jueves, 3 de junio de 2010

Celanova

Aunque nada digno de mención ofrecen los sucesos de julio del 36 en el partido de Celanova, no queremos omitir su inclusión en esta memoria, por constituir precisamente una excepción que acaso, bajo este aspecto, no encuentre igual en Galicia, entre las comarcas de su misma importancia.

La propaganda socialista no halló terreno en Celanova, donde había echado hondas raíces la semilla evangélica esparcida por S. Rosendo y sus monjes, cultivada más tarde con abnegación admirable por los PP. Escolapios, y conservada, con celo verdaderamente apostólico, por los PP. Agustinos.

Merced a esto, no encontró acogida la idea de los cuatro pobres dirigentes de la "Casa del Pueblo", que se vieron fracasados en sus intentos de declarar la huelga general ordenada por el Gobierno de la República, como medida con que querían hacer fracasar el Movimiento Nacional. Antes por el contrario, fue unánime casi, la satisfacción con que el vecindario recibió la declaración del Estado de Guerra, preludio de la magna epopeya que iba a escribir la España de nuestros días. Satisfacción, que había de revelarse, no sólo en los aplausos y vítores de que fue objeto la fuerza armada en sus desfiles por las calles, sino también en la eficaz e importante aportación del pueblo, que ofrece a la Causa, junto con la sangre de sus hijos, la patriótica laboriosidad de sus mujeres, el dinero de sus arcas, la riqueza de sus graneros y... todo en fin, lo que a la Causa puede servir, o puede ser útil a la Patria.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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