jueves, 24 de junio de 2010

Marín: momentos de peligro

Estos se produjeron en Marín a los dos días de proclamado el Estado de Guerra, y cuando ya el Comandante del Polígono había cursado los siguientes despachos:

Comandante del Polígono "Janer" a General de 8.ª División.- Coruña.- Y Almirante Base Naval Ferrol.- "Nombre propio y dotación felicito efusivamente a V. E.. Punto. A las 18 horas proclamé Estado Guerra entre aclamaciones entusiastas población".

Comandante Polígono "Janer" a General Jefe Ejército África.- "Reciba entusiasta adhesión extensiva al glorioso Ejército de España. Guarniciones gallegas están unidas habiéndose proclamado Estado de Guerra en toda la Región".

El día 22 de julio, cuando ya toda Galicia estaba en pie de guerra contra el conglomerado de antipatriotas que venían desangrando a España, intentaron éstos hacer en Marín lo que en muchos barcos de guerra hicieran otros camaradas: asesinar a jefes y oficiales, y apoderarse del Polígono.

La trama había sido fraguada por auxiliares de distintos cuerpos, y su desarrollo estaba concertado para las nueve de la mañana del susodicho día 22. Quiso la providencia que se malograse, al ser descubierta en la siguiente forma:

De Marín habían de salir para Vigo dos pequeños guardacostas, con objeto de transportar a aquella plaza fuerzas de asalto. Llegada la hora de partir, los maquinistas se negaron a obedecer, dándose de ello cuenta al Comandante del Polígono.

Enterado éste, llamó al Segundo, D. Pedro Fontenla. Conferenciaban ambos, y acuerdan convocar a todos los auxiliares para que el Comandante les hablase (1).

Destacado con algunos individuos de tropa en el monte "Gorila" próximo al Polígono, se hallaba uno de los convocados, auxiliar de Artillería D. José Pérez, que, para acudir a la citación del Comandante, dejó en su puesto al cabo cartero Juan Martínez Rey. Martínez Rey estaba enterado del complot: sabía que el Auxiliar Pérez era uno de los elementos principales de la conjuración y, tan pronto como se vio libre de la presencia del traidor, se fue corriendo al Polígono a contar a sus jefes todo lo ocurrido.

Fue así, como estos se enteraron de como el tal Pérez propusiera a la gente que tenía a su mando, la conveniencia y necesidad de deshacerse de unos jefes "que les estaban engañando, asesinando a éstos y todos los oficiales".

Ante el temor de que la sublevación fuese adelante (a pesar del efecto visiblemente favorable que la arenga del Comandante produjera en los Auxiliares) y, ante la dolorosa perspectiva de verse obligado a tener que ahogarla en sangre, llamó Bastarreche, a las ocho de la mañana del día 21, al Capitán Bernal, significándole la conveniencia de que a Marín se enviasen fuerzas de Pontevedra, cuya sola presencia bastaría tal vez para detener y cortar los levantiscos propósitos de unos cuantos desgraciados.

Así fue. A las dos de la tarde (2), hora en que Bernal pudo ver reunidos 20 paisanos voluntarios a los que armó convenientemente, y cuatro o seis guardias civiles, salió para Marín en compañía de un grupo de artilleros mandados por el Comandante Vila, organizándose allí, con esta fuerza y los marinos de la Base, un brillantísimo desfile que, a su paso, arrancaba fervorosas aclamaciones del público, al tiempo mismo que apagaba los entusiasmos marxistas de los auxiliares.

(1) Tenía el Comandante gran prestigio entre toda su gente.

(2) Antes no pudo hacerse, por hallarse la fuerza patrullando por las carreteras y extramuros de la ciudad.

**********

Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

No hay comentarios: