jueves, 4 de febrero de 2010

Contesta inesperadamente el Cervera: Lucha de uno contra ciento y rendición del crucero

Dos horas llevaba de plazo Carrodeguas para volver a comunicar el resultado de sus gestiones en el barco, cuando, antes ya de haber transcurrido este plazo, mandó la contestación en forma violenta e inesperada.

El Cervera, que ya tenía agua en el dique, enfila los cañones de 15,24 de las torres a la Comandancia del Arsenal, y dispara sobre ella varias veces, sin que ésta hubiese sido tocada pues los tiros paraban en las dependencias de las oficinas.

¡Carrodeguas, había sido traidor a la palabra empeñada! En vez de proponer la rendición como había prometido, llegó al Cervera diciendo que el Ayuntamiento estaba en pie, que la Artillería se había sumado a los sublevados, y que sólo quedaban por rendirse el Regimiento de Mérida e Infantería de Marina. Se lo creyeron, pero... ¡bien pronto iban a convencerse de lo contrario!

La inesperada contestación del Cervera a la propuesta de "armisticio", no cogió desprevenidos a los Jefes y dirigentes del Movimiento en Ferrol. Estos -reforzada la defensa del Ayuntamiento con dos piezas "Placencia" y dos ametralladoras que vigilaban la puerta del dique- habían ordenado el taponamiento de las demás entradas del Arsenal, en la forma siguiente: La puerta del campo de batallones estaba guardada por una compañía de Infantería de Marina y dos piezas "Placencia"; la de la Academia de Maquinistas por una compañía de ametralladoras y dos secciones de Infantería, y la puerta del dique, pequeña, por dos piezas de desembarco de marinería adicta y 40 marineros, quedando además enfilada por una ametralladora instalada en la Casa-Romero, al mando del Teniente Pelayo. El Arsenal por consiguiente, estaba sitiado por tierra, y en condiciones de ser atacado cuando el Mando lo ordenase (1).

Tal era la situación, cuando sonaron los primeros cañonazos del Cervera acompañados por nutridísimo fuego de los fusileros del España, briosamente contestados por morteros de 50 mm, ametralladoras y fusilería, desde la terraza de Ingenieros Navales a donde se habían retirado los bravos marineros del "Velasco" como más adelante veremos, y desde otras dependencias ocupadas por las pocas fuerzas leales que había dentro del Arsenal, entre las que, es de toda justicia destacar las de la compañía de Guardias de Infantería de Marina que, mandadas por el valiente Capitán Suárez, estuvieron aguantando heroicamente desde los primeros momentos, hasta la completa rendición de los sublevados. Reñidísimo combate se libró entre los dos bandos contendientes, que si no fue sangriento en sus efectos, puso bien de manifiesto el temple y ardor bélico de los cuatro soldados que luchaban contra ciento, al tiempo mismo que testificaba la falsedad de las noticias de Carrodeguas.

Viendo los del Cervera que de tierra no les llegaba el auxilio que tenían derecho a esperar si la artillería, como dijo el emisario, estaba con ellos; comprobada la gran precisión con que sobre cubierta caían las granadas de los morteros de Infantería; acosados por los hidros que, sin temor a los disparos de la fusilería rebelde, surcaban constantemente el espacio con incomprensible desprecio de la vida; o, engañados tal vez por la feliz estratagema utilizada por los simpáticos marinos del Polígono Janer (2), decidieron al fin dar por terminada su resistencia, izando bandera blanca en señal de rendición, a las siete y treinta de la tarde de este día, martes 21 de julio de 1936.

A poco, el Cervera pedía nuevo parlamento. Concedido por el Almirante de la base, salen como parlamentarios un Teniente de Navío (Pinzón), una clase y tres cabos de marinería que, desfilando entre las fuerzas que defendían la puerta del Arsenal que da frente al Ayuntamiento, se dirigieron por el Cantón de Molíns hacia Capitanía General, en donde convinieron la entrega sin condiciones.

(1) Las murallas del Arsenal no tenían defensa alguna. Unos tambores que sobre ellas hiciera construir allá por el mes de abril el Comandante Calvar, fueron mandados demoler al pasar a la Comandancia el General Azarola, cediendo a la gritería de los socialistas, que alegaban ver en ellos unos parapetos para desde allí ametrallar al pueblo.

(2) Cuando el Cervera se vio atacado por los hidros de la base de Marín, lanzó un radio al Gobierno comunicando el hecho y pidiendo auxilio. Este radio fue captado en el polígono de Marín y, operando con la emisora a potencia reducida, le contestaron con el siguiente despacho: Ministro Marina a dotación Cervera. "Imposible mandar auxilio. Procuren evitar derramamiento sangre".

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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