lunes, 31 de mayo de 2010

Ribadavia

Población de 6.000 habitantes, a orillas del Miño y próxima a la capital venía sufriendo como otras tantas de Galicia, las frecuentes acometidas del monstruo revolucionario, que, en la Villa de referencia, tenía también sus cachorros encargados de vigilar los movimientos todos de su víctima, procurando debilitarla con frecuentes acometidas, hasta que llegase el momento de lanzar sobre ella el zarpazo final.

Una de estas acometidas, la más cínica y desvergonzada que pudo lanzarse contra un pueblo culto y caballeresco, fue sin duda, el banquete con que la Corporación del Frente Popular celebró, en regocijo criminal y macabro, el vil asesinato de Calvo Sotelo (1).

Con todo, y a pesar de todas las propagandas, Ribadavia continuaba siendo pueblo sensato y de orden; razón por la cual, fracasó por completo la resistencia intentada en esta villa por los dirigentes marxistas los días 17 de julio y siguientes, pudiendo concretarse todo lo allí sucedido en la forma siguiente:

El Presidente de la Gestora y otros, forman la guardia roja y demás patrullas armadas, cuyos componentes son alojados, por orden escrita del alcalde, en casas particulares.

A estas fuerzas se unen más tarde las del alcalde de Arnoya, José Meixengo Pereira (que se presenta el 19 en Ribadavia capitaneando las huestes rojas, que él mismo creara en su Municipio) y unas y otras son arengadas por Andrés Centrón Rodríguez, para que procediesen al asalto de la casa cuartel de la Guardia Civil, asalto que no llegó a realizarse, acaso porque los revoltosos, que necesitaban un jefe, no advirtieron la presencia entre ellos, del alcalde de barrio de Beiro, José Fernández Parracia, que habría hecho estupendamente el papel de "Miaja".

(1) Asistieron a este banquete que pudiéramos llamar por muchas razones "banquete de la muerte", Benigno Gallego Montero, presidente de la Comisión Gestora; Fulgencio Lorenzo Lira, Teniente Alcalde; Manuel González González, Concejal, Carlos Alonso, Concejal también y otros muchos.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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