sábado, 29 de mayo de 2010

Orense: declaración del Estado de Guerra; fuerzas rebeldes; tranquilidad absoluta

Eran las dos de la tarde del día 20 de julio, cuando en Orense se publicaba el Bando de guerra, cuya lectura fue encomendada al Comandante Casar.

El pueblo, al ver las tropas en la calle, reacciona en forma vigorosa e inconcebible. Puertas y ventanas se abren al paso de las tropas, y a ellas se agolpan los vecinos sin distinción de edades, clases, ni condiciones, manifestando con frenéticos aplausos y gritos delirantes, un entusiasmo largo tiempo contenido.

Ante esta reacción, rayana en patriótica locura, se achicaron en tal forma los comunistas y elementos del Frente Popular, que la publicación se hizo en medio del orden más completo y sin el menor incidente.

En los días 17 y 18 de julio, el Gobernador, con la cooperación de su secretario y el Comandante de Carabineros a que anteriormente nos hemos referido, había salido en viaje de propaganda por los pueblos limítrofes a la capital, con objeto de preparar una marcha sobre Orense, de los elementos revolucionarios que vivían en el campo.

Este viaje, unido al endémico malestar de los citados pueblos, soliviantó a los campesinos que, más allá, pero sobre todo en el cinturón a 20 kilómetros alrededor de Orense, presentaban un aspecto levantisco, sino del todo revolucionario. Así se explica esa larga serie de atentados cometidos en el extrarradio después de declarado el Estado de Guerra, y que resumimos nosotros en la siguiente forma: Corte de la carretera a Monforte en el kilómetro 2; alambres y barricadas en la carretera a Vigo, cerca de Barbantes; dos agresiones por la parte de Seijalvo, una a la fuerza armada y otra a los conductores de una camioneta que conducía mercancía; fuerte tiroteo a la fábrica "La Castellana" y asaltos a distintos comercios; una bomba con pequeños desperfectos en el puente de Castroverde, carretera de Villacastín a Vigo; otra que hicieron explotar en el puente de las Escorregas, carretera de Orense a Portugal; agresión a fuerzas armadas en Cudeiro, carretera de Santiago; robo de dinamita perteneciente a las obras del ferrocarril en construcción, en Rairo; corte de la línea telegráfica en el Posío y Cumial a 6 kilómetros de Orense, y otras cosas de menor importancia.

Además, en Villar de Barrio, Maceda, Verín, La Gudiña y otras zonas, se alentaba y sostenía un espíritu de violencia y franca rebeldía que hizo necesaria la actuación de fuerzas en columnas, y que, por su importancia, estudiaremos separadamente.

Hemos de advertir, antes de cerrar este capítulo, que todos los atentados y actos de rebeldía a que venimos refiriéndonos, tuvieron lugar no más allá del 27 de julio, fecha en que puede darse por totalmente pacificada toda la provincia, merced a las rápidas y acertadas medidas de la Autoridad Militar, y al celo, prontitud y entusiasmo con que fueron secundadas y obedecidas por todas las fuerzas a sus órdenes, por las Autoridades provinciales y municipales (1) y por el noble pueblo orensano, que había de distinguirse extraordinariamente en la patriótica labor de tributar al Movimiento, como en su lugar veremos.

(1) La primera gestora del Ayuntamiento en Orense, estuvo constituida por los Capitanes, Mira, Cortés e Isidoro Álvarez.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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