viernes, 18 de junio de 2010

El Capitán Bernal entre dos fuegos

Mientras las fuerzas de Artillería batían a los rebeldes en la Alameda y los desalojaban del Ayuntamiento, patrullaban las de la Guardia Civil la calle del Progreso, y vigilaban las bocacalles de la Peregrina (1).

Ocupadas se hallaban en este servicio, cuando se enteran de que numerosos grupos huidos del Ayuntamiento y alrededores, se disponían a caer sobre sus cuarteles con intención de asaltarlos.

Suponiendo entonces que los rebeldes entrarían por el campo de la feria, fue necesario reforzar la defensa del cuartel de Caballería.

Al proceder a esta operación, el Capitán se vio cogido entre dos fuegos: el que hacían los revoltosos parapetados tras las piedras de una obra en construcción, y el de sus propias fuerzas al contestar a los rojos desde el cuartel.

Pistola en mano, fue poco a poco -escudándose tras los árboles que crecen en aquel sector- saliendo de la zona de peligro, del que se salvó milagrosamente. Fue acaso éste, uno de los momentos más difíciles por los que hubo de pasar en aquellos días el "Capitán fascista", nombre con que era conocido entre los zurdos de Pontevedra D. Manuel Bernal (2).

(1) Fue entonces, cuando el Capitán Bernal detuvo un camión en el que venían 40 escopeteros de la Estrada. En el momento de hacer esta detención, sonaban muy cercanos múltiples disparos, y en medio de ellos una voz que decía:

-Métase V. en un portal, Capitán: ¡a la acera, que le tiran desde el tejado! La contestación de Bernal a la prudente indicación del vecino, revela todo el temple de su alma:

-No tenga Vd. cuidado: mientras me tiran a mí, no es fácil que me den. ¡Lo malo es cuando tiran al vecino!... entonces sí que hay peligro.

(2) En una reunión de izquierdas habida en Pontevedra meses antes del Movimiento, uno de los asistentes tomó la palabra contra Bernal diciendo:

-"Ese Capitán fascista que fue voluntario a Asturias y que es uno de los chacales de Doval, hay que echarlo fuera de España".

Efectivamente, acuerdan pedir su destierro o cuando menos su traslado de provincia; pero Bernal, enterado de todo ello por uno de los buenos informadores que tenía entre aquellos elementos, hizo llegar a ellos la siguiente respuesta:

-"Bernal saldrá de España; pero España es un país en donde cambian fácilmente las cosas, y el día en que vuelva, las ofensas personales las ventilará en el terreno personal, y el que se las haga tiene que ir dispuesto a jugarse la vida, como irá él también. ¡Cobra intereses y con usura!" Se encogieron los del Frente Popular, y no pidieron, ni el traslado de Bernal, único, entre los oficiales de la Guardia Civil en Galicia, que se salvó en aquel diluvio de cobardes traslados a que fueron sometidos en el mes de abril, y del que ya en otro lugar hemos hablado.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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