cerradas a cal y canto todas sus puertas.

Entre Villajuán y el Rial, encuentran dos barricadas más, formadas con los materiales de una obra en construcción la primera, y con piedras y alambres entrecruzados la segunda.

Salvan también estos obstáculos después de dispersar un grupo (1) que, parapetado en las playas inmediatas hostilizaba el paso de la columna, y continúa ésta su marcha hasta el Rial, donde los revoltosos volaran un puente que, después de reconocido y reparado provisionalmente, permitió el paso a los hombres de Revilla y Bernal que, a las cuatro de la tarde, superadas tantas dificultades, vieron cumplido su propósito, llegando a Cambados después de cinco horas de viaje.

En Cambados nada tenían que hacer; el pueblo estaba completamente pacífico y, a poco de haber llegado, regresan a Villagarcía, pudiendo advertir, al no ser hostilizados a su regreso, que la lección de la ida había sido provechosa a los rojos de Villajuán, Caleiro, Sobradelo y otros pueblos.

Aquella misma tarde, y sin haber recibido descanso alguno, las infatigables fuerzas de la columna Revilla salen de Villagarcía, con el propósito de llegar hasta Cesures por la carretera de la costa.

No pudo ser. En Bamio, habían los rojos volado un puente en toda la extensión de la carretera y, ante la imposibilidad de seguir viaje, dispuso el Comandante que dos fuertes guerrillas salieran en persecución de numerosos grupos, que se advertían a lo lejos sobre los montes de Bamio.

Esta operación dio lugar a que los grupos dispersos se concentraran en uno de los picos más altos donde, no podían ser convenientemente batidos; por lo cual, después de haberles mandado unos saludos de ametralladora, regresaron las fuerzas a su base, anochecido ya.

Al día siguiente, 25 de julio, los montes del Giabre -en donde había cuatro numerosos grupos de revolucionarios situados estratégicamente para controlar las entradas y salidas de Villagarcía- y los de Lobeira -refugio de otro grupo que tenía por misión principal volar los depósitos de aguas (2) - fueron visitados por las fuerzas de la columna Revilla, que efectuaron la operación en la forma siguiente:

Muy de mañana salió la columna hasta el lugar de la Torre, en donde se dividió en dos secciones. Una, mandada por el Comandante Revilla, había de hostilizar a los revoltosos que merodeaban por las inmediaciones del lugar de Trabanca, para hacerlos huir hacia el monte, mientra la otra, a las órdenes del Capitán Bernal, hostilizaría a los grupos que ocupaban las inmediaciones de Guillán. Con esto se pretendía reunirlos todos en lugar propicio donde pudieran ser eficazmente batidos, lo que sin duda se hubiera conseguido, si ellos obedecieran a un mando, y no hubiesen escapado cada uno por donde pudo, abandonando un herido, armas cortas, numerosas bombas y una caja de dinamita.

El mismo día 25, después de un pequeño descanso en Villagarcía a las fuerzas que acababan de llegar del Giabre y Lobeira, salieron éstas para Pontevedra a donde llegaron a las once de la noche, después de haber pacificado los pueblos del Grove y Sangenjo, en los cuales mandaban todavía las masas revolucionarias y el Ayuntamiento del Frente Popular (3).

(1) Se decía que éste era el grupo que tenía en rehenes a dos falangistas, uno de Villagarcía y otros de Cambados, de los que se apoderaron días antes.

(2) Misión que cumplieron, dejando sin agua varios días a la población.

(3) En el Grove fue hostilizada la fuerza que, al repeler la agresión, hizo a los revoltosos un muerto y varios heridos.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

miércoles, 28 de julio de 2010

Villagarcía: artilleros en la ciudad

La marcha de los acontecimientos no agradaba a la masa general de los revoltosos y, bien pronto, la autoridad del Comité de Guerra fue desbordada por elementos todavía más extremistas que, unidos con algunos del anterior, formaron un nuevo Comité encargado de inspirar y dirigir actos de sabotaje, que dieron lugar a choques violentos con la fuerza pública de la ciudad primero, y a la intervención de las fuerzas del Ejército más tarde. Numerosos paqueos, explosiones de bombas, cortes en los postes de teléfonos y conducción eléctrica, etc., etc., hicieron necesaria la constante intervención de la Benemérita, Carabineros y Guardias de Seguridad, que lograron tener a raya a los revoltosos durante los días 21, 22 y 23 en que tuvieron lugar estos sucesos, no sin tener que lamentar la muerte de dos Carabineros y un Guardia civil, así como la baja de seis guardias más, levemente heridos.

El día 24, conocidos estos hechos en la capital, así como también el rumor de que en Villagarcía se proyectaba una fuerte concentración de elementos procedentes del lado opuesto de la ría (Boiro, Escarabote, Pueblas, Santa Eugenia, etc. etc.) ordena el Jefe de la Comandancia de Pontevedra, que el Capitán de la Guardia civil D. Manuel Bernal salga inmediatamente para Villagarcía, con la fuerza que las circunstancias le permitiesen reunir. ¡No eran mucho veinte hombres (número que pudo completarse entre guardias y paisanos armados), pero, con un jefe como Bernal, eran más que suficientes para la empresa proyectada!

Por la carretera de Caldas entra este pequeño grupo de valientes en Villagarcía, cuya escasa guarnición no podía presentar seria batalla a las numerosas patrullas armadas que impedían transitar por las calles a toda persona ajena a sus ideales, y obligaban a cerrar los comercios y casas particulares, destinados a ser asaltados aquel mismo día.

Oportuna fue pues la llegada del Capitán Bernal, que recorre la población obligando a los vecinos a abrir ventanas y puertas que tenían herméticamente cerradas, practicando algunas detenciones, y restableciendo el orden con su presencia y la huida de los revoltosos hacia los montes de Bamio, Leiro, Giabre y otros del contorno.

Comprobada la fuga del enemigo, Bernal con su gente, acude a la Casa Ayuntamiento con objeto de destituir la corporación del frente popular todavía en funciones, y en esto estaba, cuando, por la carretera de Rubianes, entra a la ciudad una columna de Artillería al mando del C0mandante Revilla.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

martes, 27 de julio de 2010

Villagarcía: sucesos de julio

Los espíritus rebeldes de Villagarcía no esperaban, como los de otros pueblos, a que surgiera un pretexto que justificara, en apariencia al menos, la adopción de medidas violentas y la confección de planes criminales.

Ya el 13 de julio, en reunión habida por los elementos revolucionarios en casa de Ramón Mondragón Cores, acordaron quemar los camiones de Francisco Santiago, y atentar contra la vida de algunas personas de Villagarcía.

El primero de estos acuerdos, fue consumado al fin el día 25 de julio en Cornazo, y si no se realizó el segundo, se debe a que los acontecimientos se precipitaron, poniendo en guardia a las presuntas víctimas, y desviando la atención de los tiranos hacia otros asuntos de vital importancia para ellos, como era por ejemplo, el de organizar la defensa de la ciudad contra las fuerzas del Ejército.

Para esto, el día 20 de julio, obedeciendo órdenes del entonces Gobernador de la provincia, se constituyó en el Ayuntamiento de Villagarcía un Comité de guerra, del que era figura muy destacada el diputado del Frente Popular Elpidio Villaverde, y del que formaban parte diversos elementos afiliados a la C. N. T. y a otros partidos. Pero antes ya, los días 18 y 19, grupos de individuos armados de fusiles, escopetas y bombas confeccionadas con cartuchos de dinamita visitaran, en requisa de armas, las casas de D. Joaquín Caamaño, Sra. Vda. de Fojo, Serafín Álvarez Bouzas y algunas otras de Bayón, Rubianes, Godos y otros lugares limítrofes a Villagarcía (1).

Antes ya también, había sido incendiado el Club-Nautico, y se había efectuado la recluta de paisanos y la requisa de vehículos que los transportara a donde fuese necesario (2), y antes igualmente, teléfonos, correos y otras dependencias públicas habían sido intervenidas y puestas bajo la vigilancia de la guardia roja.

El Comité de guerra, por consiguiente, encuentra -al iniciar su actuación- un pueblo dominado en absoluto por el frente popular revolucionario.

Una gran parte de los falangistas habían sido detenidos en la madrugada del día 19, y recluidos estaban en la prevención de seguridad; las fuerzas armadas de la población -insignificantes en número, relativamente a las del enemigo- totalmente desorientadas y forzosamente inactivas por falta de órdenes concretas y noticias exactas acerca de lo que estuviese ocurriendo en la capital de la provincia; los vecinos que no habían podido encontrar un refugio más seguro en otra parte, encerrados en sus casas, y el Comité de guerra... dueño y señor de vidas y haciendas.

Sin embargo, este Comité no estaba del todo tranquilo y satisfecho. La actitud de la Guardia Civil no acababa de convencerle. Sabía que todas las tentativas que había hecho el Alcalde Valentín Briones Rey, para conseguir la entrega de armas que se custodiaban en la Casa-Cuartel, se habían estrellado contra el admirable tesón del Teniente-Jefe de aquellas fuerzas Sr. Velay, a quien había de tentar por la astucia ya que no tenían valor para emplear contra él la fuerza, y ruegos y consejos habían fracasado.

Elpidio Villaverde, propone al Teniente de la Guardia Civil que admita en el Cuartel a diez hombres de toda confianza del Frente Popular, para que, con los guardias, "cooperen al mantenimiento del orden". Rechaza Velay esta proposición, y hace saber a los del Comité que, para imponer el orden en la Plaza, le sobraba con la gente que tenía.

Fracasado el Comité en sus intentos, llama repetidamente al Oficial de la Benemérita a la Casa Consistorial; pero él, que sospechaba de las intenciones de tan buenos amigos, lejos de acudir al reiterado llamamiento, redobla las medidas de vigilancia y defensa del Cuartel a donde hizo transportar su familia sacándola de la casa particular que, media hora más tarde, era visitada por un numeroso grupo de obreros armados, que acudían allí con objeto de tomar en rehenes a los moradores de la misma y presentarse con ellos ante el Cuartel para, de ese modo urgir la entrega del tan codiciado armamento. El nido estaba ya vacío, y esto, exasperó de tal modo a los revoltosos, que su malhumor trascendió al pueblo, a donde llega convertido en insistentes rumores de criminales represalias.

Se decía, entre otras cosas, que iban a ser quemados vivos los falangistas detenidos, rumor que, por conducto de un confidente, llegó hasta el Teniente de Seguridad con tiempo suficiente para que éste, jugándose la cabeza, pudiese acercarse a la prevención y sacar de ella a los muchachos de Falange, trasladándolos, una vez armados convenientemente, al Cuartel de la Guardia Civil.

Con esto, sin embargo, no había desaparecido del todo el peligro de que en Villagarcía corriese sangre de inocentes. En la cárcel estaban además unas veinte personas de significación derechista cuya vida peligraba y, velando por ella, D. Wenceslao González Garra, cuando mayor era el número de revoltosos que ocupaban materialmente los jardincillos que hay frente al Ayuntamiento, atraviesa, entre los gritos y amenazas de la multitud armada, y entra al Palacio Consistorial, ofreciéndose generosamente en rehenes para salvar la vida de los demás, aún con peligro de suya propia.

(1) Se distinguieron en esta patrulla Luis Doeste Mariño (a) "Perrón", y José García González (a) "Pepe Zapatero".

(2) En la comisión de estos otros delitos, tuvieron parte muy destacada Pando Rivero, Latorre y el "Gitano".

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

lunes, 26 de julio de 2010

Villagarcía: estado social

Pocas ciudades habrán en la Región, que ofrezcan un aspecto tan complicado en organizaciones sociales y políticas, como el que presentaba Villagarcía de Arosa en julio del año 1936.

"Unión Regional de Derechas" compuesta de dos secciones -de varones una y otra de mujeres- decrecía notablemente a fines ya del año 1935, no sólo por las acometidas de que venía siendo objeto por parte del poder oficial, sino también por apatía de sus simpatizantes. Últimamente, apenas si contaría en sus filas con un centenar de asociados, única fuerza organizada que, en unión de Falange Española -muy floreciente en Villagarcía dentro de los límites que las circunstancias permitían- podía hacer frente a las izquierdas, que, al unirse para formar el Frente Popular, representaba una mayoría aplastante.

El Sindicato "Oficios Varios de la C. N. T.", aportaba como mínimun al frente único de izquierdas, 400 peones, 275 carpinteros, 125 metalúrgicos, 170 canteros, 300 albañiles, 80 pintores, 150 adoquineros, 75 estivadores y 50 oficios varios, o sea, un total de 3.425 socios que residían en Villagarcía y otros pueblos de aquel Ayuntamiento, dispuestos siempre a obedecer y acatar las órdenes de Joaquín de la Torre Suárez, José Fernández Vázquez, Santiago Durán Fariña y otros dirigentes.

Izquierda Republicana -partido político tan escrupuloso que no tenía inconveniente en sostener determinadas relaciones con los elementos más destacados del desorden y la revolución, utilizándolos para sus propagandas y fines de su política, y empujándolos a la algarada y provocación siempre que otros partidos, no afines, pretendían celebrar algún acto de propaganda-, daba al Frente Popular, con sus "Juventudes de Izquierda", un contingente superior a 340 socios, que, con los elementos de "Agrupación de Empleados Mercantiles" constituida últimamente dentro de la misma asociación de Izquierda Republicana, los del "Partido Socialista" representado por Aurelio Parejo, y los simpatizantes del Partido comunista, formaban un total de unos 4.000 satélites y defensores del Frente Popular español en Villagarcía (1).

(1) Mejor diríamos, satélites y defensores de Elpidio Villaverde, Aurelio Parejo, Joaquín de la Torre, "El Tapicero" y otros dirigentes de las respectivas organizaciones.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

domingo, 25 de julio de 2010

Cambados: los sucesos; asalto a la Casa Cuartel

Antonio Chaves del Río, Presidente de la C. N. T., reúne el día 19 a los afiliados de su Sindicato y, examinadas las circunstancias, acuerdan los asistentes, volver a reunirse al día siguiente en el local de Agrupación Socialista, para organizarse, de acuerdo con las demás entidades que integraban el F. P.

Efectivamente, el día 20, el local de Agrupación Socialista y U. G. T. de Cambados, es invadido por una extraordinaria concurrencia, en la que aparecen representantes de todas y cada una de las agrupaciones del conglomerado popular. Mucha animación, mucho entusiasmo y... acaso también muchos acuerdos, de cuya naturaleza testifican los hechos: al local de referencia fueros llevadas armas, y se transportó además cartuchería y pólvora de la Ferretería Otero, mientras el alcalde José Manuel Silva Losada salía para Pontevedra, de donde no tardó en regresar.

Traía ya sin duda órdenes concretas que se apresura a comunicar a Manuel Bugallo Martínez, de la U. G. T., Antonio Chaves de la C. N. T., Peregrino Pontevedra y José Varela Oubiña, a los que, a su regreso de la capital, convoca urgentemente y con los que acuerda la formación de comisiones y requisas de armas, que empieza inmediatamente a verificarse.

Al mismo tiempo el Sindicato "Oficios Varios" de Villalonga, por sus directivos y elementos significados Manuel Alonso, Faustino Vidal, José Trelles Piñeiro y Severino López Míguez, ordena la huelga revolucionaria, cierre de establecimientos y requisa de armas y cartuchería; Raimundo Douterelo García y otros movilizan, en sentido revolucionario, a los elementos de la "Fraternidad de Agricultores de Meis"; "Alianza Obrera de Castrelo", puesta en pie de guerra por su fundador y presidente José Muñiz Padín y otros significados, como Alfonso Permuy, Inocencio Padín Castro, Ángel Castro Padín y Serafín Pérez Ribeiro, decreta el abandono del trabajo (que impone aún a los afiliados valiéndose de amenazas) y procede a registros domiciliarios y otras violencias, fruto natural y lógico del ideario comunista que defiende; mientras en Sangenjo, las partidas que a instancia de los Alfonsos Vega y Rodrigo se habían formado, se entregan también a la misma tarea de la requisa, consigna general en aquellos días, dada por los gobernadores de las cuatros provincias gallegas.

En Cambados se habían ido concentrando durante el día 20 diversos grupos procedentes de los pueblos a que venimos refiriéndonos y aún de otros, como Villagarcía por ejemplo, que mandó a la capital del distrito a Aureliano Parejo González, escoltado por varios escopeteros.

Con todo, el día 20 transcurre sin que los revoltosos se decidan a cometer acto alguno de índole criminal; pero, al llegar la noche, después de haber cortado el alumbrado público, para, validos de la oscuridad, poder llevar a cabo el propósito que venían madurando y que en pleno día no se atreverían a realizar, se lanzaron al asalto del cuartel de la Guardia Civil defendido sólo por cuatro guardias, y algunos falangistas que aquel mismo día habían sido puestos en libertad por orden del Capitán Bernal, sacándolos de la cárcel del Partido, en donde el capricho y el odio a la idea fascista de las autoridades republicanas, los tenían encerrados. Tres guardias más había en Cambados, pero éstos cumplían -fuera del cuartel y situados en lugar estratégico- la misión de centinelas y vigías, al tiempo mismo que defendían el templo parroquial, de un posible y temido atentado.

Los defensores de la Casa Cuartel rechazan a tiros a los asaltantes que huyen, no sin dejar tras de si una muestra dolorosa y sangrienta de su barbarie: la esposa del cabo, comandante del puesto de Cambados, había caído, víctima de las mortíferas balas de los atacantes.

Esta desgracia ocurrida en los primeros momentos del asalto, movió a los defensores a solicitar urgente auxilio de la Comandancia de Pontevedra, de donde, a las doce de la noche, salían 20 números de la Guardia civil, que llegaron a Cambados hacia la una de la madrugada del día 21.

Una gran parte de los revoltosos había huido ya, saliendo la fuerza en su persecución, y sosteniendo con ellos en Castrelo un choque violentísimo, del que resultaron heridos ocho individuos pertenecientes a la partida revolucionaria.

En Cambados, ya no volvió a alterarse el orden, que, en días sucesivos, fue renaciendo también en los demás pueblos de la comarca, bajo los esplendorosos rayos del sol de la victoria, que alumbraba el nacimiento de la Nueva España.

Nombrado Delegado de O. P. y alcalde más tarde, el prestigioso y culto abogado D. Manuel Silva Núñez, la Villa de Cambado, bajo su acertada dirección, ha contribuido en forma tan espléndida con sus donativos y la sangre de sus hijos a la causa nacional, que ha logrado borrar por completo las salpicaduras de infamia, con que los locos de un día pretendieron mancharla (1).

(1) En marzo de 1937, había contribuido Cambados al Movimiento Nacional con 22.439 pesetas; 63 donativos en objetos de oro y una expedición de 31 camiones de víveres diversos.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

sábado, 24 de julio de 2010

Cambados: estado social

En Cambados, Meis, Ribadumia, Villalonga y Sangenjo, hubo también inusitado movimiento los días 19 y 20 de julio, entre los elementos afectos al tristemente célebre gobierno del Frente Popular español.

El terreno no podía estar mejor preparado para un levantamiento de Izquierdas.

"Agrupación Socialista de Cambados" vendida completamente a la provincial de Pontevedra, cuyas decisiones acataba ciegamente; "Izquierda Republicana" de Ribadumia y Cambados, y sobre todo "Fraternidad de Obreros Agricultores de Meis", de marcada tendencia comunista, constituían en la comarca otros tantos centros en los que constantemente se hacía la opología de la revolución y sus hombres, al tiempo mismo que se desprestigiaba todo lo posible la causa del orden y la justicia social.

Además, en la parroquia de Castrelo, se constituyera a raíz de las últimas elecciones generales de febrero, una sociedad de carácter comunista, titulada "Alianza Obrera Campesina de Castrelo", que, desde su nacimiento, no tuvo otra finalidad que la de soliviantar a los obreros y campesinos, con propagandas perniciosas y antipatrióticas.

El Sindicato "Oficios Varios" de Villalonga -compuesto de elementos en su mayoría extremistas- había propagado por todos aquellos lugares, antes pacíficos, ideas disolventes; y en Sangenjo, era eficazmente secundada la labor demoledora de los principios "Religión y Patria", por el Administrador de Correos Alfonso Vega Olivera, y por el Maestro Nacional Alfonso Rodrigo Méndez.

Así las cosas, no es extraño que en los pueblos indicados, encontrasen eco las excitaciones a la revuelta, lanzadas el 18 de julio por las emisoras del gobierno agonizante de la Nación.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

viernes, 23 de julio de 2010

Moraña

Elementos de derecha en su mayor parte los de esta comarca, apenas si llegaron a experimentar el contagio de ideas marxistas y revolucionarias de que fueron víctimas otros pueblos de la provincia.

Las propagandas disolventes no pretendieron más que en un corto número de los afiliados a "Trabajadores de la Tierra" -organización de carácter socialista establecida en Moraña- y en los incondicionales del Alcalde de Barro, Castor Castro Cancela, que recibía, para su labor revolucionaria, orientaciones y mandatos de los dirigentes del partido comunista. Por eso, en Moraña, no hallamos ayuda alguna de conjunto a la causa antipatriótica, en julio de 1936. Hallamos sí, una adhesión inquebrantable a la Causa de España, que se manifiesta, entre otras cosas, en la prontitud y esplendidez con que sus habitantes contribuyeron a todas las suscripciones iniciadas en la provincia de Pontevedra.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

jueves, 22 de julio de 2010

Cuntis

En Cuntis (Ayuntamiento), se da un fenómeno completamente contrario al observado en otros pueblos limítrofes, como la Estrada, Forcarey, etc. Mientras en estos últimos encontramos una plaga de organizaciones político-sociales, en Cuntis apenas si las conocían a fines del año 1935.

Tampoco existían allí elementos de acción revolucionaria, ni había por consiguiente tampoco conflictos sociales.

La tendencia preponderante entre los vecinos de este Municipio, era derechista en sus diversos matices, observándose una minoría, la más numerosa entre las de izquierda, que seguía las orientaciones políticas de Azaña y Casares Quiroga, en la cual se destacaba -por la propaganda que encubierta y solapadamente realizaba, y por las relaciones y connivencias que tenía con los elementos revolucionarios de la Estarda y Forcarey- el Maestro Nacional, D. David Vence Guerra, residente en San Jorge de Vea.

Existía también en la Anllada, parroquia de Arcos, una sociedad que primitivamente tuvo su sede en Leira, y pasó luego a Arcos, tomando el nombre de "Radio-Socialista" y más tarde el de "Campesino-Agraria".

Días antes del Movimiento, deseando sus directivos federarla en la C. N. T. o en la U. G. T., tuvieron un pleno, y en la votación, apareció una papeleta que decía: "Voto por la más terrible". ¡Así era de rabioso el desconocido votante!

A partir de mayo del 36, aparece una organización socialista en Cuntis, que no llegó a tener local propio (1).

Esta entidad había nacido bajo el influjo y mediante los trabajos del abogado D. José Pena Sayáns, que parece buscaba con ello, dar sí, satisfacción a sus preferencias ideológicas, pero oponer sobre todo una fuerza, a otras fuerzas políticas existentes.

Otros elementos destacados de esta organización, eran: Antonio Ríos, Francisco Porto Touceda (2), el tabernero Ramón Ferreiro y un sobrino de éste.

Al iniciarse los sucesos de julio, el Alcalde de Cuntis, Manuel Rodríguez, organiza con Antonio Ríos, y dispone, obedeciendo órdenes del Gobernador, la requisa de Armas en el territorio de su mando; monta servicios de vigilancia en las carreteras; ordena el registro minucioso de los coches y sus ocupantes, y acuerdan él y los suyos, la detención de personas significadas en el campo contrario.

D. José Toubes Pego, cura Párroco de San Pedro de Mezonzo (Coruña), que había ido a ver a su familia residente en Cuntis, fue detenido en compañía de su anciano padre, y conducidos los dos al Ayuntamiento. ¡Diez o doce horas estuvieron a merced del capricho del Comité revolucionario, que al fin se determinó a ponerlos en libertad!

Detuvieron igualmente a un fascista, y lo llevaron también a la Casa Consistorial, a donde, al conocer su detención, acude un camarada suyo de Falange, Victoriano Ameijeira, de Cequeril (Cuntis), que tuvo que sufrir las consecuencias de los gritos de un salvaje.

Entra al Ayuntamiento el Victoriano, y, al intentar retirarse en vista de la actitud hostil que observó en los encargados de la custodia del detenido, alguien gritó: "¡A ese, a ese que es fascista!" Salen en su persecución, y Sabino Loureiro (3) da la voz de "¡Fuego!" Disparan, y le hieren, aunque levemente lo mismo que a un niño de corta edad hijo de un tal Antolín (4), pudiendo escapar de momento a las iras de sus perseguidores (5).

La Guardia civil, concentrada en la Estrada, regresó a Cuntis el día 21 mandada por el Guardia Filomeno Pabón Cruz, como jefe accidental del puesto; se publica el bando de guerra y queda nombrado Alcalde D. Antonio Guerra, que, en forma admirable impulsa la aportación de Cuntis al Movimiento Nacional.

Testimonio de ello son: las 11.803 persetas con que, en Marzo del 37, había contribuido este Municipio a las suscripciones abiertas en la provincia, aparte de 70 valiosos donativos en oro; diez camiones de víveres y 50 piezas de ropa para los soldados.

(1) Tampoco lo necesitaba, pues lo encontraba gratis en la taberna de Ramón Ferreiro que se sentía muy honrado, dando cobijo a los socialistas, como venía dándoselo a los republicanos, con la sana intención tal vez, de que ellos le cobijaran el género.

(2) Era comunista y se entendía con Manuel Coto Chán, jefe de "Radium-Comunista de la Estrada".

(3) Masón que se destacó el día del Movimiento. De él dice la voz pública, que recibía de 250 a 300 pesetas mensuales, con que, fuerzas ocultas, pagaban sus servicios de fidelidad.

(4) Un perro, menos afortunado, pagó con la vida las imprudencias de los rojos de Cuntis.

(5) Más tarde, fue detenido en casa de Perfecto Alonso, en donde se había refugiado.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

miércoles, 21 de julio de 2010

Caldas de Reyes

Estado social

Existía en Caldas de Reyes un Sindicato obrero de carácter socialista, denominado "Oficios Varios", que contaba con unos doscientos asociados. Todos ellos pertenecían al Sindicato; pero... no sentían todos, ni mucho menos, la ideología marxista; razón por la cual, cuando llegado el momento quisieron los elementos destacados en el Sindicato (Joaquín Blanco, Serafín López (a) "Pichini" y un tal Bacariza) arrastrar a la revuelta a los sindicados, estos, en su mayor parte, no respondieron al llamamiento de los que pretendían llevarles a la ruina.

Esta Sociedad, "Oficios Varios", había sido fundada en el año 1931 por un panadero, importado de Villagarcía, a quien se deben, como causa remota, las pequeñas manifestaciones de anarquía y descomposición social que en Caldas encontramos al advenimir el Movimiento; descomposición, que tuvo su causa próxima en el último alcalde del Frente Popular, Pablo Piñeiro, taimada y hábilmente conducido por un funcionario del Estado que, como él, había de abandonar a los suyos en los momentos de mayor peligro, huyendo así a las responsabilidades que pudieran alcanzarle.

El Movimiento en Caldas

Hasta el día 20, nada anormal pasó en Caldas de Reyes. Sólo cuando por la villa comenzaron a pasar coches y más coches que, cargados de escopeteros se dirigían a Pontevedra, parece comprendieron los dirigentes del F. P. que no podían ellos permanecer inactivos, y destacaron entonces una partida de 10 a 15 hombres encargados de requisar armas en la villa, Carracedo y otras parroquias, marchando luego en la camioneta de Francisco Forján a Pontevedra, de donde la camioneta había de regresar con sólo el conductor que, o tenía prisa y no podía esperar por los viajeros, o se perdieron éstos, metiéndose en alguna alcantarilla, que acaso confundieron con la camioneta.

Ninguna otra cosa digna de mención hallamos en Caldas de Reyes, si no es el entusiasmo con que recibió el Movimiento Salvador de la Patria, al que, bajo el mando de D. Julio Legerén primero, y el de D. Antonio Salgado después, contribuyó espléndidamente, como puede verse por los siguientes datos referentes al primer semestre:

Pro Ejército, vestuario, fuerzas de Asturias y otros conceptos: 18.588,20 pesetas.

En víveres: doce camiones, más de 20.000 kilogramos; dos remesas de ropas y otros artículos que no consignamos.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

martes, 20 de julio de 2010

La Cañiza

Libres La Cañiza y su comarca de organizaciones sindicales (1) -centros donde principalmente se fraguó la resistencia que encontró en Galicia el Movimiento Nacional- era de esperar que las continuas llamadas y excitaciones a la huelga general que hacía el Gobierno del Frente Popular, con objeto de oponerse a la acción salvadora de un Ejército levantado en armas contra la tiranía de los que a toda costa querían sovietizar a España, no habían de ser oídas ni habidas en cuenta por consiguiente, entre las pacíficas gentes de aquellos contornos.

No fue así sin embargo: habló Madrid el 18 de julio, y al día siguiente ofrecía La Cañiza el triste espectáculo de los pueblos dominados por los sicarios de la huelga y la revolución.

He aquí los hechos:

La alcaldesa, María Gómez González, puesta al habla con el Gobernador de Pontevedra, recibe de éste la orden de que fuese declarada en la Villa la huelga general, y se enviasen armados a la capital, todos cuantos hombres pudiesen reclutarse entre los adictos al Frente Popular.

Para urgir el cumplimiento de estas disposiciones gubernativas, se constituye en La Cañiza un comité del que, entre otros, forman parte Jesús Eugenio Pérez, secretario del Partido Socialista; Tirso Gómez Freijido, presidente de la Casa del Pueblo, y Justo Moure Giráldez, concejal del Ayuntamiento.

Este Comité, apenas constituido (2), declara la huelga general revolucionaria, y ordena, en unión de la Alcaldesa, la recogida de armas entre particulares. Dispone igualmente un servicio de vigilancia en las entradas del pueblo, y nombra incondicionales, encargados de hacer guardia permanente en correos y otras oficinas públicas.

Todos estos acuerdos fueron tomados y ejecutados en el término de dos horas, pues, a las cinco de la tarde, encontramos ya a los citados elementos del Comité camino de Pontevedra, a donde se dirigen en compañía de José Gil Álvarez, para conferenciar con el Gobernador.

Quiso su buena estrella -representada en esta ocasión por el miedo que tenían a las balas de los soldados- que no llegasen a Pontevedra en donde, "a tales horas (les dicen en Puenteareas) está corriendo la sangre por las calles". En Puenteareas pues dan por terminado el viaje, mas no su afán revolucionario que, de regreso a La Cañiza, manifiestan con más ardor si cabe.

Cosa muy importante era, por lo visto, el evitar que el pueblo pudiese enterarse de la rapidez con que por la Península iba extendiéndose el alzamiento de África. Por lo menos, así lo entendió Tirso, Presidente del Comité, que para evitarlo (y porque vio que lo hicieran también en Puenteareas) mandó recoger todos los receptores de radio que había en La Cañiza.

Además, (obrando por cuenta propia ya que no habían llegado hasta el Gobernador) los señores del Comité organizaron, con la Alcaldesa, una expedición de escopeteros a Vigo, expedición que salió a las once de la noche del día 20 en una camioneta requisada a su dueño Manuel Gallego, pero que no llegó a su destino con la rapidez que los expedicionarios se prometieran, porque, averiado en el pueblo de San Martín el coche que llevaban, hubieron de transbordar allí a otro vehículo que los condujo hasta Cabrales según unos, y hasta Vigo según otros, que dicen, arribaron a esta Ciudad a las cuatro de la mañana.

El día 21, hallándose reunidos en la Casa-Ayuntamiento los elementos principales del F. P. y algunas otras significadas personas de la Villa -a las que se les permitiera entrar con objeto de oír las noticias de la radio- llegó un Teniente con varios guardias de Asalto, que efectuaron la detención de los reunidos y procedieron al registro de la casa, en la que encontraron 39 escopetas, 3 pistolas, 800 cartuchos de caza, y cajas de municiones para pistola.

Aquí terminó la actuación de los revoltosos de La Cañiza, para dar paso a la justicia militar que, si había de mostrarse benigna con el infinito número de desgraciados que en pueblos y ciudades aparecieron armados de una escopeta, porque sus dirigentes no pusieron en sus manos una escoba o algún otro instrumento más inofensivo, había en cambio de ser inexorable con los verdaderos responsables, autores de las desgracias de muchos, y de sus propias desgracias.

(1) La "Casa del Pueblo", muy poco significaba en la vida social de La Cañiza.

(2) A las tres de la tarde del 20 de julio, se constituía en el Ayuntamiento, bajo la presidencia de Gómez Freijido.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

lunes, 19 de julio de 2010

Puentecaldelas

La hermosa villa de Puentecaldelas ha pasado también por momentos de inquietud y zozobra en julio del 36, y ha visto su cielo cargado de amenazas que, afortunadamente, no llegaron a realizarse.

Radicaba en Puentecaldelas la Sociedad de "Canteros y Oficios Varios", de cuyo seno partieron los terroríficos acuerdos que intranquilizaron a las gentes honradas del pueblo y su comarca.

He aquí la relación sucinta de los hechos:

Desde el 19 de julio, los cafés del Cartero y Manolo Frade, venían siendo muy visitados por un numeroso público, ávido de conocer las noticias que Radio-Madrid servía por aquellos días a los españoles.

Varios vecinos de la villa -menos rojos o más curiosos- propusieron un día en el establecimiento de Frade, se buscase en el receptor la onda de Radio-Sevilla, viendo frustrados sus deseos, por la oposición terminante que encontraron en un Ingeniero o Topógrafo, gordo y de cara rubia.

El día 20 recorren las calles del pueblo, en patrulla armada, escopeteros llegados de Pontevedra con la orden de que se declarase la huelga general.

Recibe la tal orden la "Sociedad de Canteros y Oficios Varios" de Puentecaldelas, e inmediatamente dispone sea ejecutada, no sólo en la localidad sino también en los contornos, enviando para ello emisarios al Ayuntamiento de la Lama y a otros lugares, en los que obligaron (amenazando con sus pistolas) a que parasen los trabajos y cerrase el comercio, cometiendo además otros desmanes como el perpetrado con un Párroco, a quien, varios obreros de la parte de Tourón capitaneados por José Peón Peón, amenazaron, diciéndole que lo primero que habían de hacer era quemar la Iglesia.

En la mañana del día 21 se reúnen los obreros bajo la presidencia de José Vázquez Queimaliños, Adolfo Pérez de Vilarchán, Antonio Fariña, José Sousa Hermida secretario de la Sociedad y un tal Leiva, tabernero de la villa.

Comentan los reunidos la situación, y acuerdan volver a juntarse a las tres de la tarde de aquel mismo día en el Centro social, a donde habían de acudir, provistos ya de armas que "tenía que entregarles la Guardia civil" y le proporcionaría además un tal José Doval, de Tourón. Una vez armados, caerían sobre el pueblo, y llevarían a cabo el plan de saqueo y destrucción que propusieron los más exaltados.

Estos acuerdos, que al ser conocidos sembraron en el pueblo la intranquilidad más espantosa, no fueron sin embargo ejecutados, merced acaso a la intervención del Juez de Instrucción D. Eleuterio Divar y Divar, que, avisado por algunos vecino del desamparo en que se hallaba la villa por haber salido ya la Guardia Civil concentrada en la capital, pudo conseguir tornara a su base una patrulla de escopeteros que habían bajado de Pontevedra, y desistieran de sus propósitos los rojillos de la localidad.

Desde la noche del día 21, comenzaron a funcionar en bares y cafés los receptores de radio a la máxima potencia.

Las noticias y alocuciones transmitidas de Vigo, Pontevedra y otros pueblos dominados ya por las fuerzas del Ejército, contribuyeron en mucho a levantar el espíritu ciudadano en uno, y a apagar en otros los fervores revolucionarios, con lo cual, Puentecaldelas, recuperó muy pronto su aspecto normal, y comenzó desde entonces a laborar por la Causa de España, en la sorprendente medida que revelan los datos siguientes, recogidos en marzo de 1937:

Aportó en metálico pro Ejército, café, vestuario, fuerzas de Asturias y por otros conceptos, 30.040,10 pesetas.

En oro para el Tesoro Nacional, 120 gramos.

En víveres, 21.726 kilos.

En ropas, 663 prendas.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

domingo, 18 de julio de 2010

Aportación de Tuy al Movimiento

Normalizada rápidamente la vida en la ciudad -merced a las acertadas disposiciones de la Autoridad militar, y a la meritísima labor de la Gestora, integrada por el laureado Peñarredonda y por los Sres. García Lastra, Cordovés Millet, Martín Alonso, Bugarín (1) y Tapia- muy pronto empezaron a desfilar por las calles de Tuy nutridísimas caravanas de los pueblos circunvecinos, portadoras de la patata, la habichuela, el jamón, fruta, ganado lanar, garrafones de vino, etc. etc., con que las gentes de la comarca rivalizaban en obsequiar a las fuerzas del Ejército primero, y a ésta y a los heridos de guerra después.

Hemos presenciado una de estas expediciones-convoyes de la aldea a la ciudad de Tuy, y nos ha sorprendido -más que el cuadro emotivo y consolador que ofrecían un centenar de personas, hombres, mujeres y niños llevando en la cabeza, a hombros o colgados de los brazos (los que no podían hacerlo sobre los lomos un borrico) canastas, sacos, garrafones o canastillos guardadores de dádivas y dones, que los pobres y los humildes iban a presentar sobre el altar de la patria- la poca importancia que parecía darles la población tudense; prueba evidente de que el espectáculo aquel, era en ella familiar, por lo frecuente.

(1) D. Pablo Bugarín, perseguido y expatriado por el Frente Popular.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

sábado, 17 de julio de 2010

Participación de los Carabineros en los sucesos de Tuy

Ocupada la ciudad de Tuy, puestos en libertad los elementos de orden que carpichosamente fueran detenidos por los rojos, y recogida una importante cantidad de armas y municiones abandonadas por los revoltosos en su precipitada fuga (1), se inició rápidamente la depuración de responsabilidades, que habían de alcanzar también a gran número de Carabineros y a algunos marinos del "Cabo Fradera" (2), lo que claramente demuestra, la participación de unos y otros en los sucesos que relatamos. Por más importante, destacaremos la de los Carabineros.

De todos los individuos pertenecientes a la antigua Comandancia de Pontevedra, sólo los Carabineros de Tuy dieron la nota discordante, poniendo su honor y su fusil al lado de la revolución. Hemos dicho los de Tuy, pero no seríamos justos si no hiciéramos ciertas salvedades, que irán apareciendo en el texto de este capítulo.

La antigua Comandancia de Pontevedra, tenía tres cabeceras: una en Pontevedra que comprendía la capital, Villagarcía, Cambados y Marín, con un total de 75 hombres; otra en Vigo, a la que pertenecían Vigo, Cangas y Bayona, con unos 125 hombres, y otra en Tuy, que abarcaba Tuy, Salvatierra y Arbo con 150 hombres.

Los Carabineros de las cabeceras de Pontevedra y Vigo, estuvieron en todo momento al lado del Ejército; de los de Tuy... ¡ya no podemos decir lo mismo!

En Tuy había -desde tiempo atrás- una célula comunista formada por el Sargento de Carabineros de Torrón, que, bajo la protección e inspiración de Alonso Ríos, Bilbatúa y el médico Alejo Diz (3), extendiera la política revolucionaria por todo el destacamento. Sin embargo, la propaganda comunista, con haber hecho mucho daño, no alcanzó a todos los individuos de la Cabecera de Tuy: los carabineros de Salvatierra y Arbo supieron resistir a ella, lo mismo que los de Goyán, excepción hecha del Brigada de San Miguel de Tabagón Eugenio Benito, que, en los primeros días del movimiento, dio pruebas de su rojismo, al intentar volar un puente. Los demás -cerca de una treintena de hombres mandados por el Capitán Marcelino Rodríguez- o eran rojos, o actuaron como tales en la resistencia que en Tuy encontraron las fuerzas del Ejército.

(1) Se recogieron gran número de explosivos en el Seminario, Iglesia de San Francisco y domicilio del médico Diz.

(2) El Comandante de este barco fue condenado a doce años de presidio, y a pena de muerte un maquinista y un maestre. De los Carabineros fueron fusilados el Capitán Marcelino Rodríguez, dos Brigadas, un Sargento y once números.

(3) Ya en el mes de abril se había dado cuenta a la superioridad de los manejos de este Sargento y, para librarle de la responsabilidad que pudiera sobrevenirle de un procedimiento que se le seguía, se le recluyera como demente en Ciemposuelos.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

viernes, 16 de julio de 2010

A las puertas de Tuy

Sin el menor obstáculo arribaron esta vez a las puertas mismas de la ciudad, las fuerzas del Ejército y los 50 falangistas que de Orense trajera el Comandante Ceano.

Dada la voz de ¡alto!, manda Ceano a los rebeldes, como emisario, a un aldeano que hizo como el cuervo del Arca de Noé: Fue... y no volvió.

Llevaba este sujeto la misión de intimar a los sublevados la orden de que saliesen por las buenas a recibir a las fuerzas que, en caso contrario, entrarían por las malas.

Treinta minutos se le habían concedido para cumplir el encargo, y, como transcurridos estos, aquél no volviese, ordenó Ceano se hicieran sobre la Ciudad unas salvas de Artillería.

Truena el cañón, pero quiso la desgracia, que en uno de los disparos la espoleta (graduada a cero) no funcionase, y saliese largo el tiro, yendo a causar algunos heridos en tierras de Portugal.

Lo que en otras circunstancias hubiese dado motivo a una reclamación diplomática, sirvió en aquella ocasión para justipreciar la nobleza y la amistad del pueblo portugués (1).

Terminadas las salvas -que sirvieron sin duda de estímulo para que los fugados corrieran con mayor prisa, y se apresurasen los rezagados a colocar banderitas blancas por todas partes- se ordena el avance, marchando una compañía de Vigo mandada por el Capitán Carreró por la izquierda, una compañía de Orense por la derecha, y por el centro (carretera) Ceano con la artillería y los falangistas.

¡Así entraron en Tuy las fuerzas de España (sin tener siquiera que disparar un tiro) en las primeras horas de la tarde del día 26 de julio de 1936! (2).

(1) A las dos horas de haber entrado en Tuy las fuerzas libertadoras, las autoridades de Valenza se presentaban al Comandante Ceano para ponerse completamente a su disposición. "Una granada -dijeron en su dulce y meloso idioma- ha herido a dos o tres mujeres; pero... aún cuando fueran diez o doce... nada pasaría".

(2) Las tropas entraron en medio de un entusiasmo indescriptible, del que participaba la fronteriza ciudad de Valenza do Miño, en donde, antes ya que en Tuy, tocaban a gloria las campanas, y celebraba aquel pueblo portugués el triunfo de nuestras armas.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

jueves, 15 de julio de 2010

Marcha sobre Tuy

Las fuerzas de Orense y Pontevedra formaron en Porriño una sola columna que, motorizada, emprendió la marcha hacia Tuy por la carretera de Guillarey, sin encontrar enemigo hasta que llegó a las Gándaras, en donde fue recibida con numerosos disparos que detuvieron su marcha.

Pie a tierra las fuerzas libertadoras, se formalizó un pequeño combate: pequeño... en cuanto a densidad; pero largo ciertamente en tiempo, porque hubo que registrar hasta el último rincón del pueblo, ya que por todas partes -puertas, ventanas y hasta por debajo de las tejas- asomaba el cañón de una pistola, de un fusil o de una escopeta, y fue necesario además maniobrar a fin de apoderarse de un montículo en que los rojos tenían un trincherón muy bien acondicionado, desde el cual tiraban paisanos, marinos y carabineros.

Hecha esta operación y vencida la primera resistencia, reanudan las fuerzas libertadoras la marcha hacia Guillarey, a donde llegaron a las nueve de la noche (1).

La jornada había sido dura, grande la resistencia de los marxistas de Tuy (en la Moura sobre todo en donde se hallaban fuertemente atrincherados unos 500 hombres) y muy natural por consiguiente el cansancio de la gente, no habituada todavía a largas marchas y encuentros reñidos. Por todo esto, y como la noche se venía encima, decidió el Comandante Ceano aplazar la entrada en Tuy, ordenando la retirada de las fuerzas a sus respectivas bases, Orense y Pontevedra respectivamente, a donde llegaron entrada ya la madrugada del día 26.

Dos horas más tarde, y con gente de refresco, volvía a salir de Orense el Comandante Ceano, de Vigo el Capitán Carreró con una columna, y de Pontevedra los Capitanes Casal y Rodríguez, decididos todos a acabar definitivamente con los rebeldes de Tuy. Estos -muy quebrantados ya por la presencia de dos hidros que la base les enviara en vuelo de reconocimiento y plan de aviso- perdieron por completo la moral al saber que una columna de 600 hombres, mucho más numerosa que la del día anterior, avanzaba sobre la ciudad sin encontrar ningún obstáculo en su camino, y huyeron a la desbandada, algunos por la frontera, y los más hacia el monte Aloya.

(1) La carretera de las Gándaras a Guillarey, había sido a trechos minada por los rojos, lo que retardó también la llegada de los soldados que, a tiros de fusil, tuvieron que ir volando las minas, cuya existencia les revelaba la tierra recientemente movida.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

miércoles, 14 de julio de 2010

Tuy: sucesos de julio

Desde la noche del día 18, comenzó a notarse una extraordinaria agitación entre el elemento obrero, que no llegó con todo a manifestarse en abierta anarquía hasta las primeras horas de la tarde del día 20, en que, las sirenas de las fábricas anunciaban la huelga general revolucionaria.

Desde este momento (dos de la tarde) recorren las calles y pueblos limítrofes innumerables patrullas de paisanos armados, Carabineros y algunos marinos del guardapesca "Cabo Fradera", en servicio de vigilancia y requisa de armas, aparatos de radio, autos, etc. etc.

Brigadas de trabajadores se dedican, por orden de los dirigentes (1), a la construcción de parapetos, barricadas y trincheras en la Moura, glorieta del paseo principal de Tuy y otros lugares.

Una sección especial es la encargada de llevar a cabo las detenciones ordenadas por el Comité, y a la cárcel son conducidas varias personas, entre las cuales figuraba el culto y valiente Capitán del Ejército Sr. Peñarredonda.

Organizada la defensa de la ciudad, y alejado, con la detención de significadas personas de derechas, todo peligro inmediato, los rojos de Tuy pudieron ya dedicarse tranquilamente al saqueo de tiendas y casas particulares, sembrando con ello el terror y espanto en la población honrada que, en su mayor parte, se hallaba privada de todo medio de información acerca de lo que en el resto de España estaba ocurriendo. Sólo a una porción muy pequeña de afortunados, llegaban los consuelos y alientos de Radio Club-Portugués, codiciado manjar de los Tudenses durante los ocho días que estuvieron sometidos al dominio rojo.

La crítica situación de la ciudad de Tuy no era desconocida en la capital de la provincia; pero, la más elemental prudencia impidió acudir en su auxilio antes del día 25, en que pudo disponerse ya de algún personal.

Puestos de acuerdo los mandos de Pontevedra y Orense, sale de esta ciudad, a las tres de la madrugada, una columna de 80 hombres y una sección de ametralladoras al mando del Comandante Ceano, para encontrarse en Porriño, a las nueve de la mañana, con una batería que a la misma hora de la madrugada saliera de Pontevedra, mandada por el Capitán Casal (2).

(1) Estos tenían instalado su cuartel general en el Seminario, de donde se llevaron (por llevarse algo) 60 colchones de lana, toda la batería de cocina y servicio de comedor. ¡Cosa rara! La Capilla ha quedado intacta; ni siquiera se les ocurrió abrir la puerta por curiosidad.

(2) La batería "Casal" llevaba dos piezas y unos 60 hombres. A la salida de Redondela encontró un puente cortado que tuvieron que reparar los soldados mismos, pues al tratar de buscar ayuda, no encontraron ni un solo hombre en los pueblos limítrofes. Reparado el puente, pasaron las piezas y los camiones de la tropa, pero al intentar hacerlo el de municiones, volcó, resultando 4 o 5 heridos leves.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

martes, 13 de julio de 2010

Tuy: estado social

La "Federación de Trabajadores de Tuy y sus contornos", a la que pertenecían los diversos gremios de construcción, alimentación y transportes, mantenía enhiesta, en estos pueblos fronterizos, la bandera de la C. N. T., en donde no faltaban los ribetes revolucionarios de la F. A. I. con la que se relacionaban los trabajadores de Tuy, y de la que acaso tomaron las tendencias anarco-sindicalistas que los caracterizaban.

El número de inscriptos en la Federación, oscilaba, en los últimos tiempos anteriores al Movimiento, entre los 450 y 500, número ciertamente considerable, relativamente a la importancia de la Ciudad y al de afiliados a otras organizaciones.

Pero, no eran estos trabajadores (muchos de los cuales estaban en la Sociedad, no por convicción ideológica, sino por coacción) la causa única de la intranquilidad y agitación social de que aparecía cargado el ambiente tudense. A ellos se deben, si se quiere, las más violentas y recientes explosiones revolucionarias dentro de la Ciudad; pero la preparación remota de las mismas, hay que buscarla en la campaña foral patrocinada por el fatídico Portela Valladares, por el tristemente célebre Basilio Álvarez, y por dirigentes locales que llevaron al campo el odio, la anarquía y la revolución.

Las campañas forales -que en distintas ocasiones dieron lugar a sucesos sangrientos como los de Sobredo (Guillarey) en que siete paisanos pagaron con la vida su adhesión suicida a los egoísmos dirigentes- crearon en el campo un espíritu de rebeldía tal, que llegó a plasmarse en un monumento, escarnio e insulto al benemérito Instituto de la Guardia Civil, a la que se representaba ametrallando al pueblo, sin otro objeto que el de crear y mantener en éste, el odio contra aquella (1).

A este espíritu de rebeldía en el campo, respondía, acentuándose cada vez más, el malestar entre los obreros en la ciudad y en los centros fabriles de Guillarey y las Gándaras de Budiño, juguete, unos y otros, de las propagandas bolchevizantes de los Diputados Anastasio de Gracia y Alonso Ríos, y de los manejos político-revolucionarios de Alejo Diz, Fernando Costas, Enrique Taso Paz (2), Gumersindo Rodríguez (a) "El Furelas", Darío Álvarez Limeses, Francisco Guinde, Felipe Muñoz, Hermenegildo Losada, el farmacéutico Piña, el comerciante Romero y otros. ¡Todos ellos figurarían con justicia en el cuadro de principales responsables, creadores de la atmósfera revolucionaria que, sobre Tuy y su comarca, pesaba en julio de 1936!

(1) Este monumento levantado den Sobredo, fue volado en los primeros días del Movimiento, con la dinamita cogida a los mismos revolucionarios en el Seminario de Tuy.

(2) Diz, Fernández Costas y Taso Paz, habían sido directivos en Tuy de "Unión Patriótica", demostrando, con su conducta posterior, que el móvil que allí les llevara, había sido su irresistible vocación de "pescadores".

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

lunes, 12 de julio de 2010

Puenteareas

En Distrito de Puenteareas con sus 15.000 habitantes, tenía un matiz marcadamente derechista, que no logró desvirtuar el tan decantado triunfo del Frente Popular, fruto de la brutal imposición del más osado sobre el más fuerte. Aumentó sí, el número de afiliados a las organizaciones de izquierda que llevaban por nombre "Juventud Socialista" y "Agrupación Socialista", pero nunca en una proporción tal, que su crecimiento llegase a inquietar, ni perturbar en lo más mínimo, el orden y paz social de que disfrutaban los moradores de este sector de la provincia.

Hasta el día 20 de julio, puede decirse que nada anormal pasó en Puenteareas, en donde las noticias del alzamiento de Franco fueron recibidas con casi unánime satisfacción. Sólo el elemento Ugetista, pequeño en proporción, mostró cierta frialdad en un principio, que más tarde, el día 20, hubo de transformar en protesta callejera, acompañada de gritos, puños en alto y ridículos desfiles de inofensivos pistoleros e improvisados cazadores.

A las cuatro de la tarde de este día, el Gobernador llamaba por teléfono al Cuartel de la Guardia Civil, ordenando al comandante del puesto que entregase a los obreros las armas que allí tenían en depósito. Había un buen arsenal: más de cien pistolas y algunas armas largas, que permanecieron en el cuartel hasta el día siguiente 21, en que salieron, no para ser repartidas a los obreros, sino para ser enterradas en una fábrica de curtidos contigua al cuartel, ante el temor de que éste fuese asaltado por las gentes de una columna, que se decía saliera de Tuy con ese objeto.

Estos rumores parecía iban a confirmarse, pues, a eso de las cuatro de la tarde, se oye a lo lejos el tableteo de una ametralladora, que hace sospechar a los guardias, pueda ser la anunciada columna de los revolucionarios de Tuy.

Redoblan las precauciones en el Cuartel, y, a informarse, salen el Teniente, el Sargento y algunos números, advirtiendo con la natural satisfacción, que los rojos no eran tales, sino una compañía de Guardias de Asalto procedentes de Orense, que, a su paso para Vigo, había hecho funcionar la ametralladora por aquellos lugares, con objeto de espantar a unos pequeños grupos de escopeteros, muchos de los cuales se pasaron a Lavadores, y huyeron otros al monte a engrosar la partida de fugitivos que, capitaneada por el célebre Fresco (1), merodeó durante mucho tiempo por aquellos contornos.

Nombrado Delegado de Orden Público D. Mauricio Troncoso Penedo, contribuyó Puenteareas (ya desde los primeros momentos) con sus aportaciones al triunfo de las armas españolas, en cantidades, no superadas por ningún otro pueblo de igual categoría.

(1) Manuel González Fresco, maestro en el tiro de pichón, lo fue también en todas las propagandas revolucionarias llevadas a cabo en el Distrito de Puenteareas, eficazmente secundado por Herminio González Cobelo y Ramón Troncoso Fernández.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

domingo, 11 de julio de 2010

Ayuntamiento de Mos

Muy cercanos los pueblos de este Ayuntamiento a Porriño y Redondela, comparten las notas características de un y otro, tanto en el aspecto social, como en el desarrollo de los acontecimientos.

De especial, hemos de anotar la existencia en Mos de una organización de carácter socialista, titulada "Aserraderos de Mos", cuyos elementos ayudan indistintamente (en los días del Movimiento) a los revoltosos de Porriño y a los de Redondela.

El hecho más saliente de aquellos días en el municipio de Mos, es sin duda alguna lo ocurrido al párroco de Sajamonde.

A la Rectoral de Sajamonde llegón un día un grupo de revoltosos, compuesto de elementos de Porriño, Mos y Redondela, con órdenes expresas de matar al Párroco.

En el grupo figuraba un individuo que, en un momento de generosidad, determinó salvar al pobre señor aquel, condenado a pagar con su vida faltas que no había cometido. Al efecto, valiéndose del ascendiente que le daba sobre sus camaradas el haber pasado una larga temporada en Rusia, les ordenó esperasen a la puerta, mientras él entraba para hacer la detención del Párroco. Ya en presencia de éste, le enteró de la misión que llevaban, añadiendo:

-"A Vd. no le va a pasar nada. Yo voy a hacer un disparo; usted se tira al suelo procurando hacer el mayor ruido posible, y... aquí ha terminado todo".

Saca la browing; dispara; los que estaban a la puerta perciben claramente un ruido semejante al que puede producir el desplome de un cuerpo muerto, y ven a poco al iniciado soviético que, con paso triunfal y aparentando un continente sombrío, sale de aquella casa en donde, lejos de hacerse cometido el proyectado asesinato, acaba de tener lugar la acción más bella, noble y generosa de que puede ser capaz un corazón revolucionario (1).

Eran elementos muy significados en Mos: Ángel Campo Vázquez, Plácido Blanco Pérez, Aurelio Souto Vázquez y Jesús Fernández, anarquistas casi todos ellos, y pertenecientes todos, al números de los que en el monte buscaron asilo, una vez fracasado el intento de oponerse a la marcha victoriosa de las fuerzas del Ejército.

(1) Creemos recordar que, caído más tarde este sujeto en poder de la justicia, invocó el hecho que acabamos de relatar, al que (debidamente comprobado) debe la vida en el momento en que escribimos estos sucesos.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.