martes, 6 de abril de 2010

Corcubión

Aunque en Corcubión radicaban los primates de la funesta política del F. P., no era allí en donde, socialmente, manifestaban su mayor actividad los esbirros que tenían aquellos a sueldo, para entorpecer toda propaganda contraria, religiosa o política, y para cometer desmanes y atropellos con que, a falta de méritos personales, querían imponerse y hacerse respetar. Otros pueblos había en el Distrito, en los que, como iremos viendo, se manifestaba más claramente el fondo ponzoñoso de una política que, al morir, había de arrastrar en su desgracia a los ambiciosos o engañados que no supieron resistir a la tentación de ponerse a su servicio.

Dos organizaciones había en Corcubión: F. A. I. y C. N. T., distintas en el nombre, pero, tan hermanadas en fines y procedimientos, que muy bien podíamos decir: Una sola organización había en Corcubión; la C. N. T., con marcada influencia de la F. A. I.

Contaba esta organización con unos 400 inscriptos que, con otros elementos incontrolables, venía a dar a la causa de izquierdas en Corcubión (pueblo), el 80 por ciento de sus habitantes.

Socialmente templados estos elementos, no habían dado ocasión a graves conflictos de este orden, mostrando en cambio su aversión a la política de derechas y a la Religión Católica representadas en el diputado de la C. E. D. A. Sr. Molina Nieto, en ocasión en que éste intentó dar una conferencia en la villa de Cee. ¡No fue posible! Cuando en la plaza se celebraba el acto, los faístas de Corcubión con silbidos, insultos, pedradas, etc. etc. disolvieron a los reunidos, dando así por cumplidas las órdenes que llevaban de sus dirigentes.

Aparte de estos esporádicos actos, la vida en Corcubión se desarrollaba en un ambiente de paz y de trabajo.

Los sucesos de julio del 36, apenas si ofrecen en Corcubión nada destacable. La masa izquierdista, falta de dirigentes varones que -al menos una vez- se decidieran a salir de la emboscada, se mantuvo a la expectativa, esperando de La Coruña armas y dirigentes, que no habían de llegar.

Sólo el día 25 -avisados por Teófilo Mejuto comerciante de Cee, de que aquella villa estaba ocupada por fuerzas de España- armados con los aperos de las obras del puerto, picos, palas, etc. etc. intentaron cortar la carretera a la entrada de Corcubión, en el puente de Santa Isabel, sin que pudiesen lograr su propósito por haberlo impedido la oportuna llegada de las fuerzas, ante las cuales escapó cada uno por donde pudo, dando así fin a la tan decantada resistencia, que Corcubión "había de ofrecer" al Movimiento Nacional.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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