miércoles, 26 de mayo de 2010

Orense: Fuerzas comunistas; actividades revolucionarias; enlaces militares

En Orense había mucho elemento anticomunista (Calvosotelistas principalmente) aunque falto de la conveniente organización, y de decisión sobre todo (1).

Se lamentaban los abusos y salvajadas del enemigo; se condenaban en el fuero de la conciencia y aún muchas veces en conversaciones particulares, pero, apenas si se hacía nada por ponerlas remedio.

Sólo un pequeño grupo de requetés y falangistas que, ya desde enero del 36 venían acechando el momento oportuno de dar al comunismo orensano un golpe definitivo, sabía dar la cara en los momentos de peligro, llegando a imponerse muchas veces a sus contrarios, teniendo para ello que suplir, con actos de valor y heroísmo, la falta de número.

Este puñado de valientes había convenido -bajo la dirección del Comandante Ceano, héroe de las primeras jornadas en Asturias- un plan de levantamiento en combinación con el Ejército y la Guardia Civil, que podía haberse realizado ya con motivo de las elecciones de febrero.

No fue en aquella ocasión; pero no por eso se desarticularon, pasada aquella fecha, las fuerzas de este grupo. Por el contrario, desde entonces, su actuación es más intensa, y más frecuente el cambio de impresiones, respondiendo con nuevos entusiasmos a las persecuciones de que eran objeto, a la lluvia de impresos de propaganda bolchevizante que, firmados por un Comité desconocido, comenzó a caer en los cuarteles, y a la cada día creciente actividad que se observaba entre los elementos del Frente Popular (2).

Esta actividad de las fuerzas revolucionarias, se manifestaba de muy distintos modos: insultos y molestias a personas de orden; quema de Iglesias en varios pueblos de la provincia (3); reuniones frecuentes en el Gobierno Civil; miradas cargadas de odio a militares y sacerdotes; manifestaciones; alardes comunistas en los entierros de los camaradas, etc., etc.

Todo esto, preludio y amago de acontecimientos graves, crecía y aumentaba a medida que iban pasando los días del mes de junio, produciendo una sensación de tormenta próxima a estallar; sensación que era general en todos los pueblos de España, y que determinó sin duda, el desplazamiento de algunos militares, con que había que suplir la falta de una anterior preparación de conjunto.

A mediados de junio llegó a Orense, procedente de Melilla, uno de estos enlaces, Capitán del Ejército español, que venía con el exclusivo objeto de pulsar la opinión de Jefes y Oficiales de la Guarnición.

De aquella entrevista una sola cosa podemos destacar: el unánime sentir de todos los reunidos, manifestado en estas palabras: ¡Hay que salvar a España!

Días más tarde (en los primeros de julio) recibe la guarnición de Orense una nueva visita. Son esta vez unos Jefes de Estado Mayor pertenecientes a la 8ª División, con los que Jefes y oficiales de la Plaza conferencian, en simple cambio de impresiones.

Y... nada más. No encontramos en Orense esa preparación lenta, callada y escrupulosa que pueda considerarse fruto de una conspiración. Encontramos sí, una Oficialidad, y un Ejército, y unas fuerzas armadas, y unos requetés y unos falangistas, dispuestos todos a jugarse la vida, por la salvación de España y el honor del uniforme.

(1) No se nos incomoden por esto nuestros amigos de Orense. La falta de decisión era una enfermedad que padecíamos en toda España.

(2) Según informes de la policía, dos meses antes del Movimiento, había subido el número de cotizantes al comunismo, de 800 a 8.000.

(3) Quemaron la Iglesia de San Benito de Castrelo, e intentaron hacer lo mismo con la de San Benito de Barbadanes y otras.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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