martes, 11 de mayo de 2010

Quiroga: sucesos de julio; marcha sobre San Clodio

La inquietud que las noticias de África produjeron desde el primer momento en los centros social-comunistas de la comarca de Quiroga, se vio muy pronto transformada en desconocida actividad revolucionaria.

A San Clodio comenzaron a concurrir, desde el día 18, los revoltosos de los pueblos limítrofes, excepto Quiroga, Fisteus y otros de menor importancia. Concentración roja digna de tenerse en cuenta, no sólo por el número de bolcheviques que la integraban, sino también por la cantidad y calidad de armas de que disponían.

Por si ello fuera poco, esta fuerza se vio inopinadamente aumentada con unos 30 mineros de la comarca carbonífera de Fabero y Ponferrada, que, bien provistos de bombas fabricadas por una asturiana, llegaron a San Clodio huyendo de la puntería de la Guardia Civil de Ponferrada (1).

¡San Clodio era de los rojos, y continuaría siéndolo aún después de declarado el Estado de Guerra en Quiroga, hasta que las fuerzas de España se decidieran a rescatarlo! Esto sucedió el día 22 de julio.

Muy de mañana salieron de Quiroga las fuerzas de la Guardia Civil, las de Carabineros y unos 10 falangistas: llevaban la misión de limpiar de enemigos que pudieran obstaculizar la operación, los montes y alturas que rodean el pueblo de San Clodio. Al llegar al montículo que domina el puente de San Clodio, Quiroga, sostienen un ligero tiroteo con los centinelas que tenían los rojos vigilando la entrada del puente y carretera y, después de ponerlos en fuga, continúan hacia Nocedo en donde los revoltosos tenían un grupo fuertemente equipado, con la consigna de cortar el paso a las fuerzas de Lugo y Monforte que, en combinación con las de Quiroga, venían sobre San Clodio. Suponemos lo que harían ante las fuerzas de Lugo y Monforte, más numerosas que las procedentes de Quiroga, los que, a la sola presencia de éstas, encontraron el monte demasiado pequeño para escapar.

Hacia las cinco de la tarde y en el lugar de Espandariz, establecen contacto las tres columnas que habían de liberar a San Clodio. Toma el mando de toda esta fuerza el Capitán de la Guardia Civil D. José López de Haro, llevando el Teniente al de Monforte D. José Díaz, y ordena el avance sobre San Clodio, que se efectúa en medio del mayor entusiasmo y decisión, no contenidos ni debilitados por las barricadas que los rojos habían levantado hacía la parte media del puente, valiéndose de sacos terreros; ni por las alambradas construidas con hilo de pico por un marino a quien sorprendiera el Movimiento en San Clodio y que se vio obligado a trabajar para los revoltosos, bajo la amenaza de las pistolas de aquellos; ni tampoco por las naturales fortificaciones que ofrecían las casas del lado opuesto, ocupadas por mineros armados con botes de metralla y toda clase de pertrechos. Todos estos obstáculos fueron superados por los bravos falangistas, Guardia Civil y Carabineros (2) que, al grito de ¡Viva España! cruzan el puente, arrollando todo cuanto se opone a su marcha victoriosa.

Al brioso empuje de las fuerzas de España, contestaron los moscovitas con la más vergonzosa de las desbandadas, abandonando heridos, armas y municiones. El "Musolini", Armando Corzo, un tal Emilio (a) "Grano de Millo" y otros dirigentes, fueron los primeros en abandonar el campo, huyendo a toda prisa en una máquina que tenían preparada en la estación, mientras las fuerzas libertadoras reintegraban San Clodio a la España Tradicional.

(1) En una máquina con furgón, corrían hacia Monforte, creyendo que esta población estaba en poder de los marxistas; pero en la estación de San Clodio (Quiroga) les desengañaron, y decidieron quedarse allí.

(2) Merecen destacarse por su heroísmo en esta operación, los falangistas Carrosa y Julio Quiroga, y el Sargento de la G. C. Sr. Cámara.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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