martes, 9 de marzo de 2010

Sierra de Outes: estado social

Pueblo inmediato a Noya, situado a unos 12 km de esta villa, necesariamente había de sentir la influencia revolucionaria de las minas de San Finx como todos los pueblos de la comarca.

Su población, campesina en casi su totalidad, no por eso se vio libre de las ambiciones sindicales de la U. G. T. y la C. N. T., que, en diversas ocasiones, mandaron a la Sierra a sus propagandistas, encargados a suministrar al trabajador del campo las funestas doctrinas que tiempo hacía ya venían envenenando al obrero de la ciudad. Muchos las creyeron y dieron sus nombres al "Sindicato del Puente de Don Alonso" que, en los últimos tiempos, desplegó una actividad extraordinaria, que trajo como resultado el casi total desplazamiento de la U. G. T., y como consecuencia, el total dominio de la Confederación en el campo social de la Sierra y sus contornos.

El 1º de mayo del 36, fue el día escogido por los sindicalistas, para inaugurar una etapa cuyo final había de ser completamente distinto al que otros anunciaban y ellos se prometieron.

Celebraban este día una manifestación que, si por el número de manifestantes no merecía el calificativo de "imponente", no dejaba de serlo si pensamos en lo que de suyo significaba el hecho de ver banderas rojas -símbolo del desorden y la revolución- escoltadas con gentes de puños en alto y por la inocencia vestida de rojo (1), paseándose como por terreno conquistado, ante las miradas de un pueblo pacífico e ignorante de aquellas propagandas que, pasado algún tiempo, miraría sin escándalo.

Llega el 18 de julio, y llega -creen ellos- la hora de desbordarse rompiendo el dique de sus odios y contenidas ambiciones.

Se ponen en contacto con los revoltosos de Noya, y por ellos aleccionados, se dedican a la requisa de armas, llegando en su loco afán al mismo cuartel de la Guardia Civil, donde cuatro hombres se remordían en su interior al oírse llamar "camaradas", por unos sujetos que vivieron siempre al margen de la ley. Las armas no las llevaron; pero la pobre Guardia Civil hubo de sufrir, sin poderlo remediar, las visitas que durante cuatro días les hacían los "amos" de la Sierra, para enterarse de las noticias que les trasmitía "Unión Radio de Madrid".

Claro que, "Unión Radio" desaparecía del receptor, perdiéndose con los últimos ecos de las pisadas de los rojos -que momentáneamente dejaban el cuartel con objeto de vigilar la calle- siendo sustituida inmediatamente por "Radio Sevilla" o "Radio Tetuán", que no dejaban de ser observadas por los del Benemérito Instituto, hasta el momento mismo en que, a la puerta de la sala de armas, volvía a escucharse a modo de contraseña, el clásico saludo de los rojos: ¿Qué hay camaradas?

(1) Al frente de la manifestación marchaban dos niñas ataviadas con el traje de la "Pasionaria".

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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