viernes, 30 de abril de 2010

Lugo (capital): organización de fuerzas.

¡Labor tan meritoria cuanto necesaria y difícil la de los Jefes y Oficiales encargados de la organización militar en los primeros días del Movimiento, y que nunca podrá ser debidamente recompensada!

La organización de fuerzas, tuvo en la plaza de Lugo extraordinaria intensidad y extensión. El primer batallón del Regimiento de Zaragoza, de guarnición en Lugo, había movilizado, a los tres meses de campaña, 5.801 hombres, despachado algún día hasta 7 trenes de fuerzas militares, para cuyo aprovisionamiento llegó a tener la provincia más de 800 camiones y ómnibus en los distintos frentes de combate, Huesca, Guadarrama, Soria, Asturias, León, Somosierra, etc. etc.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

jueves, 29 de abril de 2010

Lugo (capital): gestión pacificadora; primeras autoridades de la provincia y municipio

Grande fue sin duda la primera espantada de los rojos en la ciudad de Lugo. Se equivocaría sin embargo quien creyera que allí se había concluido toda su actuación.

A los pocos días, despachadas dos compañías de fusiles, un pelotón con morteros y una sección de ametralladoras, que, al mando del Comandante mayor del Regimiento D. Jesús Manso, salieran con objeto de someter a los rebeldes de Ponferrada, Villafranca y pueblos limítrofes, y enviada a Ribadeo una columna mandada por el Comandante de la G. C. Sr. Fernández Holguín y el de Carabineros Sr. Revuelta, quedaba la ciudad casi completamente desguarnecida.

Esta circunstancia, unida a la incomprensible lenidad con que en Lugo fueron tratados en los primeros tiempos los promotores y principales dirigentes marxistas, dio lugar a que, los elementos dispersos del Frente Popular se reorganizasen, e intentasen un golpe de mano, ignorando sin duda la llegada a Lugo de tres secciones de Artillería que, procedentes de Ferrol y mandadas por el Capitán Molina, venían a sustituir a las fuerzas de la guarnición.

Al efecto, en la tarde del día 23, vuelven los rojillos a dar señales de vida, permitiéndose hacer en plena plaza de Santo Domingo unos cuantos disparos, que fueron debidamente contestados por la fuerza pública que patrullaba por las calles.

Esto, sin embargo, no pasó de una simple alarma y algo así como una señal convenida entre los revoltosos.

Debieron estos creer que sus propósitos tenían fácil realización, pues, terminado el día y después de haber cortado el alumbrado público, iniciaron por varios sectores a la vez, un intenso tiroteo que duró toda la noche y se recrudeció con las primeras luces de la madrugada del 24, sin otro resultado para los marxistas, batidos briosamente por las patrullas de las calles y fuerzas apostadas en las murallas, que haber encontrado la prueba definitiva, de que su causa en Lugo, estaba totalmente perdida.

La Comandancia Militar desempeñada hasta entonces por el Coronel del Regimiento Sr. Caso, pasó en la mañana de este día 24 a manos del Teniente Coronel Velayos.

Jefes y oficiales entendieron que era necesario rectificar el camino hasta entonces seguido. No era prudente dejar desguarnecida la población, ni procedentes las consideraciones que se habían guardado al Gobernador, al Alcalde y otros personajes de la revuelta (1), consideraciones a las que muy bien pudieran, en parte al menos, ser atribuidos los tiroteos de la noche anterior, aparte de que acusaban una intolerable falta de energía tan necesaria en aquellas circunstancias.

Un bando en el que el Comandante Militar hacía a los dirigentes detenidos, responsables de toda alteración de orden, acabó rápidamente con los paqueos en Lugo. Otro, conminando con severísimas penas a los huelguistas, pone en vías de solución aquel conflicto, y uno tercero anulando los contratos de trabajo y disolviendo las sociedades obreras, acaba definitivamente con la huelga.

Sofocados por las tropas de la Guarnición y la Falange Lucense los focos revolucionarios que se manifestaran en Ponferrada, Villafranca, Ribadeo, montes de Caurel, Puentenuevo, Fonsagrada, Paradela, Puertomarín y San Clodio; ocupados en marcha triunfal los pueblos de Meira, Becerreá, Los Nogales, San Martín de la Rivera y otros; constituida el día 25 la Comisión gestora de la Diputación por los adjuntos D. Edmundo Fernández Vázquez y D. Ramón Montenegro Neira, bajo la presidencia de D. José Pardo y Pardo Montenegro (2); nombrada el 26 la gestora Municipal con los vocales D. Nicolas Varela Alonso y D. Antonio Ferreiro Rivera, presididos por D. Juan Yáñez Alonso (3); reintegrados al trabajo el 27 todos los obreros excepto los de transportes que lo hicieron el día 28, y completada ya el día 29 la plantilla de empleados en las oficinas y dependencias del Gobierno, Diputación, Municipio, etc. etc., puede asegurarse que el 30 de julio, la vida era completamente normal en Lugo y su provincia (4).

(1) Se les dejó en libertad en los primeros momentos, y una vez detenidos, se les tuvo en el cuarto de banderas, luego en el cuarto de Oficiales, y tratados siempre cual si fueran víctimas de una injusticia.

(2) El primer acuerdo de esta Gestora fue instruir expediente al Director del Hospital D. Rafael Vega Barrera, suspendiéndole desde luego, de empleo y sueldo.

(3) Uno de los primeros acuerdos de la Gestora Municipal fue ratificar el acuerdo del Presidente, de abrir al culto público la capilla del Hospital de Santa María.

(4) El 24 de julio comunica el Capitán Flores a la Comandancia Militar de Lugo que las fuerzas a sus órdenes se hallan en Ponferrada. "Tranquilidad completa. Esperan órdenes".

El 25 de julio comunica el Comandante Álvarez Holguin que "a las 14, por movimiento envolvente, fue tomado Puertonuevo, sosteniendo nutrido fuego con enemigo al que se le hicieron buen número de prisioneros. Tropas sin novedad".

El 26 regresa a Lugo la columna Álvarez Holguin, después de haber pacificado Ribadeo y haber dispersado en Vegadeo grupos enemigos, trayendo 112 prisioneros.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

miércoles, 28 de abril de 2010

Lugo (capital): sucesos de julio

Por lo anteriormente expuesto, parece podía esperarse que el Movimiento en la Ciudad de Lugo no encontrase oposición alguna por parte del elemento obrero; y si a esto añadimos que el Gobernador aseguraba estar al lado del Ejército, todas las dificultades para el triunfo del mismo habían desaparecido.

Sin embargo, ni el elemento obrero dejó de obstaculizar, ni el Gobernador ha jugado limpio (1), dando con ello motivo a los sucesos que vamos a referir.

El día 18, conocido ya el levantamiento de África, se acuartelan las tropas y se adoptan precauciones, ya que no la decisión de salir inmediatamente a la calle como querían algunos jefes y no pocos Oficiales de la guarnición.

En la noche del 19 hacen explosión diversos artefactos colocados, uno en el Palacio Episcopal, otro en la Iglesia Catedral y otros en las cercanías del Seminario. Esto coincide con una confidencia al Capitán Martínez Ostendi, por la que se le informa, que Lugo (2) había ordenado la concentración en esta ciudad, de los obreros de Monforte y minas de Villaodrid, que en número de 700 avanzaban ya sobre la capital.

Trasladada la noticia al cuartel de San Fernando, el Comandante Militar convoca a Jefes y Oficiales para darles cuenta de la nueva situación que (confirmada) crearía la anterior confidencia, así como la que recibiera él, relativa al avance por la carretera de Castilla sobre Lugo, de otros tantos hombres procedentes de las minas de Ponferrada.

¡Acaso las confidencias no fueran exactas! El, el Comandante Militar, había preguntado por teléfono al Gobernador civil si esto era verdad, y aquél le contestara que no había tal cosa. Sin embargo... "que se extremen las precauciones, dice el Coronel, y que la tropa no salga de sus cuarteles sin orden expresa mía".

Las confidencias tenían su fundamento, y bastó muy poco tiempo para verlo confirmado: a las once de la mañana, horas después de la reunión de Jefes y Oficiales convocada por el Comandante Militar, habían su entrada en la población varios camiones de gente armada, entre gritos de U. H. P., insultos a las personas que tropezaban en los caminos, puño en alto y flamear de múltiples banderas rojas.

Estas fuerzas que el Gobernador concentraba (según él mismo declaró más tarde) obedeciendo órdenes del Ministro de la Gobernación, después de haber hecho algunos disparos en el paso a nivel de la estación, de los que resultó un joven de 17 años herido, desfilaron ante el Gobierno civil alarmando a la población, y se dirigieron luego al Hospital a donde directamente fueran ya, entrando por la carretera de la Tolda, otras procedentes de Monforte, Sarria, Villaodrid y Puentenuevo.

La ciudad de Lugo estaba siendo prácticamente tomada y rápidamente guarnecida por las legiones de la revolución, que tenían su cuartel general en el Hospital de Santa María (3), cuyo director se llamaba D. Rafael Vega Barrera.

El Coronel del Regimiento no abandonaba el propósito de aguardar a que hablase la División. Imposibilitado de comunicarse telefónicamente con La Coruña, por tener intervenidas las conferencias el Gobernador, envió como emisario a D. Higinio Vázquez que voluntariamente se brindara a ello, y que no pudo ver cumplida su misión, por haber sido detenido y secuestrado en el Gobierno civil.

La oficialidad, cada vez más indignada por lo que estaba ocurriendo, y profundamente disgustada por lo que, parecía al menos, pasividad del Coronel cuyo carácter poco comunicativo no permitía leer en sus intenciones, decidiera ya saltar por encima de todos los obstáculos, caso que éstos hubieran persistido, aun después de la entrevista que el Jefe de la Guardia Civil había de celebrar con el Coronel del Regimiento:

-¡A sus órdenes, mi Coronel! -dice al de Infantería, el Comandante de la Benemérita, a las dos y media de la tarde del día 20-: En este momento, la radio de la Comandancia acaba de recoger la noticia, de que en La Coruña se ha declarado el Estado de Guerra.

-¿Quién lo declaró?

-El General de la División.

Ignoramos lo que habría hecho el Coronel, caso de saber que quien en La Coruña declarara el Estado de Guerra había sido Cánovas: sabemos, sí, lo que hizo cuando se le dijo que fuera el General de la División. Mandó emplazar ametralladoras en la muralla alrededor del cuartel; ordenó saliese una patrulla que despejase las inmediaciones de éste y la calle de San Marcos, mientras la Guardia Civil había lo mismo en la plaza de Santo Domingo, y conminó al Gobernador a que resignase el mando en la Autoridad militar, orden que aquél acató, sin discutirla siquiera, entregando el Gobierno junto con su propia persona, al teniente de Seguridad.

No sabemos si como condición para entregarse, o después ya de detenido, pidió el Gobernador al Comandante Militar que dejase salir libremente a los grupos que él había concentrado, petición a la que accedió el Comandante, sin saberlo, o porque sabía ya, que no había lugar a hacer uso de esta generosidad, puesto que los susodichos grupos que, al declararse el Estado de Guerra (tres de la tarde del día 20) se hallaban tranquilamente comiendo en su restaurant, el Hospital, juzgaron prudente dar por terminada la comida a poco de haberla empezado, por haber oído unos cuantos disparos que hicieran las fuerzas desde las murallas. No les gustó la música fusilera, y a los primeros tiros, abandonaron armas y municiones; salieron corriendo a más no poder y, saltando los muros del Hospital se encaminan, corriendo siempre y sin mirar atrás, hacia el río Miño, al que muchos se tiran de cabeza y logran pasar a nado, mientras otros, menos afortunados, caen en manos de la Guardia civil que les seguía muy de cerca (4).

(1) A pesar de sus protestas de lealtad, mandó cortar las comunicaciones e intervino las conferencias con los puestos de la Guardia civil, valiéndose en ocasiones de la estratagema de contestar él en nombre del puesto con el que se pedía comunicación: -"El Jefe no está".

(2) ¿El Gobernador? ¿Algún dirigente? ¿Algún Comité?

(3) Allí se le preparaba comida y se les daba albergue, mientras no llegaba el momento oportuno.

(4) Guardia civil, Seguridad y Carabineros estuvieron desde el primer momento al lado del Ejército.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

martes, 27 de abril de 2010

Lugo (capital): estado social

La situación social en Lugo, capital, no pudo aun en los peores tiempos, haber sido causa de intranquilidad para los espíritus amantes del orden.

Ni cuando el triunfo del Frente Popular, ni en las fiestas de Primero de Mayo, ni en momento alguno llegaron a desbordarse las masas, hasta el extremo de cometer desmanes de consideración.

En febrero, celebraron sí, una manifestación en que lanzaron unos cuantos gritos al tiempo que simulaban el entierro de un personaje político, y festejaron también el 1º de mayo, con un mitin (1), la rotura de media docena de cristales y una manifestación a cuyo frente llevaban un gran cartel, en el que pedían la destitución de Manso, Castellanos, Coronel del regimiento, Montenegro y otros.

Fuera de esto, en Lugo, ni había conflictos, ni los obreros prestaban atención a los vividores que intentaban provocarlos (2).

(1) Se daba el mitin en la Casa del Pueblo. Frente a ella estaba el Casino de caballeros en donde tenía lugar aquella noche una baile de sociedad. La calle estaba abarrotada de gente que esperaba la entrada de los oradores y... ¡caso raro!, el pueblo abría paso a la llegada de los coches, sin hacer manifestación alguna de protesta.

(2) Figuraban como elementos dirigentes en Lugo, Calvo jefe socialista; Villamil; el boticario Cordero en cuyo domicilio se fabricaron bombas; el Director del Hospital y otros.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

lunes, 26 de abril de 2010

Lugo: estado social de la provincia

Los 465.386 habitantes de la provincia de Lugo, están distribuidos en los partidos judiciales de Becerreá, Chantada, Fonsagrada, Lugo, Mondoñedo, Monforte, Quiroga, Sarria, Villalba y Vivero.

La situación social no era la misma en todos estos pueblos, al iniciarse el Movimiento.

Es acaso Lugo, la más compleja entre todas las provincias de Galicia, socialmente considerada. Es por decirlo así, la provincia de los extremos: en ella se encuentra lo mejor y lo más sano de Galicia, y tal vez lo más díscolo y revoltoso, lo peor y más perverso.

En la parte N. de la provincia (Vivero, Villalba, Mondoñedo y Ribadeo) y en el centro, la población campesina es completamente sana, de ideas cristianas y patriarcales, opuesta en absoluto a la importación de novedades de todo género, aun cuando éstas hayan de beneficiarla. Organizados, desde hacía más de 10 años, en Sindicatos católicos (1) que, desde su nacimiento, vivieron siempre aunque con la vida efímera que las circunstancias de los últimos tiempos les permitían, no prendió en aquellos campesinos la organización sindical revolucionaria, ni cedieron a las repetidas e insistentes prédicas de cazadores socialistas.

No podemos decir lo mismo de los partidos de Fonsagrada, Becerreá y Sarria, en los que, el trabajador del campo se había dejado ganar, en porción muy considerable, una veces por las sociedades obreras, y otras por los partidos políticos de izquierda.

Toda la zona S. constituída por los partidos de Chantada, Monforte y Quiroga, estaba completamente invadida por las ideas revolucionarias del agrarismo Orensano. De Monforte a Quiroga, y en Quiroga sobre todo, los trabajadores de la tierra estaban federados en Sociedades Agrario-socialistas, entre las cuales aparecían también algunas organizaciones de matiz derechista, que apenas si podían actuar, perseguidas y vigiladas constantemente por los satélites del socialismo (2).

En cuanto al obrero de la ciudad, los de Lugo capital y los de las villas de mayor importancia, seguían ciegamente la orientación marcada por el partido a que pertenecían, (C. N. T. o U. G. T.) que se disputaban el predominio; mientras Oficios Varios de aldeas y pueblos de inferior significación, cedían casi siempre, al deseo y capricho de una persona que, siendo distinta en las diversas provincias y pueblos de Galicia, llevaba en todas partes el mismo nombre: Cacique.

Esto en cuanto al aspecto general de la provincia. Hay luego matices especiales que iremos estudiando en cada uno de los pueblos, empezando por la Capital.

(1) Estos sindicatos en número de 79, están unidos en Confederación que tiene su sede en la ciudad de Lugo, bajo el nombre de "Confederación de Sociedades Agrarias Católicas".

De la importancia y eficacia de estos sindicatos, nos habla, más que los 10.000 asociados con que cuenta y los 20.000.000 de pesetas que lleva movilizados desde el año 28, el hecho honroso de que los gobiernos de izquierda los hubieran constituido en blanco de sus iras, llegando a la clausura del local social de la Federación, y encarcelando a casi toda la Junta Directiva, incluso al Consiliario M. I. Sr. D. Gregorio Saavedra, alma de la organización.

(2) Vivían no obstante, como claramente se verá por la brillante participación que en algunos pueblos, como Monforte por ejemplo, tuvieron en el actual Movimiento patriótico.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

domingo, 25 de abril de 2010

EL MOVIMIENTO EN LUGO

Si tratásemos de averiguar en cual de las provincias gallegas perjudicaría más a la Causa Nacional el fracaso del Movimiento de julio del 36, nos sería sumamente difícil determinarlo.

Todas presentan múltiples aspectos, cuya atenta consideración nos llevaría a señalar como decisivo, para el triunfo del Movimiento Nacional, el triunfo del mismo en cada una de ellas.

Algunos de estos aspectos son comunes a las cuatro provincias, otros son privativos de cada una en particular.

El fracaso del Movimiento en Lugo -como en Coruña, en Pontevedra o en Orense- a más de convertir la provincia en reducto de toda la fauna revolucionaria de Galicia, que así reunida había de ofrecer cuando menos una seria y larga resistencia, privaría a la España Nacional del auxilio de sus hombres, de la aportación de sus campo, de su industria, de su comercio, ganadería, etc. etc., pero además, haría desaparecer, en beneficio de los rojos, la barrera entre Asturias y Galicia, cuya desaparición sería (a cualquiera se le alcanza) de consecuencias fatales en la actual contienda.

Afortunadamente, Lugo, como las otras provincias de la Región, se ha sumado al Movimiento salvador de la Patria, venciendo todos los obstáculos que a ello se oponían.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

sábado, 24 de abril de 2010

Índices: provincia de La Coruña



Estado de La Coruña previo a las elecciones de febrero de 1936

Estado de La Coruña durante la elecciones de febrero de 1936

Estado de La Coruña tras las elecciones de febrero de 1936

El Movimiento en La Coruña: trabajos preliminares

Castigos y represalias a los implicados en los trabajos preliminares del Movimiento en La Coruña

Trabajos preliminares: se sabe en La Coruña que la cabeza del Movimiento se desplazó

Actitud en La Coruña de los generales Salcedo Molinero y Caridad Pita

Estalla el Movimiento en La Coruña: actuación de enlaces y del Frente Popular

Estallido del Movimiento en el Cuartel de Artillería de La Coruña

Mañana del 20 de julio en La Coruña

Mañana del 20 de julio en La Coruña: asume el mando de la División el Coronel Cánovas

20 de julio en La Coruña: González Vallés moviliza a la Guardia Civil

20 de julio en La Coruña: salen las tropas a la calle

Triunfa el Movimiento en La Coruña: los marxistas desalojados de sus últimos reductos

Se restablecen las comunicaciones ferroviarias


Estado de Ferrol previo a las elecciones de febrero de 1936

Los marxistas acometen a un grupo de Artilleros en Ferrol

Preparativos revolucionarios y actividades antirrevolucionarias en Ferrol

Comienza el desarrollo del plan revolucionario en Ferrol

La Artillería sale a la calle en Ferrol

Ferrol: salen el Regimiento de Mérida e Infantería de Marina

Ayuntamiento y Casa del Pueblo de Ferrol en poder del Ejército

El Arsenal de Ferrol objeto de preferente atención

Contesta inesperadamente el Cervera: Lucha de uno contra ciento y rendición del crucero

Hay que rescatar el Cervera

Se entrega también el España

Fracaso de la Marina. Sus causas generales y efectos en Ferrol

La tragedia del Acorazado España

El Contra-Maestre Casado

Torpedero Número 2

Móviles de la sublevación en Ferrol

Lealtad del Velasco

Balance de la jornada

Normalidad completa


Santiago: ¡Gracias al Apóstol!

Valor estratégico de Santiago

Estado social. Primeros días del Movimiento

Acuartelamientos

Comité del Frente Popular

En busca de armas. ¿Con quien está la Guardia Civil? Habla la "Gobernadora".

Las comisiones trabajan. Requisas e incautaciones.

El "Tercio de Calo". Mineros en la ciudad. Los artilleros esperan.

Las tropas en la calle. Proclamación del estado de guerra

Al lado del Ejército. Tranquilidad en Santiago. Operaciones complementarias.


Vedra: estado social

Registros y requisa de Armas. Asaltos en Vedra.

Vedra: dinamita y otros estorbos

Padrón: Comité del Frente Popular, asaltos, detenciones e incautación de dinamita

Noya: estado social, concentración obrerista, preludios de revuelta.

Noya: sigue la concentración y aumenta el peligro; cuarteto de Brigadas y Sargentos.

Noya: actitudes obscuras; un capitán que se niega a declarar el Estado de Guerra; día de rumores.

Noya: A cartas descubiertas; actúa el cuarteto de Brigadas y Sargentos.

Noya: aviones a la vista

Noya: preparativos de fuga

Noya: en franca desbandada

Puerto del Son: estado social; comité revolucionario; actuaciones del comité

Sierra de Outes: estado social

Sierra de Outes: actos vandálicos

Muros

Boiro: antecedentes

Boiro: elecciones

Boiro: hablan Unión Radio y Radio Sevilla. Fuerzas libertadoras

Escarabote

Boiro: estañífera de Arosa

Pueblas: estado social

Pueblas: Sucesos de julio.

Pueblas: asalto a la casa Ferrer

Santa Eugenia de Riveira


San Pedro de Nos (Oleiros): Antecedentes y sucesos de julio

Iñás (Oleiros): Asalto a la casa Molina

Iñás (Oleiros): Candamio prueba una vez más su lealtad y gratitud

Cambre: estado social

Cambre: sucesos de julio

Oleiros

Sada: estado social

Sada: sucesos de julio


Partido de Puentedeume

Mugardos

Ortigueira

Cedeira

Puentes de García Rodríguez


Carballo: estado social

Carballo: sábado triste

Laracha

Corcubión

Cee: estado social

Cee: julio del 36; huida de revoltosos; autoridades.

Vimianzo: estado social

Vimianzo: Ayuntamiento del Frente Popular; Comienza la farsa; detenciones caprichosas; Sacerdotes a la cuadra.

Vimianzo: sucesos de julio; asalto al Castillo; principales dirigentes; primeras Autoridades.

Zas: Comité revolucionario; actuaciones del Comité en julio del 36.

Puente del Puerto: estado social; sucesos de julio; fotógrafos a la vista.

Camariñas: estado social

Camariñas: sucesos de julio; autoridades.


Betanzos: estado social

Betanzos: sucesos de julio; fuerzas libertadoras.

Guísamo (Bergondo)


Arzúa

Curtis: estado social; sucesos de julio.

Órdenes

Distrito de Frades

Negreira: estado social; julio de 1936; primeras autoridades.

viernes, 23 de abril de 2010

Negreira: estado social; julio de 1936; primeras autoridades.

Contaba el F. P. en Negreira, con dos organizaciones que predominaban sobre otras de menor importancia: "Izquierda Republicana" y "Sociedad Obrera de O. V."

En Negreira, más acaso que en otros pueblos de la provincia, la propaganda llevada a cabo por parte de dirigentes de estas sociedades que, más que con la palabra y con la pluma -estaban incapacitados para ello- predicaban con el ejemplo de la despreocupación, del insulto bravucón y canallesco, y de la ofensa constante, morosa y premeditada a las ideas y sentimientos de los demás, había llegado a formar en la comarca, un sector considerable de opinión, contrario al orden y a la disciplina social, y del todo favorable a las innovaciones revolucionarias.

Era contrarrestada -claro está- esta propaganda, por la acción constante, callada a veces, y desinteresada siempre, de elementos de derechas, que eran los primeros en reconocer y lamentar su impotencia para mejorar la situación, cortar los avances formidables del enemigo, y disipar aquellos nubarrones de revuelta que aparecían sobre el valle de Barcala, hendidos a veces... rasgados violentamente, por trágicas exhalaciones de próxima tormenta.

Los desfiles de Primero de Mayo -no muy nutridos, ciertamente, pero con todo el lujo de tumultos, banderas rojas y puños en alto-, el empleo de la dinamita como arma de combate en la lucha social (1), las acometidas violentas a personas de ideología distinta (2), y otras cosas por el estilo, señales eran inequívocas de la borrasca, y preparaban el camino a la tormenta que no iba a tardar mucho en producirse.

Suponemos que en Negreira, al conocerse el Movimiento iniciado en África por el General Franco, habrán cambiado impresiones los dirigentes de "Izquierda Republicana" y "Sociedad Obrera", y que habrán constituido con elementos de una y otra, el Comité encargado de preparar las fuerzas que había de aportar Barcala a la causa revolucionaria.

Por lo menos, un Comité -o algo por el estilo- aparece actuando en Negreira en los días del movimiento, bajo las no disimuladas orientaciones -mejor diríamos omnímoda voluntad- de Alfredo Caamaño Pato, presidente de "Izquierda Republicana".

Este Comité, cursa el 18 de julio órdenes a todos los afiliados para que concurran a los locales sociales, que en pocos momentos se ven completamente invadidos de gentes que afluyen de todas partes, y no ocultan sus propósitos de armarse, aunque para ello tengan que asaltar las armerías del pueblo.

Ante tal amenzada, el Alcalde D. Victoriano Fabeiro acuerda, con los armeros de la Villa, trasladar a su casa todas las armas para evitar que las llevasen los revolucionarios.

Apenas habían entrado las armas en cuestión en la casa de D. Victoriano el día 19, cuando un grupo, en el que figuraban Arturo Negreira Suárez, Domingo Antonio Abeijón y otros, se presenta al Alcalde, y de él exige que la mecancía aquella fuese depositada en el Ayuntamiento.

Poca confianza tenían, por lo visto, los rojos de Negreira en el Alcalde D. Victoriano y, por si este no lo había comprendido así por lo anteriormente sucedido, se lo dijeron bien claramente al día siguiente, comunicándole su destitución y cese en la alcaldía, que pasa a desempeñar Alfredo Caamaño Pato.

Una de las primeras medidas del nuevo Alcalde fue incautarse de Telégrafos y Teléfonos en cuyas oficinas coloca guardias rojas que defendiesen el local, y controlasen los despachos.

La requisa de armas se lleva a gran tren por las parroquias de Duomes, Monte, Barcala, Aro, Portor y casi todas las de los municipios de Negreira (3), La Baña, Sta. Comba, Ames y Brión.

La recluta -voluntaria o forzada- de milicianos, llega a los lugares más apartados, y a cada momento aparecen escopeteros que van engrosando el número de fuerzas rojas que, en la Villa, pasan la mayor parte del tiempo metidos en cafés, tabernas o garitos... cantando, bebiendo, barbarizando y... emborrachándose.

Buena parte de ellos -unos 300- salen el día 20 en expedición para Santiago, siendo despedidos con la protesta de algunos hombres, y el llanto de no pocas mujeres.

En la madrugada del día 21, salió -con la misma dirección- la segunda remesa de gente armada que ya no llegó a entrar en la Ciudad de Santiago, pues tuvieron sus componentes la fortuna de enterarse en el camino, de que las tropas estaban en la calle.

Estos expedicionarios llegaron de vuelta a Negreira, con la noticia de que "todo se había perdido", pero no por eso el Comité dejó las riendas de la gobernación del pueblo -le había tomado gusto al cargo- sino que, el amasijo "Sociedad Obrera-Izquierda Republicana", continuó aún por algún tiempo más.

Se ordena el día 22 sean cortadas las comunicaciones telegráficas con Santiago, y se toman otras medidas que no llegan a levantar el ánimo de los revoltosos, entre los cuales cunde visiblemente la desesperanza y el desaliento.

Un discurso de Prieto, transmitido el día 24 por "Unión Radio Madrid", vino a realizar el milagro. Las turbas se animan un poco con las mentiras del líder socialista, y, cediendo a las incitaciones de Alfredo Caamaño, asaltan, siguiendo a éste y a Elena Suárez su mujer, la Casa Ayuntamiento, en la que se apoderan de todas las armas que allí había depositadas (4).

¡Esto era poco!: había que hacer algunas otras barbaridades, y así lo acordaron en aquella Sala de Sesiones que momentos antes habían invadido.

Era necesario volar los puentes que dan acceso a la Villa y... para que éstos no volasen solos, había que volar también la capilla del Cotón y las casas de D. Victoriano Fabeiro, Dª Manuela Tomé, D. Francisco Leis, D. José Rubira y otras. Total... ¡muy poca cosa!

¿Poca cosa? No lo entendieron así los de la Sociedad Obrera que, dispuestos a impedirlo, se convirtieron en guardianes del pueblo (5).

El sábado 25 se enteran los revolucionarios de que, a Ames, habían llegado fuerzas de Artillería y... -por si las moscas- se desbandaron los pocos que quedaban aún en la Villa, procurando borrar en su huida, todos los elementos de prueba que pudieran utilizarse contra ellos: documentos, armas, dinamita y otras cosas similares... ¡todo desapareció!

El domingo 26 entra en Negreira una sección de la patrulla de Artillería a caballo, que rodea y registra infructuosamente la casa de los miembros del Comité y los centros políticos con ellos relacionados, trasladándose luego al Ayuntamiento y nombrando Delegado de Orden Público a D. Victoriano Fabeiro, bajo cuya Autoridad, como Delegado primero, y más tarde como Alcalde, en cuya misión fue luego sustituido por D. Jesús Magariños Pastoriza, comienza Negreira a trabajar en pro de la Causa de España, en la extensión e intensidad que las circunstancias reclamaban.

(1) El 17 de marzo hiciera explosión una bomba arrojada a un balcón del Ayuntamiento de Negreira.

(2) El 2 de mayo hubo en Negreira una refriega entre bandos de distintas tendencias, de la que resultaron algunos contusionados.

(3) En Negreira asaltaron la armería y domicilio de Manuel Ruso, y otras varias casas en requisa de armas.

(4) La idea del asalto al Ayuntamiento no fue compartida por los dirigentes del Sindicato Obrero que se opusieron, demostrando en ésta, como lo habían hecho en otras ocasiones, tener más sentido común que los de "Izquierda Republicana".

(5) No pudieron, con todo, evitar que los exaltados atentasen contra la casa de D. Santiago López Noya, contra la que arrojaron una bomba, por el enorme delito de ser aquel, padre de un chico falangista.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

jueves, 22 de abril de 2010

Distrito de Frades

No por ser zona montañosa y completamente diseminada, se vio libre el distrito de Frades de las propagandas avanzadas de la revolución, que allí prendieron con la facilidad que prenden siempre en cerebros poco cultivados, y plasmaron en diversos sindicatos de carácter comunista, como los de Céltigos, Gafoy, Añá y Ledoiro, de cuyos centros salieron las fuerzas auxiliares que aportó Frades a la causa roja.

En la noche del 19 de julio, acudió a la casa del médico señor Briones, una nutrida comisión de hombres armados, que, tras diversas deliberaciones, acordaron la detención de D. José Botana Sánchez, secretario del Juzgado Municipal de Frades; D. Benigno Cortés Quibén, párroco de Papucín; D. Félix Ruano Bello, secretario del Ayuntamiento; la esposa y un hijo de éste, y Salvador Iglesias Uzal, labrador de Ledoiro. Todas estas detenciones se efectuaron en la misma noche del 19; y en la mañana del 20, después de haber permanecido los detenidos varias horas en el domicilio de Briones, fueron conducidos a Santiago, escoltados por diez escopeteros, y presentados luego al Comité de obreros de aquella ciudad, que ordenó el rápido ingreso de los detenidos en la cárcel, donde habían de permanecer, hasta que el Teniente Quesada los pusiese en libertad, a las cuatro de la mañana del día 21.

No es esto sin embargo -con ser harto grave e ilegal- el principal testimonio de acusación contra los marxistas de Frades: tuvieron además, para su desgracia, la triste y lamentable ocurrencia de permanecer en armas después de declarado el Estado de Guerra, cortando la carretera de Curtis con trozos de madera, y cometiendo otros abusos, que habían de acarrear el infortunio de muchos y la desgracia irreparable de algunos.

Eran miembros significados del sindicato, y tomaron parte activa en los hechos que acabamos de historiar, entre otros: Ramón Cabo Budiño, Victoriano Ferreño Sánchez (a) "Furaño" y José Gestal Castro, vecinos de las parroquias de Añá, Céltigos y Gafoy, respectivamente.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

miércoles, 21 de abril de 2010

Órdenes

De los ocho municipios en que se divide el partido judicial de Órdenes, sólo en el de la capital y en el de Frades hallamos cosas dignas de historiar.

Órdenes, villa situada al N.E. de Santiago, en la carretera de La Coruña a Pontevedra, ha presenciado en los días 19, 20 y 21 de julio, el desfile por sus calles, no sólo de los elementos revolucionarios de las parroquias circunvecinas, sino también de una porción muy considerable de rojos, enviados de otros pueblos más apartados, Santiago sobre todo.

El movimiento revolucionario adquirió en esta villa gran intensidad y desarrollo, ya por el crecido número de militantes, ya principalmente por la organización.

Las milicias rojas perfectamente equipadas -provistas de armas previamente requisadas a las personas de orden, e incluso de bombas elaboradas a este fin- eran mandadas y obedecían, a jefes determinados.

Los puentes en las carreteras de acceso a la villa se habían minado, y se construyeran trincheras que defendiesen al pueblo de un posible ataque por parte de las fuerzas del Ejército. Organización en una palabra, de carácter militar.

Cuando el 19 de julio arribaron a Órdenes, procedentes de Santiago, un Teniente de Seguridad con varios números que obedecían todavía al Gobierno de Madrid, y un pelotón de paisanos de destacada significación revolucionaria, entre los que figuraba Francisco Comesaña Rendo, existía ya en aquella Villa un Comité revolucionario del que, entre otros, formaba parte Germán Doval García que asumiera las funciones de Alcalde, el Maestro Nacional José García Fernández, Manuel del Río Mendayo Presidente de un Sindicato comunista, y Manuel del Río Pampín.

Este Comité había ordenado la formación de milicias, invistiendo de la autoridad de Jefe de las mismas al médico del Ayuntamiento de Órdenes D. Alonso Alonso Puente, que gustaba de lucir ante ellas el uniforme de Comisario rojo; dispuso también la requisa de armas y los registros en casas particulares, y llegó a proponer una visita a la Casa-Cuartel de la Guardia Civil, con la pretensión de que ésta entregase las armas que tenía en depósito.

Adonis Morón Silva -que saliera de Santiago al frente de un nutrido grupo de comunistas- llegó hasta Órdenes, y al ver allí tanto obrero parado, creyendo tal vez que en La Coruña había trabajo para todos, allá envió una buena parte de ellos, después de arengarlos convenientemente.

En Órdenes quedaba con todo, gente suficiente para reducir a escombros la secretaría del Juzgado, así como todo el inmueble en donde ésta se hallaba emplazada; para asaltar en Sta. Marina de Parada la casa denominada del Pazo, y para llevarse detenido, e ingresarlo en la cárcel del partido, a un hijo del propietario de la misma, D. Balbino del Valle.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

martes, 20 de abril de 2010

Curtis: estado social; sucesos de julio.

No obstante contar el sector de Curtis con población ferroviaria, que pudiera muy bien haber servido de vehículo a ideas comunistas, destructoras siempre del orden social y sentimientos de patria, no fue así sin embargo.

Curtis, tenía su sociedad que "Oficios Varios" perteneciente a la U. G. T., que perseguía, claro está, sus fines no siempre laudables, utilizando medios con frecuencia reprobables, pero que no llegaba en su radio de acción, a influir en el carácter naturalmente pacífico de la comarca.

Fue necesaria la actuación satánica y tenaz de una mujer, para que a una gran parte de los hogares llegasen el descontento, la inquietud, la ambición, la insubordinación, la envidia... y todo ese conjunto de malas pasiones, que como bagaje repugnante y monstruoso, trae consigo el comunismo.

Isabel Ríos Lazcano, funcionaria de la Delegación de Hacienda de Lugo, funda en Curtis -en unión de su marido el médico Manuel Calvelo López- una sociedad que llevaba por título: "Radio Comunista de Curtis"; e ilusionando a los mozos con la promesa descarada de la libre violación de las mujeres, en caso del triunfo definitivo de sus ideas; pervirtiendo a los niños con el ejemplo vivo del desnudismo practicado con sus hijos (1), y valiéndose de otros medios de propaganda oral y escrita, llega a formar en Curtis un grupo muy considerable de adeptos, poderosos auxiliares algunos de ellos -como las hermanas María y Antonia Sánchez y Benigno Andrade- en la propaganda, dentro y fuera del sindicato, y en la creación de un ambiente enrarecido y propicio a los sucesos que pasamos a relatar.

Al conocerse en Curtis el levantamiento de las fuerzas de África, las milicias rojas -capitaneadas por el médico Manuel Calvelo López, y alentadas a revelarse contra el ejército nacional por la Isabel Ríos Lazcano- empiezan a desarrollar una actividad extraordinaria, que se manifiesta en la requisa de armas sustraídas a las personas de derechas, organización de vigilancia en las entradas del pueblo, gritos subversivos, mueras al Ejército y propalamiento de noticias falsas.

Al efecto, de la Casa del Pueblo de Curtis, salieron -armados de escopetas y pistolas- varios individuos, entre los que figuraban Manuel Sánchez Ayerbe, José Seaone Sánchez de Fisteus, Pedro Aller Sánchez, Marcelino Vigo, Ramón Ventureira y otros, que recorrieron varias parroquias de la comarca, sembrando, con su actitud poco tranquilizadora, el pánico por las aldeas.

En la parroquia de Barbeito, penetraron en casa del Cura en ocasión en que éste se hallaba ausente, y, después de registrar minuciosamente todos los muebles en busca sin duda de armas, obligaron a la muchacha a que les diese pan, vino, queso y jamón, que comieron tranquilamente sentados frente a la Rectoral, entre bromas insultantes y chistes de mala ley y menos gracia.

Terminado el recorrido, y después de proclamar el comunismo libertario en los pueblos visitados, regresaron a la Casa del Pueblo donde entregaron las armas recogidas, que fueron más tarde enviadas a La Coruña y Betanzos.

En la noche del 20, salió una expedición de trabajadores de Curtis con dirección a Betanzos, dirigida por Jesús Calvelo López, hermano del médico a quien antes nos hemos referido. Surgieron en Betanzos algunas discrepancias entre los expedicionarios, y algunos se volvieron a Curtis, mientras los demás continuaban a La Coruña, acompañados de Calvelo y Benigno Andrade.

El 22 de julio, como hubiese llegado a Curtis la noticia de que, de Coruña salía un tren cargado de elementos que ellos llamaban fascistas, Manuel Calvelo López, Eduardo Sánchez y Manuel Pena Camino, fueron a entrevistarse con la brigada de obreros de la conservación de la vía, y amenazando con sus pistolas al capataz José Vázquez Calvo y a los obreros a sus órdenes, les obligaron a sabotear la vía, a tres kilómetros de la estación de Curtis, en el punto conocido por Puente de Vilares, lugar donde un accidente hubiera revestido caracteres de verdadera catástrofe, ya que allí existe una curva muy aguda, con pendiente y una profundidad a ambos lados de 20 a 25 metros.


(1) Según declaración testifical en el Consejo de Guerra celebrado contra ella en Santiago.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

lunes, 19 de abril de 2010

Arzúa

Arzúa, es acaso, de entre todos los partidos judiciales de la provincia, el que menos ha sentido la conmoción nacional de mediados de julio de 1936.

Gente pacífica en su casi totalidad, los 51.869 pobladores de los diez municipios en que se divide el partido, apenas si se han dado cuenta de que su vida, su honor y su hacienda, como la hacienda y la vida y el honor de todos los españoles, estuvo a punto de caer en las garras del comunismo.

En la misma capital hubieran pasado desapercibidos los sucesos, si a los contados revolucionarios de la villa, entre los que destacaba el alcalde Juan Manuel Vidal García, no se les ocurre levantar en la carretera -ante el rumor de que unos oficiales del Ejército iban a pasar por el pueblo- una especie de barricada que formaron con pedruscos y atravesando una vieja camioneta.

Esto sucedía el 19 de julio, pero esto, no era suficiente para calmar los instintos revolucionarios del grupito rojo de Arzúa. Por eso hubieron de efectuar también la consabida requisa de armas, con las que equiparon a unos cuantos milicianos que, metidos en un camión, fueron despachados para Betanzos, a donde por suerte suya no habían de llegar, por haber encontrado cortada la carretera.

Lograron además deshacer la feria mensual que el día 22 se celebraba en Arzúa, desbandándose los paisanos que a ella habían concurrido, no precisamente ante la cariñosa invitación que, pistola en mano les hiciera el alcalde, sino obedeciendo más bien a una falsa alarma debida al ruido que produjeran unas tablas al caer, o al de unos disparos hecho con toda intención, y consiguen, finalmente, dar el espectáculo y hacer el ridículo el día 25, saliendo del café "Plus Ultra", puño en alto y dando gritos subversivos, después de haber escuchado un discurso de Marcelino Domingo, transmitido por "Radio Madrid".

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

domingo, 18 de abril de 2010

Guísamo (Bergondo)

Próximo el pueblo de Guísamo a Coruña y Betanzos, necesariamente habían de notarse en él y parroquias circunvecinas, las influencias revolucionarias de los centros obreristas de aquellas ciudades.

El sector de Guísamo, con sus organizaciones socialistas (Confederación Nacional del Trabajo) con sus sociedades agrarias de matiz izquierdista y sus focos y células comunistas, había dado, antes ya del Movimiento, muestras inequívocas de no querer aparecer neutral en momentos de revuelta y agitación popular (1).

No es extraño pues, que en julio del 36, no se aviniesen sus moradores a contemplar inactivos los conatos de resistencia a la actuación del Ejército, ensayados en otras partes. Ellos actuaron también, y lo hicieron en la forma siguiente:

El 19 de julio, sabedores los elementos perturbadores de la comarca, de lo que en España estaba ocurriendo, cambian impresiones y destacan una comisión al Cuartel de la Guardia Civil para pulsar la actitud de aquellas fuerzas, e incautarse a la vez, si era posible, de las armas que allí hubiese.

Recibe a los comisionados el comandante del Puesto, cabo Alejandro, quien, dándose cuenta de las circunstancias, pone en juego toda su diplomacia, y logra convencer a los visitantes de que él y sus guardias, eran otros tantos camaradas, de los que "vosotros nada tenéis que temer".

Muy satisfechos salieron del Cuartel los parlamentarios a comunicar a los compañeros sus impresiones, mientras el cabo... comunicaba las suyas a la Comandancia de La Coruña.

El día 20, los revoltosos convocan al pueblo a toque de campana, y en número considerable, se encaminan, armados de escopetas y pistolas, al cuartel que consideraban ya como propia casa.

No llegaron a él. El Comandante del puesto sale acompañado de dos guardias a su encuentro, y entabla con ellos el siguiente diálogo:

-Chegou o momento de xuntarse pra combatir âs forzas do Ejército -dice Eladio Aba Méndez, principal dirigente del pelotón-: ¡Véñanse con nós a Cruña!

-No hay inconveniente -responde el Cabo-; ahora, que...

-Nada, nada: a nós chámannos alá, e hay que marchar ahora mismo.

-¡Pero mira, hombre!: es mucho mejor que esperemos. Yo sé como están allí las cosas y... no es este el momento oportuno. Ya os avisaré yo cuando debamos marchar.

Convencidos al fin, se decidieron a esperar les señalara el Cabo la oportunidad de partir, mientras un emisario de éste, corre hacia La Coruña, a enterar a la Comandancia de la apurada situación en que se hallaba la fuerza de Guísamo.

No tarda mucho en aparecer un autocar con fuerzas de la Guardia Civil mandadas por el Sargento D. José Sánchez, que producen en los grupos marxistas de Guísamo una impresión de desconfianza.

Advertida ésta por el Cabo Alejandro, se adelanta a las masas y les dice:

-Camaradas: esos nos traen instrucciones de lo que debemos de hacer nosotros. Y, volviéndose luego al jefe de las fuerzas, le dice en rápido y disimulado aparte: ¡Cuidado, que estoy en plan comunista!

-Bien, bien; -contesta el Sargento en el mismo tono de reserva- siga en el mismo plan. Y, ya en alta voz, pregunta al crecido grupo de espectadores:

-¿Qué pasa aquí?

-¡Nada! -le contestan-: Estamos de acuerdo con el Cabo.

-¡Ah! Bien. Ahora, lo que importa es que no haya violencias. Nosotros volveremos a La Coruña, y... ya les avisaremos.

Recogido el Puesto de Guísamo (incluso mujeres y niños) partió el autocar hacia La Coruña, dejando a los escopeteros del pueblo, esperando un aviso que no había de llegar.

Enfurecidos acaso por el engaño de que habían sido víctimas, tuvieron la mala ocurrencia de oponerse, al día siguiente, a un grupo de fuerzas que se dirigía a Betanzos, matando a un Guardia Civil, y haciéndose con ello, responsables de un delito que algunos habían de pagar con la propia vida.

(1) Habían enseñado ya la oreja los avanzados de Guísamo y sus contornos, expulsando al Párroco de Cortiñán, para convertir la rectoral en Casa del Pueblo, e intentando hacer lo mismo con los de Santa Marta y Guísamo.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

sábado, 17 de abril de 2010

Betanzos: sucesos de julio; fuerzas libertadoras.

La noticia de lo acaecido en África y de lo que estaba ocurriendo en España, puso en movimiento a las organizaciones obreras de Betanzos que, cumpliendo órdenes superiores y secundando las de las autoridades del F. P., se entregan a la requisa de armas, dentro y fuera de la población.

Los primeros en ser visitados por las patrullas de requisa, fueron acaso, D. Eliseo Barros Gamallo y el otro sacerdote que, como él, sabía ya -por experiencia- de la cultura y buenos modos de los visitantes. Estos sin embargo no fueron recibidos, y, como protesta a tal descortesía, comenzaron a disparar sus armas contra la casa-vivienda de los aludidos sacerdotes, y a lanzar contra ella cartuchos y más cartuchos de dinamita.

Los moradores no se asustan por eso, y continúan una larga resistencia que tiene entretenidos por varias horas a los revoltosos, salvando así a medio pueblo, de los efectos de la dinamita para él preparada.

Claro que, el valiente proceder de aquellos sacerdotes, fue espléndidamente recompensado:

Enterado el Alcalde López da Torre, del asedio de que estaban siendo objeto por parte de los rojos -temiendo que el movimiento revolucionario fuese a fracasar por precipitación- ordena a la Guardia Civil que acuda a desalojar a las turbas, lo que se efectúa sin grandes dificultades, aunque no con la facilidad con que se lleva a cabo el desalojamiento también de los sacerdotes que, en ser desalojados, quedaron ciertamente equiparados a los revoltosos; pero fueron en cambio objeto de distinción especial, al tratar de buscarles nuevo alojamiento: Los revoltosos... ¡que se las arreglen como puedan! Los sacerdotes... ¡a la cárcel!

Los días 19, 20 y 21, fueron días de concentración en Betanzos.

Las aldeas y parroquias circunvecinas habían volcado sobre la ciudad todo cuanto de malo y de cobarde (1) tenían en el censo de su población, y una gran cantidad de armas de lo más variado y pintoresco (2).

Calles y plazas aparecían completamente llenas de gente en armas, y la población de orden... parte recluida en sus casas, y parte huida a lugares más seguros.

En la mañana del día 22, la Guardia Civil del puesto de Betanzos, algunos elementos civiles y varios marinos a los que el Movimiento cogiera en aquella plaza, salieron -mandados por dos Alféreces de Navío sorprendidos también allí por la revolución, y dos sargentos del Ejército- y se adueñaron, después de algún paqueo sin importancia, del casco del pueblo y posiciones estratégicas, que habían de facilitar la entrada de una columna que de Coruña venía sobre Betanzos.

Antes ya de la llegada de estas fuerzas, los revolucionarios de Betanzos huyeron a la desbandada, dejando tras de sí muestras inequívocas de su salvajismo (3).

Quedaron sin embargo algunos, los más decididos, que desde unas barricadas levantadas en la calle de los Herreros y desde otros lugares, hostilizaron a las tropas de la columna libertadora, retrasando en una hora al menos su entrada en la ciudad, que, desde entonces, disfrutó ya de tranquilidad absoluta.

(1) Los malos acudían convencidos; los cobardes, obligados por el miedo.

(2) Escopetas de todas clases, pistolas antiguas y modernas, hachas, azadones, palanquetas, hoces, etc. etc.

(3) Saquearon e incendiaron luego el convento de San Francisco; colocaron dos potentísimas bombas en el puente nuevo sobre el Mandeo, y otra en el Puente del Ferrocarril, que no causó desperfectos.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

viernes, 16 de abril de 2010

Betanzos: estado social

De totalmente anárquica puede calificarse la situación por la que, hacía ya mucho tiempo, venía atravesando la ciudad de Betanzos.

Elementos de la C. N. T. -organización que predominaba en el Partido sobre todas las demás y en la que figuraban como principales dirigentes el "Purriños", Antonio Vázquez, el "Pintavacas" y el "Besugo"- comenzaron, en tiempos ya de las constituyentes, a poner en práctica su política de métodos y procedimientos terroristas, en la que no faltaron el asalto con explosivos (1), ni los boicots a comercios cuyos propietarios mantenían ideologías derechistas, ni el derribo y destrozo de cruceros, dando, junto con la nota de impiedad, la de una incultura a toda prueba que, si alcanzaba a los ejecutores, marcaba de una manera muy especial a las autoridades que lo consentían, cuando no lo instigaban (2).

A raíz de las elecciones de febrero, madurado ya el fruto de las prédicas ultracomunistas de Beade y comparsa, el 11 de marzo de 1936, se exigió en Betanzos a los propietarios de trigo, la entrega de un diez por ciento de la cosecha, que fue recogido por el Ayuntamiento y entregado a la C. N. T., encargada de hacer el reparto (3).

Entre los propietarios tan ingeniosamente atracados, figuraban las familias siguientes: Echevarría, Naveira, Naveira Pato, Condes de Taboada, Marqués de Figueroa, Castro Ares, Castro Miño, Barús, Montoto, Seoane, Dans Pita, Pita Caramés, Pita Espelosín, Leis Ponte, Lisarrague, Leis, Muiño, Otero Calviño, Maury Inglés, López Freire, González Bouza, Veiga Roel, Fernández Folla, Concheiro Folla, Curiel Rodríguez, Ares Teijeiro, Sánchez Díaz, Puente Pérez, Pérez Meás, Gómez Folla, Couceiro Núñez, Vda. e hijos de Ezequiel Núñez, etc. etc.

Por lo expuesto, se ve claramente que las organizaciones sindicales de Betanzos (4), si no habían entrado ya en Rusia, estaban muy cerca de sus fronteras. Pero... ¡hay más todavía!

Los camaradas de Betanzos, tan laboriosos que, cuando no tenían que hacer, se entretenían en derribar cruceros, no podían pasar sin salir a la calle el día 1º de mayo en conmemoración de la fiesta del trabajo, y... a la calle salieron. Y... después de monstruoso mitin (5), en el que tomaron parte juventudes socialistas y comunistas de dentro y de fuera de la localidad, no quisieron disolverse sin haber antes entonado un himno a la barbarie, aunque para ello tuvieran que echar mano de un pretexto macabro.

Cruzaba la plaza de García Hermanos un entierro, en el que, entre otras personas, figuraban como acompañantes del cadáver, D. Eliseo Barros Gamallo Cura-encargado de la parroquia de Santiago y otro sacerdote del pueblo.

Verlos los trabajadores marxistas y prorrumpir en groseros insultos contra ellos, fue todo uno.

Abucheados los pobres sacerdotes, abandonados de todos -hasta de los mismos que figuraban en la comitiva fúnebre, y que huyeron cobardemente dejando el cadáver en medio de la calle- y entregados a su suerte, buscaron refugio en el último piso de una casa que bien pronto fue rodeada por las turbas que, alocadas, manoteaban y rugían como panteras hambrientas y feroces.

Avisada la Guardia Civil, acude el Cabo del puesto con algunos números, y se consigue amansar de momento a la fiera, comprando su transitoria mansedumbre con la libertad de los sitiados, precio fijado por el Alcalde.

Los sacerdotes fueron detenidos, y llevados a la cárcel por la fuerza pública.

Una vez encerrados, la turba de manifestantes -agotada ya la vianda de la injusta detención- pedía más carnaza. Ahora protestaba airada en torno de la cárcel, porque no habían llevado a los detenidos "debidamente esposados". ¡Fútil pretexto, para continuar la algarada revolucionaria, con el asalto al "Liceo" y el incendio de todo su mobiliario!

La cosa tomaba mal cariz, y... era necesario proceder con energía.

Mientras fueron los curas el blanco de las iras marxistas... no había que apurarse. Podrían matarlos; pero..."en esto no había perjuicio de tercero" (6). Ahora sí. Cuando entran al "Liceo", y sacan los muebles a la calle, y les ponen fuego, y gritan y palmotean alrededor de la hoguera... ¡Ah! entonces... entonces hay que desplegar toda la actividad para cortar de raíz tales desmanes; hay que sacar toda la fuerza que haya en el Cuartel, y pedir además con toda urgencia refuerzos a La Coruña.

Así se hizo. Salió el completo de fuerzas de la Guardia Civil, y, bastó esto, para que huyesen revoltosos y alborotadores, y se restableciese la tranquilidad. Los refuerzos pedidos a La Coruña llegaron, pero... ya no hicieron falta.

¡Media hora antes, había que pactar con las masas, en vista de que "no era posible contenerlas"!... ¡Media hora después, se bastaba la fuerza de Betanzos, para dominar la situación! Pero... ¡qué barbaridad Sr. Alcalde!... ¡cuanto adelantan las ciencias!

Así las cosas en 1º de mayo, no es extraño que, a los dos meses, surgido el Movimiento Nacional, tropezase éste en Betanzos con una resistencia bastante seria, aunque del todo inútil.

(1) Fue asaltada la casa de Babío, entre otras, y el Garaje "Couceiro".

(2) Beade, primer alcalde de las constituyentes en Betanzos, daba con sus satélites frecuentes mítines en los que se injuriaba a la Religión, se aconsejaba a los paisanos que se abstuviesen de pagar las rentas, y a los colonos, que talasen los pinos de las tierras que llevaban en arriendo.

(3) El reparto de los 3.000 ferrados de trigo a que ascendió la incautación (11.300 k.), se hizo por los afiliados de la C. N. T. en su local social de la Casa del Pueblo, en donde, además de ondear la bandera comunista, colocaron un letrero ufanándose de que, merced a su golpe de audacia, se había arrancado del poder de los ricos, el trigo objeto del reparto.

(4) La U. G. T., la F. A. I. y las sociedades agrarias, hacían causa común con la C. N. T.

(5) Monstruoso, más que por el número de asistentes, por las monstruosidades que en él se dijeron.

(6) Tenían razón las Autoridades de Betanzos. ¿Cómo había de haberlo, si los curas no eran más que dos? ¡Para algo ha de servir la Lógica... del Frente Popular!

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

jueves, 15 de abril de 2010

Camariñas: sucesos de julio; autoridades.

En la noche del 18 de julio, la Guardia Civil, en virtud de anteriores acuerdos y órdenes del Jefe de línea, ante lo anormal de las circunstancias, se traslada a Corcubión en donde recibe órdenes de regresar a Camariñas, haciéndolo así en la madrugada del día 19.

Si tranquilo estaba el pueblo de Camariñas cuando lo abandonaron los Guardias, relativamente tranquilo continuaba cuando a él retornaron: observábase más movimiento, habían requisado comestibles, e hicieran una colecta de dinero. Esto era todo.

El día 20, surge una cuestión -real o imaginaria- que aprovechan los revoltosos para hacer un poco más de ruido del que hicieran en días anteriores.

Se dice por el pueblo, que el Sindicato de Puente del Puerto, el más exaltado de toda la demarcación, caería sobre Camariñas de un momento a otro, para, por la fuerza, trasladar al Puente el Ayuntamiento.

Los ánimos con esto estaban muy excitados, y el Comandante del puesto de la Guardia Civil D. Mariano Lera Soleta comunica con el Gobernador, enterándole del conflicto, y pidiendo instrucciones. El Gobernador contesta que sale un delegado de su autoridad para resolver el asunto y que, mientras tanto, la fuerza no se mueva del cuartel.

Efectivamente, no tardó mucho en presentarse el tal delegado, a arreglar acaso el asunto -pues no convenía al Gobernador que en aquellas circunstancias surgieran cuestiones entre lobos de la misma camada- pero... a inspeccionar más bien el ambiente revolucionario de la Comarca, y sobre todo a prepararlo. Ello se deduce de la conversación que hubo de sostener con la Guardia Civil de Camariñas, a la que procura halagar, diciéndole, que el Gobernador tenía en la Benemérita una confianza ilimitada, y... otros requiebros por el estilo.

Visitó luego los centros de la U. G. T. y de la C. N. T., asegurando a los obreros que el sindicato del Puente no había tenido nunca intenciones de perjudicar al pueblo de Camariñas, arrebatándole el Ayuntamiento.

-Hay que dejar esas cosas -termina- y unirse todos para defender la República.

Pocos momentos después, a las cuatro de la tarde de este mismo día 20, a las puertas del cuartel llega un coche de Corcubión, para trasladar de nuevo a la capital del distrito, la fuerza de Camariñas. Enterado el pueblo, arma un jollín espantoso, y amotinado, invade la carretera en un trecho considerable, cortándola además en Cedeira con piedras y árboles, para impedir la salida de los Guardias. Estos, en la imposibilidad de abrirse paso con el coche, deciden hacerlo con los fusiles si es necesario y, saltando a tierra, preparan las armas. Arma al brazo, intentan seguir a pie. Los hombres protestan, movidos por muy diversos y contrarios motivos, y las mujeres gritan, "que no quieren quedarse sin la Guardia Civil".

Al fin, se adelanta una comisión de obreros, y dice al Jefe de la fuerza, que ellos, los obreros, se encargaban de gestionar la permanencia de la fuerza en Camariñas.

-¡Muy bien! -le dice el cabo-: nosotros tenemos que cumplir las órdenes de nuestros jefes: Vdes. gestionen, y tan pronto como nos autoricen, regresaremos a Camariñas. Tal fue la base del arreglo.

Libre de obstáculos la carretera, los guardias marchan a cumplir con su deber, y los vecinos de Camariñas quedan a merced de unos cuantos revoltosos. Sin embargo, parece que el principal enemigo no estaba dentro... ¡lo tenían fuera!

No bien salieron los guardias, empieza a circular la especie de que los del Puente van a venir a Camariñas para incendiar las casas todas de la gente de orden, entre la cual se encontraban algunos elementos de izquierda pertenecientes a la U. G. T., que son los que, entre otras medidas de defensa, cortan la carretera, a lo que -según se ve- estaban en Camariñas muy acostumbrados, mientras otros, más desalmados aunque no tan responsables, registran la casa del Coadjutor de la Parroquia, amenazando a este con pistolas; van a la casa del Cura que por fortuna se hallaba ausente; colocan petardos de alarma por las noches, y hacen otras tonterías de menor importancia.

D. Jose Lema Mouro fue nombrado Delegado de Orden Público y luego alcalde, restableciendo con gran acierto la normalidad en la vida ciudadana, y promoviendo con entusiasmo y eficacia las milicias, que pasaron luego a Falange Española Tradicionalista.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

miércoles, 14 de abril de 2010

Camariñas: estado social

En julio de 1936, había en Camariñas dos sindicatos afectos a la C. N. T., el uno, y a la U. G. T. el otro. Este, nació con ocasión de los abusos e imposiciones de aquel.

La oposición de la C. N. T. a que trabajasen los obreros que no cotizasen en su sindicato, dio motivo a que, aquellos que no quisieron doblegarse a esta tiranía -ya porque no gustaban de los procedimientos de la Confederación, o ya porque veían el poco resultado práctico que de ella sacaban sus afiliados- se agrupasen para poder trabajar, en sindicato, que buscó la orientación y el apoyo del ugetista de Mugía, dando calabazas al de Puente del Puerto que, aunque más próximo, era mucho más avanzado.

No eran desconocidas las huelgas en Camariñas. Cuando no eran los trabajadores del mar, eran los de tierra que ocasionaban frecuentes conflictos. Merece notarse sobre todo, uno que surgió poco antes del Movimiento, y durante el cual, los huelguistas cortaron la carretera en el Campo de Insuela y en Cedeira.

La propaganda ultra-revolucionaria del Sindicato del Puente, y la acción satánica y demoledora del Maestro de Camelle, alcanzaron también a Camariñas, y formaron, con la destacada actuación de Jacinto Campaña y otros elementos del pueblo, un ambiente de indiferencia religiosa e insubordinación social, que insensiblemente iba contagiando a una gran parte del vecindario.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

martes, 13 de abril de 2010

Puente del Puerto: estado social; sucesos de julio; fotógrafos a la vista.

Entre los pueblos del partido, era Puente del Puerto el lugar en donde se acusaba con mayor virulencia la peste revolucionaria.

Hombres y mujeres... trabajadores de mar y tierra... estaban en gran parte contaminados por las frecuentes y descocadas propagandas comunistas de los maestros de Camelle, Javiña y el de Cereijo D. Luis Canosa, dirigentes y fundadores del sindicato de "Oficios y profesiones varias de Puente del Puerto" afecto a la U. G. T., aun cuando la mayoría de sus componentes simpatizaban con las ideas comunistas.

A partir de las elecciones de febrero, Puente del Puerto se transformó en foco revolucionario de toda la comarca.

Allí se celebraban con gran regocijo, disparo de bombas y puños en alto, las fiestas del trabajo y las más insignificantes victorias políticas del Frente Popular; allí se condimentaban siempre las huelgas con algún acto de salvajismo, como la destrucción efectuada en dos ocasiones, del pretil del puente, y el incendio de un depósito de maderas, propiedad de D. Norberto Rodríguez Buján; allí, por extraña paradoja fácil de explicar, las reuniones clandestinas se celebraban a pleno sol y en medio de la calle (1); allí se preparaban e instruían las milicias socialistas sin la más insignificante precaución, ni el más leve recato; allí, finalmente acudían a mitinear destacadas personalidades de la ultra-izquierda española, como el diputado comunista Maurín, que, el 17 de julio -iniciado ya el movimiento salvador de la Patria- truena en Puente del Puerto contra los generales facciosos, y proclama como lícitos todos los medios, aún los más bárbaros, para aplastar lo que él llama "rebelión del Ejército".

No cayeron en saco vacío las recomendaciones de Maurín.

El día 18 de julio funcionaba ya en Puente del Puerto un Comité revolucionario, compuesto por Rogelio Mazaeda Novais, Eladio Blanco, Francisco Tajes, Ángel Cabarcos, Gumersindo Lema, Constante Camba, Manuel Carracedo y Andrés Balsa.

¡Ordeno y mando!... eran las palabras con que comenzaba este Comité sus disposiciones, y... a la voz de "Ordeno y mando" del Comité, recorre las calles del Puente una numerosa manifestación con bandera y música, vivas a Rusia y Largo Caballero, puños en alto y cabeza descubierta en señal de máximo respeto; se requisan autos particulares hasta el número de cinco; se incautan de la casa Rectoral del Puente (2); asaltan la de Javiña haciendo explotar una bomba en su interior; intervienen explosivos, armas y municiones; se desplazan grupos armados; uno a Camariñas en donde amenazan de muerte al Coadjutor "si continuaba diciendo Misa"; otro de 180 hombres a Vimianzo en donde se posesionan del Castillo de Martelo, y otros a Camelle, Mugía y más pueblos comarcales, con objeto de avivar en ellos el espíritu revolucionario.

Todas estas cosas, y otras de menor importancia, efectuaron los revoltosos de Puente del Puerto, desde el día 18 al 26 de julio.

El día 26, enterados del paso por Vimianzo -camino de Corcubión- de una columna de la Guardia Civil y Falangistas mandada por el Teniente D. Rodrigo Santos Otero, a pesar de que contaban con armas y explosivos que habían preparado con objeto de resistir a toda fuerza que intentara dominarlos, salieron corriendo hacia Camariñas, en cuyo Puerto, intentaron hacerse con embarcaciones que los condujera a todos juntos mar adentro, ya que, mar afuera... no se podía soportar con el olor a pólvora.

No había en Camariñas las embarcaciones que ellos soñaran, o, si las había, no se las proporcionaron, en vista de lo cual, los más comprometidos, huyeron en botes por el mar, o se internaron en los montes.

El día 27 de julio, Puente del Puerto disfrutaba de la calma más absoluta. Los revoltosos habían huido. No era día de feria, ni se celebraba fiesta alguna; por eso... grande debió ser la sorpresa de parte de la población al ver llegar varios camiones abarrotados de gente: eran Guardias de asalto, civiles y soldados; pero no todos los reconocieron como tales. Algunas mujeres del pueblo, al ver que el camión que venía a la cabeza se detenía, corrieron a su encuentro, y parándose delante de él a muy pocos metros de distancia, unas se alisan el pelo, otras se estiran el delantal y adoptan otras, posturas más o menos fotogénicas, incomprensibles para los ocupantes del vehículo, hasta que, entre una de las mujeres del grupo y otra que permanecía alejada a un lado de la carretera, se entabla este corto diálogo:

-¡Ponte diante muller! -dice la del grupo.
-¿E logo? -contesta la otra.
-¿Non ves que son retratistas?...

La ingenuidad e ignorancia popular, habían tomado por máquina fotográfica, lo que no era más que una ametralladora que el camión de guardias de asalto llevaba montada en su parte delantera. A este camión seguía otro con Guardia civil y dos más con soldados del Ejército. Todos celebraron la ocurrencia de la buena mujer aquella, y pensaron acaso entre sí, que, en Puente del Puerto, más daría en aquellos momentos la profesión de fotógrafo, que el propio oficio.

(1) Lo hemos presenciado: más de 50 hombres se apretujaban formando corro alrededor del maestro de Camelle que, en medio de la carretera, daba cátedra en tono de clandestinidad, un día de feria en Puente del Puerto, tres días antes del asesinato de Calvo Sotelo.

(2) La convirtieron en domicilio del Sindicato, y pusieron en ella la bandera comunista, y... -¡cosas raras de nuestros revolucionarios!- pagaron 40 pesetas, a la persona encargada de trasladar los muebles del Cura.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

lunes, 12 de abril de 2010

Zas: Comité revolucionario; actuaciones del Comité en julio del 36.

En Zas, donde las luchas políticas revistieron siempre carácter de violencia, no podía pasar desapercibida la fecha del 18 de julio y siguientes.

Existiendo, como existían allí, numerosos caciques acostumbrados a mangonear el Municipio, sin sujeción a otras leyes que no fueran la propia conveniencia y el capricho propio, no podía esperarse contemplasen, impasibles y sin protesta, el advenimiento y la implantación de un nuevo orden de cosas, que traía por lema "Autoridad y Justicia". Así lo entendieron el alcalde Jorge Varela Rial, José Ferreiro Pardiñas depositario y concejal y Manuel Costa García presidente de I. R., que formaron en Zas un Comité revolucionario, encargado de orientar y dirigir los trabajos todos de auxilio a la rebelión.

De historial harto brillante, los tres, entre los conspícuos pueblerinos del F. P., confirmaron una vez más con sus nuevas proezas, el concepto que se habían conquistado con sus proezas anteriores.

El alcalde, Jorge Varela, enemigo acérrimo e inveterado de los fascistas -así llamaba él a toda persona de orden- suscribiera ya, con José Ferreiro, un acuerdo de la Corporación del día 4 de julio, en el que se decía que, "los elementos de orden, para saneamiento de la sociedad, deben ser eliminados completamente de ella"; Ferreiro Pardiñas, pensaba siempre a compás de lo que pensaba el alcalde y su otro camarada de Comité; y Costa García, apóstata y masón, se vanagloriaba de tener a sus hijos sin bautizar, y aconsejaba que quemasen las iglesias, que plantasen patatas en los cementerios, y se eliminase a toda persona de orden.

Tal era el triunvirato de la revolución marxista en el Municipio de Zas.

El día 20 de julio, el alcalde, que estaba en comunicación con el Gobernador, invitó al pueblo de camaradas a que se armase, con objeto de acudir a La Coruña a ponerse al lado de las fuerzas leales del Gobierno, al mismo tiempo que Costa García, redactaba y mandaba repartir una hoja -suscrita también por José Rodríguez Gómez, secretario de I. R.- en la que se invitaba a los vecinos a que acudiesen al Ayuntamiento, para defenderlo "de los inquisidores fascistas".

Con todo, tanto la invitación del alcalde como la proclama del Costa Rodríguez Gómez, no debieron dar gran resultado, por cuanto que, hubo necesidad de nombrar agentes reclutadores, entre los que figuraba, como uno de los principales, Manuel Díaz Martínez.

Por fin, pudieron llegar a reunir un pequeño grupo de gente armada, que cargaron en el camión de un tal Esmorís, y mandaron con dirección a La Coruña, a donde no arribó, por haber recibido en Bayo órdenes de retornar a su base, con gran contento de un parte de los escopeteros, a quienes no acababan de convencer las arengas y soflamas bélicas que, durante el recorrido de Zas a Bayo, les iba administrando el galleguista Cereijo.

En Bayo, pues, y casi a las puertas de casa, finalizó la historia de la flamante columna, que los rojos de Zas enviaban al Gobernador de La Coruña.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.

domingo, 11 de abril de 2010

Vimianzo: sucesos de julio; asalto al Castillo; principales dirigentes; primeras Autoridades.

Fácilmente se comprenderá por lo anteriormente expuesto, que había en Vimianzo elementos perturbadores interesados en el fracaso de todo movimiento, encaminado a restablecer el orden y la justicia social. Por eso, conocido el levantamiento de África, son de los primeros en acatar todas aquellas órdenes que, por "Unión Radio", transmitían los asesinos de España con títulos de Ministros de la República, y de los primeros también en adoptar las medidas todas que, por el mismo conducto, proponían los jefes supremos de las organizaciones obreras: órdenes, de "no trabajar"; de concurrir a los centros de las sociedades -nunca las tabernas se vieron tan concurridas- ; requisa de armas, hombres y vehículos; manifestaciones, gritos, puños en alto y... en Vimianzo, nada más, hasta el día 22.

El día 22, a pesar de estar ya casi por entero dominada la provincia, ellos -que no tienen otra clase de información más que la que les proporciona la Radio del Hº. Secretario , aferrada sistemáticamente a la onda de Madrid- suspenden en sus cargos al Juez municipal suplente, al Fiscal, al Administrador subalterno de tabacos, a los expendedores de tabaco y carteros, nombrando para sustituirlos, personas de toda solvencia republicana y plena confianza de la Corporación.

Esto, no era suficiente. Había que dar ante el pueblo mayor sensación de poder, y el mismo día 22, entre cinco y seis de la tarde según se consigna en el acta notarial levantada el día 25 por D. Rafael Cabanillas, invadieron violentamente el castillo, propiedad de los Sres. D. Ramón y Dª. Mercedes Martelo de la Maza.

Un grupo de unos cien individuos, siguiendo al Secretario, al Alcalde y a casi todos los concejales, se dirige al castillo, fuerzan las puertas e invaden el edificio, del que se posesionan, colocando en sus torres la bandera roja escoltada por la republicana y la socialista ¿Qué pretendían? Primeramente, lo que ya dijimos: dar ante el vecindario la sensación de que ellos eran los que mandaban, y después... adquirir, a costa de aquel "acto de valor", un edificio para Casa Consistorial, decían ellos, o una cárcel para prisión de las personas honradas que figuraban en la lista negra, decimos nosotros, conocidas, por informaciones muy fidedignas, las secretas intenciones de los primates, cuyos nombres damos a continuación, aún seguros de repetirnos en algunos de ellos. Eran éstos:

D. Andrés García Ferreiro, defensor acérrimo de la Guardia Civil, a la que motejaba constantemente, y gran amigo de los curas, de quienes decía: hay que matarlos a todos; Manuel Albores Gándara, a quien el ansia de figurar arrastró a hacerse responsable, y acaso a creerse también autor, de atropellos e ilegalidades propuestos por la pérdida del Secretario; Víctor Vázquez Varela, prototipo del perfecto fariseo, que procuraba disimular sus verdaderos sentimientos, con profundas inclinaciones y saludos ostentosos ante el Cristo de las encrucijadas; José Albores Gándara, alcalde del F. P.; Francisco Lema Sendón, afiliado, según públicamente se dice a la Masonería; Alejandro Lema Trillo; Manuel Lorenzo; Antonio Lastres López y un tal Segundo (a) O Xalleiro.

Algunos de éstos, han visto ya ante Dios la verdad que le ocultaban los hombres; otros, están bajo la acción de la Justicia, y otros que a ella escaparon, maldiciendo estarán sin duda, a los causantes de su destierro.

Afianzada en Vimianzo la normalidad con un simple paseo de fuerzas del Ejército y Guardia Civil, fue nombrado Delegado de Orden Público, y Alcalde más tarde, D. José Rivera Graíño, que acertadamente dirige el Municipio, al recoger nuestra información.

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Texto procedente de la obra del canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, Revdo. P. D. Manuel Silva Ferreiro, Galicia y el Movimiento Nacional: paginas históricas, 1938.