lunes, 12 de abril de 2010

Zas: Comité revolucionario; actuaciones del Comité en julio del 36.

En Zas, donde las luchas políticas revistieron siempre carácter de violencia, no podía pasar desapercibida la fecha del 18 de julio y siguientes.

Existiendo, como existían allí, numerosos caciques acostumbrados a mangonear el Municipio, sin sujeción a otras leyes que no fueran la propia conveniencia y el capricho propio, no podía esperarse contemplasen, impasibles y sin protesta, el advenimiento y la implantación de un nuevo orden de cosas, que traía por lema "Autoridad y Justicia". Así lo entendieron el alcalde Jorge Varela Rial, José Ferreiro Pardiñas depositario y concejal y Manuel Costa García presidente de I. R., que formaron en Zas un Comité revolucionario, encargado de orientar y dirigir los trabajos todos de auxilio a la rebelión.

De historial harto brillante, los tres, entre los conspícuos pueblerinos del F. P., confirmaron una vez más con sus nuevas proezas, el concepto que se habían conquistado con sus proezas anteriores.

El alcalde, Jorge Varela, enemigo acérrimo e inveterado de los fascistas -así llamaba él a toda persona de orden- suscribiera ya, con José Ferreiro, un acuerdo de la Corporación del día 4 de julio, en el que se decía que, "los elementos de orden, para saneamiento de la sociedad, deben ser eliminados completamente de ella"; Ferreiro Pardiñas, pensaba siempre a compás de lo que pensaba el alcalde y su otro camarada de Comité; y Costa García, apóstata y masón, se vanagloriaba de tener a sus hijos sin bautizar, y aconsejaba que quemasen las iglesias, que plantasen patatas en los cementerios, y se eliminase a toda persona de orden.

Tal era el triunvirato de la revolución marxista en el Municipio de Zas.

El día 20 de julio, el alcalde, que estaba en comunicación con el Gobernador, invitó al pueblo de camaradas a que se armase, con objeto de acudir a La Coruña a ponerse al lado de las fuerzas leales del Gobierno, al mismo tiempo que Costa García, redactaba y mandaba repartir una hoja -suscrita también por José Rodríguez Gómez, secretario de I. R.- en la que se invitaba a los vecinos a que acudiesen al Ayuntamiento, para defenderlo "de los inquisidores fascistas".

Con todo, tanto la invitación del alcalde como la proclama del Costa Rodríguez Gómez, no debieron dar gran resultado, por cuanto que, hubo necesidad de nombrar agentes reclutadores, entre los que figuraba, como uno de los principales, Manuel Díaz Martínez.

Por fin, pudieron llegar a reunir un pequeño grupo de gente armada, que cargaron en el camión de un tal Esmorís, y mandaron con dirección a La Coruña, a donde no arribó, por haber recibido en Bayo órdenes de retornar a su base, con gran contento de un parte de los escopeteros, a quienes no acababan de convencer las arengas y soflamas bélicas que, durante el recorrido de Zas a Bayo, les iba administrando el galleguista Cereijo.

En Bayo, pues, y casi a las puertas de casa, finalizó la historia de la flamante columna, que los rojos de Zas enviaban al Gobernador de La Coruña.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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