miércoles, 7 de julio de 2010

Vigo: buscando la normalidad

Paralizada en absoluto la vida en la ciudad desde las primeras haras del día 20 (1), fue uno de los cuidados primeros del Comandante Militar procurar que cuanto antes volviera aquella a la normalidad, lográndolo rápidamente, con el auxilio de la Comisión Gestora nombrada por él el día 23 (2), y con el concurso de la Federación Patronal.

Las comunicaciones telegráficas y telefónicas, objeto también de sabotaje en los días que siguieron a la declaración del Estado de Guerra, quedaron pronto restablecidas, gracias al laudable esfuerzo de todo el personal de teléfonos y parte del de telégrafos.

Con la misma actividad, aunque no con tanta rapidez, fueron también reparados los destrozos causados por los revoltosos en la vía férrea de lugares cercanos a la ciudad, y reanudada la circulación ferroviaria.

De esta manera, y respondiendo siempre a enérgicas medidas de la Autoridad Militar, recuperó Vigo, en muy pocos días, el aspecto normal de gran ciudad productiva y trabajadora, que ya no volvió a perder.

Sería de destacar, si ya no lo estuviese suficientemente por los hechos relatados, la personalidad del Comandante Militar de Vigo, Teniente Coronel D. Felipe Sánchez. Este, tenía estudiados tres planes de defensa de la ciudad; uno para caso de huelga o algarada de poca importancia; otro para caso de revolución y uno tercero intermedio. Sabía muy bien que el 20 de julio no podría aplicar ninguno de ellos, por estar hechos a base del efectivo normal del Batallón (450 hombres), y la colaboración anticipada de las fuerzas de la Guardia Civil y Guardias de Asalto (3); no conocía a ciencia cierta la actitud que podrían adoptar otras fuerzas de la plaza (4); la potencia y formidable organización del enemigo, había podido apreciarse días antes con motivo del asalto a la casa del Comandante Cuervo (5), y sin embargo..., sin contar con unos ni consultar a otros (6), lanza su gente a la calle, no ciertamente a impulsos de una palabra empeñada con nadie, sino cediendo a imperativos de su propia conciencia, y llevado sólo de su acendrado patriotismo (7).

Vigo, tiene ciertamente mucho que agradecer a este hombre extraordinario..., a D. Felipe (como familiar y cariñosamente le llaman todos los vigueses), de quien se ha valido la Providencia para librar a la ciudad de una segura catástrofe, y sumar a la causa de España, una de las más importantes y codiciadas plazas de España (8).

(1) Luz, agua y pan no llegaron a faltar en Vigo. La conducción del agua fue volada por los rojos, pero quedó reparada antes de 48 horas, y la Panificadora trabajó en todo tiempo, custodiada por la fuerza pública.

(2) Integraban esta Gestora: D. José Giménez García, comisario de Guerra; D. Sebastián García Retuerta, Secretario de la Presidencia; don Manuel Canellas, servicio de Aguas; D. Luis de Vicente, de Pompas Fúnebres; D. Luis Ferrer Mariño, de pabellones sanitarios; D. Eugenio Fadrique González, de Hacienda; D. Hipólito Reguenga Borrajo, de Fomento; D. Ángel Reboreda García, de Gobernación; D. Alfonso Crespo Martínez, de Beneficencia y Sanidad; D. Juan Cerqueira Domínguez, de Cultura y Arte.

(3) En el Batallón había sólo 280 hombres, de los cuales, sólo 150 podían ser movilizados pues con el resto había de atenderse a la defensa de tres cuarteles, ordenanzas de la plaza y otros servicios.

(4) La Compañía de Carabineros destacada en Vigo, al mando del Capitán Sr. Guevara, se puso desde el primer momento al lado del Mando Militar sin titubeos ni reservas de ninguna clase, y los guardias de Asalto secundaron muy pronto las órdenes y disposiciones de la Comandancia.

(5) En una hora había movilizado todas sus fuerzas y servicios.

(6) -"No sería digno (le hemos oído decir a este respecto) de una Autoridad Militar, consultar anticipadamente uno por uno a Oficiales y Suboficiales, pues en toda unidad disciplinada, el Jefe debe siempre mandar y los demás obedecer, siendo aquel responsable de todo lo que ocurra. Claro que como yo solo no podía hacerlo todo, tres Oficiales me ayudaron a copiar el Bando tirado en la multicopista y guardar sus ejemplares; pero, sin hablarles ni exigirles en ningún momento su colaboración.

(7) ¿Estaba Vd., mi Comandante, comprometido con alguien para un Movimiento de esta clase? -Sí, lo estaba: con mi propia conciencia desde el octubre de Asturias, y dispuesto desde entonces, a secundar en todo momento cualquier actuación encaminada a remover las causas que tan desastrosos efectos habían producido.

(8) Merecen también mención especial los Oficiales Carreró y Pavón, eficacísimos auxiliares de D. Felipe Sánchez en aquellas difíciles jornadas.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

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