viernes, 14 de mayo de 2010

Vivero: estado social; sucesos de julio.

Vivero, ciudad de 14.500 habitantes es, entre todas las de la provincia, la que presenta el mayor contingente de población obrera.

Con un censo de trabajadores superior hasta al de la capital, había de ser necesariamente el blanco de las actividades de los líderes traficantes y explotadores del pueblo.

Esto unido a las injusticias cometidas por algunos desaprensivos patronos, dio origen a un profundo malestar social, que se revelaba en el planteamiento de frecuentes conflictos, los que no siempre se desarrollaban dentro de las normas legales y ambiente que fuera de desear.

Los efectos perturbadores de estos conflictos, se hacían sentir en la vida de la población entera; pero más directamente repercutían, en las fábricas de Cillero, las minas de Silvarosa y la industria automovilista de Chavin ayudando sobre todo, a crear el estado de honda agitación que se notaba en Vivero al estallar el Movimiento de julio.

Al conocerse en Vivero el levantamiento salvador de las tropas de Franco, las autoridades, puestas al servicio del Gobierno antinacional, trabajan a una con los dirigientes sindicales, en la obra nefasta de preparar una seria resistencia a todo intento y a todo propósito que emanara de los Centros militares. Al efecto, grupos de trabajadores recorren los pueblos en trabajo de requisa (1); asaltan el polvorín de la Silvarosa, apoderándose de grandes cantidades de dinamita; se incautan de todo el material existente en las armerías; disponen la fabricación de bombas, y nombran las comisiones encargadas de la recluta de milicianos, en el pueblo y sus contornos.

El día 20 de julio fue acaso el de mayor actividad revolucionaria en Vivero, por el día señalado para la salida de las partidas armadas que habían de acudir en auxilio de las ciudades "en donde se luchaba para salvar a España".

A plena luz, hombres, armas y dinamita son cargados en coches y camiones requisados al efecto, y que salen luego en distintas direcciones, formando verdaderas columnas motorizadas, entre las que fue sin duda la más importante, la enviada a la ciudad de La Coruña, mandada por Manuel Rodríguez (a) "Roxo de Vieiro", que llevaba como segundo a Jesús Bellas Cao (2).

En Vivero quedaba con todo, número suficiente de revoltosos para encarcelar aquella noche a unos valientes que custodiaban la Iglesia de Santa María del Campo, y para llevar a cabo a la noche siguiente, según lo convenido, el plan de terror que los primates rojos habían elaborado.

Sin embargo esto último no pudieron realizarlo porque, en la tarde del día 21, fuerzas de la Guardia Civil y Carabineros al mando del Teniente Vaamonde, entran en la Ciudad, apoderándose de la casa del Pueblo y del Ayuntamiento (convertidos por los rojos en verdaderos arsenales de dinamita) y empujando hacia los montes circunvecinos a la mayor parte de los revoltosos que, con las incursiones que con frecuencia hacían a los poblados, incendiando pajares y almiares, impidieron, durante algún tiempo todavía, el libre abastecimiento de la ciudad (3). Con todo, el orden no volvió a alterarse, gracias a la estrechísima vigilancia que sobre el pueblo ejercían las fuerzas de la Guardia Civil y Carabineros eficazmente ayudados por los muchachos de Falange, organización que en los primeros momentos, tuvo su principal base de aprovisionamiento en la "Juventud Católica", manantial fecundo en todas partes, del despertar glorioso de las virtudes ciudadanas.

(1) En el desempeño de su cometido, llegaron hasta el extremo incomprensible de amenazar con una escopeta al Cura de Luances, para que abriese el Sagrario, por ver si allí había armas escondidas.

(2) Las gentes de esta columna, asaltaron a su paso por Muras, la casa del Cura y destrozaron el mobiliario causando pérdidas valoradas en 1.500 pesetas.

(3) El día 24 de julio intentaron todavía, los revoltosos del Barquero, volar con dinamita el puente de este nombre sobre el Sor, teniendo que sostener con ellos la fuerza pública un vivo tiroteo.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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