jueves, 15 de julio de 2010

Marcha sobre Tuy

Las fuerzas de Orense y Pontevedra formaron en Porriño una sola columna que, motorizada, emprendió la marcha hacia Tuy por la carretera de Guillarey, sin encontrar enemigo hasta que llegó a las Gándaras, en donde fue recibida con numerosos disparos que detuvieron su marcha.

Pie a tierra las fuerzas libertadoras, se formalizó un pequeño combate: pequeño... en cuanto a densidad; pero largo ciertamente en tiempo, porque hubo que registrar hasta el último rincón del pueblo, ya que por todas partes -puertas, ventanas y hasta por debajo de las tejas- asomaba el cañón de una pistola, de un fusil o de una escopeta, y fue necesario además maniobrar a fin de apoderarse de un montículo en que los rojos tenían un trincherón muy bien acondicionado, desde el cual tiraban paisanos, marinos y carabineros.

Hecha esta operación y vencida la primera resistencia, reanudan las fuerzas libertadoras la marcha hacia Guillarey, a donde llegaron a las nueve de la noche (1).

La jornada había sido dura, grande la resistencia de los marxistas de Tuy (en la Moura sobre todo en donde se hallaban fuertemente atrincherados unos 500 hombres) y muy natural por consiguiente el cansancio de la gente, no habituada todavía a largas marchas y encuentros reñidos. Por todo esto, y como la noche se venía encima, decidió el Comandante Ceano aplazar la entrada en Tuy, ordenando la retirada de las fuerzas a sus respectivas bases, Orense y Pontevedra respectivamente, a donde llegaron entrada ya la madrugada del día 26.

Dos horas más tarde, y con gente de refresco, volvía a salir de Orense el Comandante Ceano, de Vigo el Capitán Carreró con una columna, y de Pontevedra los Capitanes Casal y Rodríguez, decididos todos a acabar definitivamente con los rebeldes de Tuy. Estos -muy quebrantados ya por la presencia de dos hidros que la base les enviara en vuelo de reconocimiento y plan de aviso- perdieron por completo la moral al saber que una columna de 600 hombres, mucho más numerosa que la del día anterior, avanzaba sobre la ciudad sin encontrar ningún obstáculo en su camino, y huyeron a la desbandada, algunos por la frontera, y los más hacia el monte Aloya.

(1) La carretera de las Gándaras a Guillarey, había sido a trechos minada por los rojos, lo que retardó también la llegada de los soldados que, a tiros de fusil, tuvieron que ir volando las minas, cuya existencia les revelaba la tierra recientemente movida.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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