jueves, 8 de abril de 2010

Cee: julio del 36; huida de revoltosos; autoridades.

En julio del 36 y, secundando las órdenes del Gobierno del F. P., los obreros de Cee se reúnen en los centros sociales, para trazar sus planes de oposición y resistencia al Movimiento glorioso del Ejército Español.

Terminada la reunión y avanzada ya la noche del día 18, elementos socialistas salen en manifestación por las calles del pueblo, haciendo sonar trompetas y tremolando al viento las banderas de la Sociedad y comunista. Salían en plan de recluta y caza de incautos. Por eso, en los puntos céntricos de la población, se para la comitiva y callan las trompetas, para que hablen los jefes.

Teófilo Mejuto Leis, Manuel García Moledo, Roberto Magán González, José Granado y Perfecto Trasmontes, todos hablaron en tono de conquista y exaltación revolucionaria, sobre todo el Trasmontes, que cerró su peroración con estas palabras: -"Camaradas, todo el que se sienta obrero debe seguirnos. La victoria es nuestra pese a quien pese y caiga quien caiga".

Terminada la manifestación y entrada ya la madrugada del día 19, un grupo capitaneado por Teófilo Mejuto, penetra violentamente en la Central Telefónica. La telefonista reclama el auxilio de la Guardia Civil, y a la presencia de ésta huyen los asaltantes.

A las cuatro de la tarde de este mismo día, se desplazó a La Coruña una comisión integrada por Moledo, José Insua Magán, Jacobo González Ovidio, Mejuto Leis y el Teófilo, único de la comisión que se quedó en la capital, mientras los otros, a las tres horas del día siguiente, regresaban al pueblo con no muy buenas impresiones, y las manos vacías de las armas que fueran a buscar.

El Gobernador, debió sin duda contestar a la demanda de armas hecha por los comisionados de Cee, diciéndoles que en Cee mismo les serían suministradas por la Guardia Civil. Lo deducimos, de la conversación que la primera autoridad de la provincia sostenía por teléfono con el Sargento, Comandante del puesto, poco después de su entrevista con aquellos:

-¿Cuántas armas tiene Vd. en el Cuartel?
-Varias Sr. Gobernador.
- Bien, dentro de poco se presentará el Alcalde a recogerlas. Usted, si no le entrega recibo no se las dé; ahora que... si deja recibo, entrégueselas inmediatamente.
-Lo siento Sr.; pero... sin órdenes de mis jefes no entregaré las armas.
-Sin órdenes... ¿qué? ¡Ya se las darán!

Las órdenes no llegaron. Lo que sí llegó fue, por el semáforo de Finisterre que estaba en comunicación con una extracorta de la Estrada, la noticia de que en la Provincia estaba declarado el Estado de Guerra.

Puestos de acuerdo los sargentos de la Guardia Civil y Carabineros, desalojan con sus fuerzas el centro de la Sociedad "Oficios Varios", y establecen vigilancia en el polvorín de explosivos de la fábrica de carburos que, al fin, fue asaltada el día 21, poco después de haber sido sacadas de allí, por la fuerza pública, catorce cajas de dinamita, única mercancía que en él se guardaba.

Hasta entonces, creyeron sin duda los revoltosos tener de su parte a la Guardia Civil y Carabineros que guarnecían la plaza, como lo demuestra el hecho de que nada hubiesen intentado contra ellos. Pero ahora, conocida ya la actitud de estas fuerzas, buscan y preparan los medios de inutilizarlas.

Para ello, a las veintitrés horas del día 21, el médico D. José Asorey celebra una conferencia con los directivos de la sociedad "Oficios Varios", y en ella acuerdan mandar un delegado a la fábrica de carburos, con la misión de sacar a los obreros del trabajo y conducirlos al asalto del cuartel de la Guardia Civil. El tal delegado -mientras los directivos de la sociedad esperaban detrás de la muralla de la fábrica- entra a los talleres, y con voz fuerte gritó:

-"Camaradas, venid todos conmigo al Cuartel. Nuestros directivos están presos, y los Guardias los están matando a palos".

Los "Camaradas", o no creyeron la impostura, o temieron a las dificultades de la empresa. El caso fue, que siguieron trabajando hasta el día siguiente en que abandonaron el trabajo, ante las reflexiones de una nutridísima comisión que fue a arrancarlos de la fábrica.

Este día, 21 de julio, el Sargento de Carabineros salió con su fuerza a concentrarse en Noya.

En Cee quedaban sólo unos cuantos números de la Guardia Civil (1) frente a varios cientos de obreros (2), que adoptaron una actitud levantisca, manifestada en frecuentes reuniones en la casa de la Sociedad, donde un aparato de radio les servía el veneno de las falsas informaciones transmitidas desde Madrid; en la toma por asalto el día 25, de la Casa-Ayuntamiento, desde cuyos balcones incitaban al pueblo a que se desbordase y acudiese a la violencia; en el desacato a los bandos de guerra, que arrancaron a las pocas horas de haber sido fijados, y en un proceder, en fin, que recordaba al libertad y tolerancia acostumbradas en las huelgas revolucionarias de los tiempos de la República.

Duró este estado de cosas hasta las cinco de la tarde del día 25, hora en que hace su entrada en Cee una pequeña columna de Guardia Civil mandada por el Teniente Rodrigo. Entra sin resistencia, y ordena D. Rodrigo Santos sea desalojada la casa del Pueblo, de los muchos obreros que allí se habían refugiado.

A cumplir la orden avanza el Sargento de Cee con un grupo de guardias que, hostilizados con disparos, piedras e insultos, hacen fuego, hiriendo a Pedro Ozón, tan gravemente, que falleció a los pocos días en Santiago a donde fuera trasladado.

La descarga hecha por los civiles fue la señal de la desbandada. Casi todos los revoltosos buscaron la salvación en la huida, retirándose una gran parte al bosque de la "Armada", así llamado por la resistencia que a los franceses hicieran, desde él, los vecinos de aquellos contornos, dirigidos por el Cura de Moriquintián.

D. Guillermo Quintana, profesor del Colegio "Fernando Blanco", fue el encargado de orientar y dirigir como Delegado de Orden Público, los primeros pasos de la villa de Cee, en el camino de la Nueva España.

(1) Los puestos de Cee, Finisterre, Camariñas y Mugía.
(2) 718 afiliados a la U. G. T. y 386 a la C. N. T. incluyendo a los trabajadores de Brens, Ameijenda y Ézaro.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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