domingo, 18 de abril de 2010

Guísamo (Bergondo)

Próximo el pueblo de Guísamo a Coruña y Betanzos, necesariamente habían de notarse en él y parroquias circunvecinas, las influencias revolucionarias de los centros obreristas de aquellas ciudades.

El sector de Guísamo, con sus organizaciones socialistas (Confederación Nacional del Trabajo) con sus sociedades agrarias de matiz izquierdista y sus focos y células comunistas, había dado, antes ya del Movimiento, muestras inequívocas de no querer aparecer neutral en momentos de revuelta y agitación popular (1).

No es extraño pues, que en julio del 36, no se aviniesen sus moradores a contemplar inactivos los conatos de resistencia a la actuación del Ejército, ensayados en otras partes. Ellos actuaron también, y lo hicieron en la forma siguiente:

El 19 de julio, sabedores los elementos perturbadores de la comarca, de lo que en España estaba ocurriendo, cambian impresiones y destacan una comisión al Cuartel de la Guardia Civil para pulsar la actitud de aquellas fuerzas, e incautarse a la vez, si era posible, de las armas que allí hubiese.

Recibe a los comisionados el comandante del Puesto, cabo Alejandro, quien, dándose cuenta de las circunstancias, pone en juego toda su diplomacia, y logra convencer a los visitantes de que él y sus guardias, eran otros tantos camaradas, de los que "vosotros nada tenéis que temer".

Muy satisfechos salieron del Cuartel los parlamentarios a comunicar a los compañeros sus impresiones, mientras el cabo... comunicaba las suyas a la Comandancia de La Coruña.

El día 20, los revoltosos convocan al pueblo a toque de campana, y en número considerable, se encaminan, armados de escopetas y pistolas, al cuartel que consideraban ya como propia casa.

No llegaron a él. El Comandante del puesto sale acompañado de dos guardias a su encuentro, y entabla con ellos el siguiente diálogo:

-Chegou o momento de xuntarse pra combatir âs forzas do Ejército -dice Eladio Aba Méndez, principal dirigente del pelotón-: ¡Véñanse con nós a Cruña!

-No hay inconveniente -responde el Cabo-; ahora, que...

-Nada, nada: a nós chámannos alá, e hay que marchar ahora mismo.

-¡Pero mira, hombre!: es mucho mejor que esperemos. Yo sé como están allí las cosas y... no es este el momento oportuno. Ya os avisaré yo cuando debamos marchar.

Convencidos al fin, se decidieron a esperar les señalara el Cabo la oportunidad de partir, mientras un emisario de éste, corre hacia La Coruña, a enterar a la Comandancia de la apurada situación en que se hallaba la fuerza de Guísamo.

No tarda mucho en aparecer un autocar con fuerzas de la Guardia Civil mandadas por el Sargento D. José Sánchez, que producen en los grupos marxistas de Guísamo una impresión de desconfianza.

Advertida ésta por el Cabo Alejandro, se adelanta a las masas y les dice:

-Camaradas: esos nos traen instrucciones de lo que debemos de hacer nosotros. Y, volviéndose luego al jefe de las fuerzas, le dice en rápido y disimulado aparte: ¡Cuidado, que estoy en plan comunista!

-Bien, bien; -contesta el Sargento en el mismo tono de reserva- siga en el mismo plan. Y, ya en alta voz, pregunta al crecido grupo de espectadores:

-¿Qué pasa aquí?

-¡Nada! -le contestan-: Estamos de acuerdo con el Cabo.

-¡Ah! Bien. Ahora, lo que importa es que no haya violencias. Nosotros volveremos a La Coruña, y... ya les avisaremos.

Recogido el Puesto de Guísamo (incluso mujeres y niños) partió el autocar hacia La Coruña, dejando a los escopeteros del pueblo, esperando un aviso que no había de llegar.

Enfurecidos acaso por el engaño de que habían sido víctimas, tuvieron la mala ocurrencia de oponerse, al día siguiente, a un grupo de fuerzas que se dirigía a Betanzos, matando a un Guardia Civil, y haciéndose con ello, responsables de un delito que algunos habían de pagar con la propia vida.

(1) Habían enseñado ya la oreja los avanzados de Guísamo y sus contornos, expulsando al Párroco de Cortiñán, para convertir la rectoral en Casa del Pueblo, e intentando hacer lo mismo con los de Santa Marta y Guísamo.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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