sábado, 27 de marzo de 2010

Sada: estado social

Las Américas, manantial de cuantiosas fortunas, fueron también cuna de no pocas desgracias para Galicia.

Una gran parte de las ideas malsanas y revolucionarias, tuvieron sus más eficaces propagadores y panegiristas en los gallegos americanizados. Haber estado algún tiempo en América, fue muchas veces, título más que suficiente para que pudiese, el que lo ostentaba, sentar entre sus convecinos plaza de sabio y entendido, desarrollando -valido de ese falso prestigio que le daba siempre el traje planchado, la corbata estirada, los zapatos de charol y el adulterado castellano de que tontamente se envanecían y vanagloriaban- campañas verdaderamente demoledoras, que empezaban en el campo moral y religioso, y terminaban casi siempre en el campo social.

Muchos son los pueblos de la Región Gallega que pueden señalar uno de esos tipos, como causante de sus desventuras. Uno de ellos, es sin duda alguna la villa de Sada, pueblo laborioso, trabajador y pacífico, hasta que, de Norte-América, llegó José Monzo dispuesto a sembrar entre los suyos las doctrinas anarquistas y anarquizantes de que traía henchido el corazón, ayudado por Justo Rodríguez, tan malo como él, aunque más recatado y más zorro sobre todo.

De allí arranca la organización obrera en Sada, muy justa, muy necesaria muchas veces, y muy laudable siempre y en todas partes, si se hubiese mantenido dentro de sus límites, procurando el mejoramiento de la clase, y protegiéndola contra las ambiciones de patronos explotadores, que los había también. Pero... salieron de su órbita, y, lejos de ser sociedades en favor del obrero, no eran más que sociedades obreras en favor de los dirigentes.

Tal era la "Sociedad Recreativa Cultural de Sada", a la que convergían los diversos sindicatos de la comarca, y de donde emanaban las órdenes de mítines, huelgas, boicots, etc. etc. que, después del advenimiento de la República, abundaron de modo extraordinario y violento.

Así, los Cafés "Terraza" del Sr. Fariña, y el de D. Francisco Babio, boicoteados durante un año, fueron víctimas de la barbarie de los boicoteadores que, en julio de 1933, hicieron explotar una bomba en la "Terraza" a las tres de la tarde y cuando el café se hallaba lleno de gente, y otra en el café de Babio, en momentos en que el local estaba también abarrotado, por estar celebrándose en él un baile.

Por la misma época, y secundando un movimiento de La Coruña, colocaron otro artefacto en un transformador, y otros en diversos lugares.

En septiembre del mismo 1933, boicotearon también las fábricas de salazón que se vieron obligadas a cerrar durante 4 o 5 meses, y emprenden, envalentonados e impuestos ya por el terror, una campaña violentísima para las célebres elecciones de febrero, en la que, públicamente y con el mayor descaro, hablan de revolución y de reparto social.

Después de las elecciones de febrero, a medida que en otras partes aumentaban los disturbios y violencias, en Sada, por contrario, disminuyen, por creer acaso las izquierdas que ya tenían todo conquistado. El ambiente sigue no obstante enrarecido, y se espera pueda sobrevenir en cualquier momento el estado caótico y revolucionario, anunciado para muy pronto, 4 o 5 meses antes del julio salvador por Monzo, a su regreso de la Asamblea de Zaragoza, a donde asistiera como delegado de la comarca.

Un mes antes de los sucesos de julio fuera asaltada la casa del Cura de Meirás, repartiéndose los asaltantes, muebles, ganado, tablas de las divisiones que arrancaron y algunos objetos de la Iglesia.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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