domingo, 27 de junio de 2010

Cangas del Morrazo: estado social; sucesos de julio; aportaciones

Predominaba en esta Villa, netamente marinera, la organización obrera de la C. N. T. con tendencias marcadísimas al Comunismo, como consta de documentos recogidos por la Guardia Civil en registros verificados a raíz de los sucesos que reseñamos, documentos que nos han sido exhibidos, pero cuya transcripción no nos ha sido autorizada.

El ambiente era malísimo. Aquellos marineros que un día fueran de los más honrados de nuestras costas, escucharon también el canto de la sirena marxista que logró sugestionarlos, hasta el punto de hacerles creer "necesidad ineludible", embarcar con ellos en la nave revolucionaria, a sus mujeres y a sus hijos.

Cerca de 1.000 mujeres componían en Cangas el censo de población femenina afiliada a "Alianza Marinera", que, con 300 de "Solidaridad Marinera" de Aldán, daban un total aproximado de 1.300 mujeres que consagraban al Sindicato las atenciones que robaban al hogar. Con todo, el pueblo de Cangas conservaba todavía un fondo marcadamente religioso, que no pudieron borrar del todo los falsos redentores que antes, y después sobre todo del año 34, intensificaron en él su demoledora propaganda.

Ya en este año, año de Asturias, la huelga revolucionaria se manifestara en Cangas de modo crudo y violento, con asaltos, atentados a la propiedad y actos de sabotaje, que hicieron necesaria la presencia y actuación de la fuerza pública.

A partir de las elecciones de febrero, triunfo del F. P. como indebidamente se denomina esta etapa, se sucedieron las huelgas sin interrupción notable y sin justificación posible, sumiendo al pueblo en una honda crisis en que el pan faltaba porque se rehuía el trabajo.

En huelga estaban estos pobres marineros -sobre quienes el maestro Víctor Sánchez, el médico Piñó y otros habían volcado en estos últimos tiempos el veneno todo de sus revolucionarias prédicas- cuando los sucesos de julio vienen a echar por tierra los malsanos propósitos de unos hombres, que pasarán a la historia con la marca infamante del suicida, y con la más infamante aún del criminal y vil asesinato. ¡El pueblo no mató al pueblo! ¡Fueron los directores del pueblo los que a los hijos del pueblo asesinaron!

El día 18, obsérvase, no sin extrañeza y cierta preocupación en las personas de orden, que las comunicaciones con Cangas estaban cortadas. Unos lo atribuyen a averías en el tendido, mientras otros, más sensibles al ambiente de los tiempos, juzgaban que algo anormal sucedía.

En día 19 por la tarde, la actitud expectativa que los huelguistas habían observado en los anteriores, se ve transformada en efervescente actividad, que se manifiesta en crecimiento de grupos, requisa de armas y vehículos ordenada por el alcalde, y gritos más o menos revolucionarios. Este mismo día llega a Cangas la noticia del levantamiento de las tropas de África, y supieron entonces, quienes lo ignoraban, por qué el día anterior había sido cortadas las comunicaciones.

Toda la mañana del día 20 estuvieron los elementos revolucionarios de la Villa en contacto continuo con el Gobernador de la provincia, y obedeciendo acaso órdenes del mismo, salieron, a la una y media de tarde con rumbo a Pontevedra, dos camiones cargados de hombres dotados de escaso número de municiones, y armas en su mayor parte inutilizadas, pues, previsoriamente, la Guardia Civil había aconsejado a los poseedores de escopetas, les quitaran los punzones antes de entregarlas a los encargados de la requisa.

¡Los susodichos camiones, al igual que la carga que llevaban, no habían de llegar a Pontevedra! En Marín les cortaron el paso y... allí quedaron, como en otro lugar dijimos, armas y municiones, regresando a Cangas, maltrechos y mohínos, los hombres que en malhora dieran oídos a las perversas excitaciones de corazones ambiciosos que, pretextando el mejoramiento de la clase trabajadora, buscaban su propio mejoramiento.

Mientras tanto, en el cuartel de la Guardia Civil -en donde desde el día 14 se había concentrado el puesto de Bueu formando un total de catorce hombres- nada se sabía de la actitud de las fuerzas de la capital, ni de las de las otras plazas.

A la expectativa permanecieron Guardia Civil y Carabineros que se habían unido, sin ser molestados por los diversos grupos que se movían y gritaban sin cesar, hasta que, a las nueve de la noche, les comunica el jefe de la Benemérita desde Pontevedra, el triunfo del movimiento español en aquella capital, y ordena sea proclamado en Cangas el Estado de Guerra.

Efectivamente, las once de la noche serían, cuando los pacíficos moradores de la Villa se enteran de que hay en Cangas una fuerza, que acaba de imponerse la dura obligación de velar el sueño de los ciudadanos, sacrificando para ello su propio sueño.

Posteriormente, tal vez aquella misma noche, los rojos intentaron destruir y hacer desaparecer el bando colocado por la Autoridad militar. No lo realizaron sin embargo, a pesar de que el pueblo estaba completamente a obscuras, por haber sido cortada la luz pocos momentos después de haber sido proclamado el Estado de Guerra.

Transcurrió la noche del 20 sin otro suceso digno de mencionarse y, parecía estar ya todo tranquilo, cuando otra noche, aprovechando la obscuridad producida también por otro acto de sabotaje en el tendido eléctrico, paquearon la casa cuartel de la Guardia Civil, siendo éste, por decirlo así, el último acto de presencia que en Cangas hicieron los revoltosos.

Ya el día 21, empiezan los registros de sociedades obreras y domicilios de los elementos más significados en la revuelta, algunos de los cuales fueron detenidos, huyendo sin embargo muchos debido a la confusión de los primeros momentos.

Posteriormente se dieron diversas batidas por los alrededores del pueblo en las que, aparte de la Guardia Civil y Carabineros, tomaron parte muchos ciudadanos de aquellos que, en los tiempos de persecución, habían sabido conservar su fe en Dios y su amor a España.

Aportaciones.

No pretendemos recoger en esta nota la aportación completa de Cangas al glorioso Movimiento Nacional. Sólo queremos dar unos cuantos datos, recogidos ya en marzo del 37 en el Gobierno Civil de la provincia.

En aquella fecha, el Ayuntamiento de Cangas había contribuido con 23.454 pesetas en metálico, y una cantidad considerable de víveres y de ropas.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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