domingo, 4 de julio de 2010

Vigo: la Comandancia Militar, enemigo "número uno" de los revolucionarios

Las fuerzas de la revolución apenas si tenían enemigo en la ciudad de la Oliva. Poco más de un centenar de falangistas que tenían que trabajar en las sombras, y algunos elementos de la J. A. P. muy entusiastas, muy patriotas, pero poco asistidos de la clase adinerada, eran muy poco, con toda su fortaleza y su gran corazón, para enfrentarse con las nutridas huestes del Frente Popular. Con todo, los muchachos de la contrarrevolución no se detuvieron ante las dificultades, ni se desalentaron ante el número.

Conocidos los propósitos del enemigo, intensificaron las reuniones a partir sobre todo del asalto a la casa del Comandante Cuervo, estratagema preparada por los partidos de izquierda para efectuar un recuento de fuerzas y ensayar su movilización, aprovisionamiento, etc. etc. (1), que por cierto resultó un verdadero modelo de en rapidez y organización.

La antirrevolución tenía sus reuniones en el Hotel Moderno, en la Plaza de Portugal o en donde las circunstancias aconsejaban. Muchos comentarios, mucho entusiasmo, mucho corazón como ya antes hemos dicho, pero... faltos sus defensores de recursos económicos que les fueron simplemente prometidos por las personas más obligadas a proporcionárselos, llegó el movimiento, y los encontró completamente desprovistos de armas.

El Frente Popular, soliviantado por las noticias que de África se recibían, comenzó el 18 de julio a repartir armamento que se guardaba en un túnel del ferrocarril y otros lugares. Algunos de aquellos escondites habían sido descubiertos por elementos de la J. A. P., que, llegado el momento, destacó unos cuantos jóvenes para que, en servicio de requisa, visitasen los tales depósitos. Lo hicieron; pero no estaban acostumbrados a estas operaciones de despojo, y, a pesar de que allí había armas, la sección de requisa, no dio con ellas. La J. A. P. pues, y Falange, no obstante sus mejores deseos e innegable patriotismo, no constituía un peligro para el triunfo de la revolución en Vigo.

El peligro para los marxistas estaba en la Comandancia Militar. Esto lo sabían ellos, y por eso trataron de inutilizar al Comandante D. Felipe Sánchez y asaltar la Comandancia, antes ya de proceder a la implantación de la huelga general.

A la caída de la tarde del día 19 de julio, el Comandante sería llamado al Ayuntamiento con cualquier pretexto, y allí sería secuestrado; grupos especializados procederían inmediatamente al asalto de la Comandancia, y a las dos de la madrugada del lunes 20, quedaría declarada la huelga general revolucionaria. Esto dispusiera el Comité del F. P. en Vigo, sin contar con que la trama había de ser descubierta, antes de que pudiera desarrollarse.

A las cuatro de la tarde del domingo, el Comandante don Felipe Sánchez, enterado de todo por un confidente, se trasladó del cuartel al castillo de San Sebastián con el Oficial de Comandancia y oficinas Militares, y con toda la documentación importante. A las seis fue llamado telefónicamente por el Alcalde de la ciudad Sr. Martínez Garrido, quien le dice, había llegado a su conocimiento que en los cuarteles del Batallón se propagaba la especie de que en la madrugada del día siguiente iba a declararse la huelga general y que esto no era exacto. -"Quien tal diga (continúa) falta descaradamente a la verdad. Yo había de agradecerle Comandante, se personase Vd. enseguida aquí en el Ayuntamiento, para hablar de esto y otras cosas".

-Siento no poder complacerle accediendo a sus deseos, porque, por orden del General de la División, estoy acuartelado desde el día de ayer; pero... ¡venga Vd. al Cuartel si tiene alguna cosa que comunicarme!

-Yo (repone el Alcalde) tampoco puedo salir, porque... también estoy acuartelado.

No sabemos si entraba en sus propósitos emplear nuevos argumentos para decidir al Comandante, porque éste, violentamente y sin despedirse siquiera de su amable interlocutor, cortó la comunicación.

(1) En el asalto de la Casa de Cuervo (escogida al azar como pudieron haber elegido otra cualquiera, pues el objeto era armar lío) unos obreros pertenecientes al grupo de asaltantes, (nuestro informante, prestigioso ingeniero, cuyo nombre lamentamos no poder consignar, conoce testigos de vista) dispararon desde la acera de enfrente sobre un pobre mendigo a quien causaron la muerte, tomando de ello ocasión para achacar el hecho al Sr. Cuervo, quemarle la casa, y armar el premeditado escándalo que moviese a la masa y facilitase el ver como funcionaban los resortes.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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