lunes, 8 de marzo de 2010

Puerto del Son: estado social; comité revolucionario; actuaciones del comité

En Puerto del Son existían dos organizaciones que, o por el crecido número de asociados, o por la calidad de los mismos, o por ambas cosas a la vez destacaban sobre todas las demás del mismo tipo. Eran estas, la "Confederación Nacional de Trabajadores" e "Izquierda Republicana".

Estas organizaciones, aunque bien relacionadas sobre todo a partir de la constitución del F. P. en España, tenían su vida independiente y cada cual atendía a sus problemas; pero, al conocerse en Puerto del Son el alzamiento del general Franco en tierras de África, desaparecieron los problemas individuales, para dar paso al problema común que en su caso era, oponerse por todos los medios al Movimiento Nacional. C. N. T. e I. R. dejaron ya de ser dos organizaciones, para con el Centro Libertario y otros elementos, constituir una sola que adoptaba por lema el grito de: U. H. P., y tenía por saludo el puño cerrado.

Por eso, en el Comité que se formó en los primeros momentos, encontramos, confundidos en amalgama revolucionaria, elementos de diversas procedencias políticas y de las más encontradas ideologías: C. N. T., Izquierda Republicana, comunistas, socialistas, etc. etc.

Este Comité -en el que abundaban personas que, duchas en el manejo de nadar y esconder la ropa, embarcaban a las clases humildes en una peligrosa empresa mientras ellas, faltas de valor necesario para dar la cara, actuaban ladinas y taimadas en la sombra- se incauta en los primeros momentos del Ayuntamiento, y allí se constituye en autoridad suprema del pueblo, al que maneja a su capricho durante varios días. Ordena la requisa de armas, dispone la presentación de auxilios y socorros a las causa, y organiza patrullas de gente armada, ejército improvisado y por diversos títulos ineficaz de la revolución.

El asunto requisas, parece que era llevado principalmente por el presidente de I. R., D. Juan González González y por el secretario de esta organización D. Antonio Conde Asperot que, en un momento de desconfianza, intentaron escapar a Portugal tomando con tal objeto una embarcación que, por haber equivocado el rumbo o lo que fuese, atracó en el Pindo donde, desembarcados los fugitivos, escucharon las optimistas noticias de "Radio Madrid", que les devolvieron la confianza en el triunfo y les decidieron a suspender el viaje. ¡Dos víctimas más que añadir a las ya innumerables de los embustes de las radios rojas!

Contaban González y Asperot, para la buena marcha de su negociado, con la plena confianza del alcalde Jesús Mariño que, sin el menor escrúpulo, firmaba toda clase de recibos y órdenes relativas a cacheos, registros y requisas, y disponían de activos ejecutores, como claramente testificar puede el peón caminero Vicente Otero, a quien Antonio Maneiro Viéitez, Ignacio Martínez Lanza y Francisco Rego Maneiro, constituidos en patrulla, quitaron, amenazándole con sus pistolas, la que él llevaba para su defensa.

El arbitrio de auxilio y socorros a la revolución, se llevó a cabo siguiendo la táctica ladina de hipócrita que tan bien conocían los dirigentes marxistas de Puerto del Son.

El día 22 de julio, o sea en plena revolución, el Sindicato Libertario e Izquierda Republicana convocaron a una reunión de industriales, en la que, tras diversas deliberaciones en que tomaron parte principal Abeijón, Gerardo Díaz y Manuel Maneiro, se acordó que cada uno de los industriales aportase una cantidad para sostener a los obreros que había parados, con motivo de una huelga existente hacía ya tiempo. ¡Siempre disculpándose con el obrero!... No les convenía ni se atrevieron a decir, que las cantidades aquellas eran un auxilio al Comité directivo del movimiento marxista.

El día 27 de julio entraban en el Son las fuerzas de Artillería de Santiago mandadas por el Teniente Espinar, que acudían obedeciendo a un comunicado que el Teniente había recibido momentos después de haber llegado a Noya, en el que se le decía que algunos números de la Guardia Civil se hallaban en aquel pueblo (Puerto del Son) en situación muy apurada, ya que, por aquellos lugares "había muchos grupos de rebeldes armados".

Detienen a algunos paisanos huyendo otros al monte perseguidos por la Guardia Civil; hay un pequeño tiroteo; y... esto basta para acabar en Puerto del Son con la actuación marxista, que sucumbía para dar lugar a una labor de depuración local y común aportación a la Causa Nacional.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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