miércoles, 28 de julio de 2010

Villagarcía: artilleros en la ciudad

La marcha de los acontecimientos no agradaba a la masa general de los revoltosos y, bien pronto, la autoridad del Comité de Guerra fue desbordada por elementos todavía más extremistas que, unidos con algunos del anterior, formaron un nuevo Comité encargado de inspirar y dirigir actos de sabotaje, que dieron lugar a choques violentos con la fuerza pública de la ciudad primero, y a la intervención de las fuerzas del Ejército más tarde. Numerosos paqueos, explosiones de bombas, cortes en los postes de teléfonos y conducción eléctrica, etc., etc., hicieron necesaria la constante intervención de la Benemérita, Carabineros y Guardias de Seguridad, que lograron tener a raya a los revoltosos durante los días 21, 22 y 23 en que tuvieron lugar estos sucesos, no sin tener que lamentar la muerte de dos Carabineros y un Guardia civil, así como la baja de seis guardias más, levemente heridos.

El día 24, conocidos estos hechos en la capital, así como también el rumor de que en Villagarcía se proyectaba una fuerte concentración de elementos procedentes del lado opuesto de la ría (Boiro, Escarabote, Pueblas, Santa Eugenia, etc. etc.) ordena el Jefe de la Comandancia de Pontevedra, que el Capitán de la Guardia civil D. Manuel Bernal salga inmediatamente para Villagarcía, con la fuerza que las circunstancias le permitiesen reunir. ¡No eran mucho veinte hombres (número que pudo completarse entre guardias y paisanos armados), pero, con un jefe como Bernal, eran más que suficientes para la empresa proyectada!

Por la carretera de Caldas entra este pequeño grupo de valientes en Villagarcía, cuya escasa guarnición no podía presentar seria batalla a las numerosas patrullas armadas que impedían transitar por las calles a toda persona ajena a sus ideales, y obligaban a cerrar los comercios y casas particulares, destinados a ser asaltados aquel mismo día.

Oportuna fue pues la llegada del Capitán Bernal, que recorre la población obligando a los vecinos a abrir ventanas y puertas que tenían herméticamente cerradas, practicando algunas detenciones, y restableciendo el orden con su presencia y la huida de los revoltosos hacia los montes de Bamio, Leiro, Giabre y otros del contorno.

Comprobada la fuga del enemigo, Bernal con su gente, acude a la Casa Ayuntamiento con objeto de destituir la corporación del frente popular todavía en funciones, y en esto estaba, cuando, por la carretera de Rubianes, entra a la ciudad una columna de Artillería al mando del C0mandante Revilla.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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