viernes, 19 de marzo de 2010

Pueblas: asalto a la casa Ferrer

He aquí el relato de los hechos tomado de las declaraciones de algunos testigos de vista.

El día 21, Antonio Rodríguez (a) "Sicho" y cinco individuos más, entre ellos Manuel Boo (a) "Manco" y un tal Cagarrio, se acercaron, armados con escopetas y pistolas, a la casa de los señores Ferrer, y llamaron a la puerta. El "Manco", encañonando la casa, disparó contra ella un tiro de escopeta, haciendo lo mismo al poco rato Antonio Domínguez. En este momento, una mujer conocida por la "Riala" decía gritando: "¡A estos hay que queimalos!", continuando el tiroteo en que tomaban parte también otros varios individuos a medida que iban llegando.

El "Cagarrio", transmitiendo órdenes de Antonio Domínguez, manda a la "Riala" vaya a la Casa del Pueblo y traiga bombas y gasolina, mientras un niño conocido por "Antonio Varela", cumpliendo otra misión del mismo Domínguez, se presentaba al Alcalde en demanda de unos "cacharros" cargados de metralla, que fueron luego arrojados contra la casa asaltada.

No consiguieron con esto abrir en ella brecha que les permitiera el paso, y decididos a entrar, mientras unos echaban abajo las puertas a golpes de hacha, lograban otros forzar una de las ventanas del edificio, por la que un hombre del Maño arrojó una gorra impregnada de gasolina, después de haberla prendido fuego.

Entre tanto, ya consiguieran otros asaltantes rompen también en la parte baja y en el otro extremo de la fachada otra ventana por la que entraron a la casa unos hombres llegados en aquel momento de Palmeira, que fueron luego los encargados de abrir la puerta y dar entrada libre al crecido número de asaltantes que invaden la casa, rompiendo y destrozando todo cuanto encuentran al paso; arrojando a la calle muebles, libros y otros enseres; hasta que, José Fernández (a) Noé, enterado de lo que estaba pasando, se persona en el lugar de los sucesos, imponiéndose a las masas, para las que tiene frases de condenación, y obligando a los revoltosos a retirarse, antes de haber llevado a cabo la total destrucción del inmueble, que pretendían.

Contra la casa habían arrojado varias bombas tomadas acaso de las que el día anterior había fabricado el "Fogueteiro" en la huerta del Ayuntamiento. La primera fue lanzada contra el balcón tropezando en este y cayendo al suelo donde estalló; explotó la segunda en el antepecho de una ventana a la que momentos antes, (cuando el Sicho llamaba a la puerta) se asomara el Sr. Ferrer a decir que no abría, y fueron otras arrojadas al tejado y en dirección a las demás ventanas, produciendo todo ello una formidable alarma, que acaso pudo haberse evitado, si de Cambados no envían al Sr. Ferrer un telegrama en que le anunciaban la salida de fuerzas contra la Puebla -telegrama que éste no había de querer entregar a la comisión de obreros que fue a reclamárselo- o si aquel señor hubiese estado desarmado, cuando los comisionados llamaron a la puerta.

El asalto a la casa Ferrer, fue sin duda el hecho más saliente y de mayor resonancia en la comarca.

Ni antes ni después de esto han cometido los revoltosos del sector Puebla acto alguno que merezca reseñarse, hasta el día 26 de julio en que, sabedores de la proximidad de las fuerzas del Ejército, abrieron en el Puente de San Lázaro que se encuentra saliendo de la Villa hacia Padrón, sobre el río llamado de las "Piedras", cuatro huecos de una cuarta aproximadamente de circunferencia y unos setenta centímetros de profundidad, con objeto de volarlo e impedir el acceso de las tropas.

Pronto, sin embargo, se convencieron de que habían perdido el tiempo. Los minadores y con ellos esa gran masa, víctimas siempre de los engaños y trapacerías de los verdaderos culpables, miran en torno suyo y... se encuentran solos y abandonados de todos aquellos que les empujaran a la revolución. Los dirigentes habían huido protegidos por una noche oscura, pasando, en compañía de los jefes de Boiro, Escarabote y Riveira, a Villagarcía, en cuyo puerto embarcaron con rumbo desconocido. ¡Ellos... quedaban en tierra, y pedirían a los montes la protección y refugio que les negaran los camaradas causantes de su desgracia!

Así fue, el día 27 de julio el campo estaba libre completamente, y artilleros, Guardia Civil y Falangistas entraron en las Pueblas sin haber encontrado la menor resistencia.

D. José Barreras López es nombrado Delegado de Orden Público, y éste no vuelve a alternarse. Renace la tranquilidad, y... las Pueblas quedan sumadas al Movimiento Nacional.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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