jueves, 25 de marzo de 2010

Cambre: sucesos de julio

Salvo un corto número de exaltados, puede decirse que los trabajadores de Cambre se mostraron en esta ocasión menos propicios que nunca a obedecer a sus jefes, como lo demuestra el hecho de que muchos de ellos, en lugar de concurrir a los centros de concentración que tenían señalados, se escaparon al monte de la Virgen o al Castro, en donde pasaron la noche del 20 al 21.

El martes 21, a las nueve y media de la mañana, llegan a Cambre dos coches con obreros armados procedentes de La Coruña, a donde regresan después de enterarse de la situación en Cambre, y de dejar acaso algunas órdenes.

A las once de la mañana, se ve sorprendido el vecindario por un grupo de 25 a 30 individuos que, capitaneados por el "Montañés", desfilan por las calles armados con tercerola, escopetas de caza, pistolas y bombas de mano.

Este grupo, deja de serlo muy pronto. Se dividen, y marchan, unos a unas casas y otros a otras, pertenecientes todas a personas de derecha, dedicándose en todas ellas al registro y requisa de armas. Tratan también de incautarse de un ómnibus que necesitaban -decían ellos- para que los trasladase a Asturias, no efectuándolo al fin, por haber llegado a ellos rumores de que la Guardia Civil se les echaba encima.

Por la tarde del mismo día, reciben los de la requisa nuevas ayudas. Al pueblo acaban de llegar dos coches cargados de gente extraña, y son éstos los que, en su actuación requisadora, llegan hasta el Molino, de donde se llevaron, entre otras cosas, un fusil de 16 tiros.

El miércoles día 22, amanece como los dos anteriores bajo el temor y pesadilla de posibles salvajadas, pero afortunadamente no pasa mucho tiempo sin que la población honrada y pacífica reciba la tranquilizadora sensación de Autoridad, al ver cruzar por sus calles un camión con fuerzas del Ejército, a cuya presencia todos los revoltosos se desbandan y desaparecen.

No tardan mucho sin embargo en rehacerse. A los dos o tres días, un grupo capitaneado por el "Ferranchín", quema la iglesia de San Juan de Pravio reduciéndola totalmente a cenizas, después de haberla rociado con más de 20 litros de gasolina que recogieran en casa del camarada Pernas. No contentos con esto, se dirigen luego a la casa rectoral e intentan forzar la puerta pinzándola con una palanqueta. No lo consiguieron, porque el miedo o la nerviosidad, no les permitió enterarse de que estaban trabajando por el lado de las visagras. Esto dio lugar a que el Cura advirtiese la faena, y enterado (después de haberles preguntado desde dentro que querían) de que buscaban armas, les tiró la pistola por la ventana, con lo cual se dieron por satisfechos. De allí marchan con dirección a Armental, "a reclutar gente -dicen- para enfrentarse con el Ejército".

Queman también la Iglesia de Santa María de Vigo destruyéndola totalmente, y sobran todavía materias inflamables, que abandonan, cuando vieron la causa totalmente perdida (1).

Caso curioso: mientras en otros pueblos pagaban con vales las mercancías que adquirían, o no las pagaban; en Cambre, encontramos indicios de que pasaba todo lo contrario. Unos individuos piden en la Casa-Eiroa unas zapatillas, un peine y no sabemos si otros objetos más. El dueño de la tienda les convida con pan y vino que ellos no aceptan, y, al intentar satisfacer el precio de los objetos adquiridos, les dice, que se los regala: "De ninguna manera -contestan ellos- nosotros pagaremos mientras tengamos dinero, después... iremos a robar".

(1) Fueron halladas, en la parte posterior de la huerta de Pernas, varias bombas, algunas de hasta 7 kilos de peso.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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