viernes, 16 de julio de 2010

A las puertas de Tuy

Sin el menor obstáculo arribaron esta vez a las puertas mismas de la ciudad, las fuerzas del Ejército y los 50 falangistas que de Orense trajera el Comandante Ceano.

Dada la voz de ¡alto!, manda Ceano a los rebeldes, como emisario, a un aldeano que hizo como el cuervo del Arca de Noé: Fue... y no volvió.

Llevaba este sujeto la misión de intimar a los sublevados la orden de que saliesen por las buenas a recibir a las fuerzas que, en caso contrario, entrarían por las malas.

Treinta minutos se le habían concedido para cumplir el encargo, y, como transcurridos estos, aquél no volviese, ordenó Ceano se hicieran sobre la Ciudad unas salvas de Artillería.

Truena el cañón, pero quiso la desgracia, que en uno de los disparos la espoleta (graduada a cero) no funcionase, y saliese largo el tiro, yendo a causar algunos heridos en tierras de Portugal.

Lo que en otras circunstancias hubiese dado motivo a una reclamación diplomática, sirvió en aquella ocasión para justipreciar la nobleza y la amistad del pueblo portugués (1).

Terminadas las salvas -que sirvieron sin duda de estímulo para que los fugados corrieran con mayor prisa, y se apresurasen los rezagados a colocar banderitas blancas por todas partes- se ordena el avance, marchando una compañía de Vigo mandada por el Capitán Carreró por la izquierda, una compañía de Orense por la derecha, y por el centro (carretera) Ceano con la artillería y los falangistas.

¡Así entraron en Tuy las fuerzas de España (sin tener siquiera que disparar un tiro) en las primeras horas de la tarde del día 26 de julio de 1936! (2).

(1) A las dos horas de haber entrado en Tuy las fuerzas libertadoras, las autoridades de Valenza se presentaban al Comandante Ceano para ponerse completamente a su disposición. "Una granada -dijeron en su dulce y meloso idioma- ha herido a dos o tres mujeres; pero... aún cuando fueran diez o doce... nada pasaría".

(2) Las tropas entraron en medio de un entusiasmo indescriptible, del que participaba la fronteriza ciudad de Valenza do Miño, en donde, antes ya que en Tuy, tocaban a gloria las campanas, y celebraba aquel pueblo portugués el triunfo de nuestras armas.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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