viernes, 9 de julio de 2010

Porriño

Porriño, pueblo enclavado en el centro de una comarca rica por sus productos agrícolas y ganaderos, no necesitaba ciertamente haber manifestado nunca el desasosiego y malestar propios de aquellos pueblos que, carentes de lo indispensable para vivir, sienten la necesidad de cambiar de postura por ver de encontrar reposo.

No era así sin embargo. Porriño presentaba en julio del año de 1936, síntomas alarmantes de intranquilidad y nerviosismo. Cediera a las propagandas izquierdistas... y diera al Frente Popular, junto con sus votos, la paz de sus hogares.

A partir del falso triunfo del Frente Popular en las urnas, aumentó considerablemente el número de afiliados a la "Casa del Pueblo" afecta a la U. G. T., que a fines del año 1935, contaba ya con 325 asociados; crecen igualmente las filas del "Centro Cultural" (organización comunista dominada por la F. A. I.) y empieza en Porriño una época de agitación social que amenaza con desembocar en verdadera catástrofe.

Sucesos de julio

No obstante el malestar social que revelan las líneas anteriores, Porriño, en los días del movimiento, no presenta la página sangrienta y terrorífica que era de esperar.

Los dirigentes de las sociedades arriba mencionadas -hábilmente orientados por el carabinero Francisco Moreno, y eficazmente ayudados por elementos de alguna significación en la villa, como el Administrador de Correos D. Joaquín Alonso- pretendieron resistirse en el pueblo, organizando para ello su defensa: hacen acopio de armas que requisan a sus legítimos dueños, construyen bombas en el Ayuntamiento, y montan vigilancia, a cargo de guardias rojos, en las entradas de la villa.

Al ser advertidos estos manejos por el cabo de la Benemérita, comandante del puesto, se puso éste al habla con el carabinero Francisco Moreno, manifestándole la conveniencia de que los carabineros se concentrasen en la Casa-Cuartel de la Guardia Civil, para, juntos, hacer frente a las circunstancias.

Accedió de momento Francisco Moreno; pero... ¡si te he visto no me acuerdo! Lejos de comunicar a sus otros compañeros (eran cuatro en total) los deseos de la Guardia civil, se metió en el Ayuntamiento, casa ciertamente más grande y más confortable que la de la Benemérita (1).

Por la noche de aquel mismo día, 20 de julio, volvió Moreno (esta vez sin ser llamado) al Cuartel, acompañado de tres o cuatro individuos, entre ellos un tal Castillo dirigente de la casa del Pueblo. Iban a pedir armas a los guardias, armas que éstos les negaron, acentuándose así la desconfianza que de ellos tenían los revoltosos, que ya desde entonces, establecieron vigilancia permanente en las inmediaciones del Cuartel de aquellas fuerzas.

Cañones a la vista

Las horas habían transcurrido sin que hubiese que lamentar mayores desmanes por parte de las huestes de Moreno. Estas, estaban muy ocupadas en procurarse armas y municiones para oponerse a un posible ataque de las fuerzas del Ejército. Temían su llegada, y para impedirla, volaron el puente del Regueiro situado entre Redondela y Porriño, pero con tan mala fortuna, que el puente quedó utilizable con sólo tender sobre él unos tablones, por los que, sin mayor dificultad, pasaron las fuerzas de Artillería procedentes de Pontevedra.

Los Artilleros dieron vista a Porriño en la tarde del 21, y emplazaron los cañones, tomando como principal objetivo la Casa-Ayuntamiento.

Sabido esto por los rebeldes, se apresuran a pedir parlamento, y unos cuantos, el Administrador de Correos entre ellos, avanzan, agitando un pañuelo de bolsillo, al encuentro de los soldados, con quienes convinieron la entrega de la plaza.

Sin resistencia alguna entran las fuerzas en Porriño, mientras, a la desbandada, huye camino del monte casi todo el elemento "hombre", para no volver a regresar a sus casas unos, para entregarse más tarde arrepentidos de sus locuras otros, y todos para maldecir de los criminales dirigentes, que, con sus soviéticas doctrinas, les envenenaran el alma (2).

Aportación de Porriño al Movimiento

Si la comarca de Porriño fue pródiga en el asentimiento a las predicaciones revolucionarias y bolchevizantes, no lo fue menos en la voluntaria aportación a la Causa de la nueva España.

En marzo de 1937, había contribuido al Movimiento con 17.450 pesetas; una importantísima cantidad de víveres, y otras ayudas no menos valiosas.

(1) No nos explicamos como en pleno siglo XX, pueda consentirse que la Guardia civil, tan digna de atención, tenga que vivir hacinada en inmundas covachas.

(2) Evaristo Freiría, Presidente de la "Casa del Pueblo" y Castillo, fueron apresados en el monte a últimos del mes de Agosto.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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